“Sunflowers gone to seed”, Vincent van Gogh
La alternativa «o… o» (o esto o aquello) no encuentra representación ninguna en el sueño el cual acostumbra acoger todos los elementos que la componen, despojándolos de su carácter alternativo. El sueño de la inyección de Irma nos da un clásico ejemplo de esta conducta del fenómeno onírico. El contenido de las ideas latentes de este sueño es como sigue: no soy responsable de que Irma no experimente mejoría alguna en sus sufrimientos; ello depende o de su resistencia a aceptar mi solución o de las desfavorables circunstancias sexuales en que vive (y que no me es posible modificar) o de que su enfermedad no es de naturaleza histérica, sino orgánica. Pero el sueño realiza todas estas posibilidades, casi incompatibles, e incluso no vacila en añadir a ellas otras más, tomándolas del deseo onírico. La alternativa hemos tenido, pues, que introducirla nosotros en el conjunto de las ideas latentes después de la interpretación.
Así, pues, allí donde el sujeto del sueño introduce en el relato del mismo una alternativa: era un jardín o una habitación, etc., no muestra el sueño tal alternativa, sino simplemente una yuxtaposición, y lo que al introducir la alternativa queremos significar en nuestro relato del sueño es la vaguedad e imprecisión de un elemento del mismo. La regla de interpretación aplicable a este caso consiste en situar en un mismo plano los diversos miembros de la aparente alternativa y unirlos con la conjunción copulativa «y». Veamos un ejemplo: después de esperar en vano durante algún tiempo que un amigo mío me comunicase las señas de su hospedaje en Italia, sueño recibir un telegrama en el que me las indica, viéndolas yo impresas en tinta azul sobre la blanca cinta telegráfica.
La primera palabra aparece muy borrosa y puede ser:
o vía
o villa, la segunda palabra, clara, es Sezerno
o incluso (casa).
La segunda palabra, de sonido italiano y que me recuerda nuestras discusiones etimológicas, expresa también mi enfado por haberme mantenido oculto mi amigo su paradero durante tanto tiempo. Cada uno de los miembros de la terna propuesta para la primera palabra se revela en el análisis como un punto de partida, independiente e igualmente justificado, de la concatenación de ideas.
En la noche anterior al entierro de mi padre sueño ver un anuncio impreso -semejante a los que en las salas de espera de las estaciones recuerdan la prohibición de fumar-, en el que se lee la frase siguiente:
Se ruega cerrar los ojos
O esta otra:
Se ruega cerrar un ojo.
Esta alternativa la podemos representar así:
Se ruega cerrar los/un ojo (s).
Cada uno de los dos textos posee un sentido particular y nos lleva, en la interpretación, por caminos que le son peculiares. Para el entierro y los funerales de mi padre había yo elegido el ceremonial más sencillo posible, pues sabía cuáles eran sus ideas sobre este punto. Pero otras personas de mi familia no estaban conformes conmigo y opinaban que tan puritana sencillez había de avergonzarnos ante los concurrentes al duelo. Por esta razón, ruega uno de los textos del sueño «que se cierre un ojo», o sea, según el sentido de esta frase familiar, que seamos indulgentes para con las debilidades de los demás. El significado de la vaguedad que al relatar el sueño describimos con una alternativa resulta aquí fácilmente comprensible. La elaboración onírica no ha conseguido hallar un texto único, pero de doble sentido, para la expresión de las ideas latentes, y de este modo se separan ya en el contenido manifiesto las dos principales series de ideas.
Las alternativas, difícilmente representables, quedan también expresadas en algunos casos, por la división del sueño en dos partes de igual amplitud.
La conducta del sueño con respecto a la antítesis y la contradicción es altamente singular. De la contradicción prescinde en absoluto, como si para él no existiese el «no», y reúnen en una unidad las antítesis o las representa con ella. Asimismo se toma la libertad de representar un elemento cualquiera por el deseo contrario a él, resultando que, al enfrentarnos con un elemento capaz de ser contrario, no podemos saber nunca, al principio, si se halla contenido positiva o negativamente en las ideas latentes [Nota 296: Un trabajo de K. Abel titulado El sentido contradictorio de las palabras primitivas, 1948, me reveló el hecho sorprendente, confirmado por otros filósofos, de que los idiomas más antiguos se comportan en este punto idénticamente al sueño. Al principio no poseían sino una sola palabra para designar los contrarios que constituían los extremos de una serie de cualidades o actividades (fuertedébil, viejojoven, lejoscerca, unirseparar), y no construyeron sendas designaciones para los dos contrarios, sino seguramente por medio de ligeras modificaciones de la primitiva palabra común. Abel señala ampliamente esta particularidad en el antiguo egipcio y muestra también restos de un idéntico desarrollo en los idiomas semitas e indogermanos].
Sigmund Freud
“El trabajo del sueño. Los medios de representación del sueño”
La interpretación de los sueños