Son muchas las secuelas derivadas del acoso escolar, aunque algunas son más profundas que otras y llegan a marcar la vida de los niños, sufriendo sus consecuencias en edad adulta, depresión, ansiedad e incluso pensamientos suicidas. Estas son algunas de las conclusiones que se desprenden de este nuevo estudio realizado por expertos en psiquiatría de la Universidad de Duke (Estados Unidos).
A diferencia de otros estudios en los que se ha analizado cómo afecta el acoso escolar a corto y medio plazo, en esta nueva investigación se ha realizado un seguimiento a niños que sufrieron acoso escolar en su momento, hasta que han cumplido más de 20 años de edad, la finalidad era poder constatar que las consecuencias y secuelas de haber sido víctimas, persistían a pesar de haber pasado los años. Los investigadores constatan que las secuelas del acoso escolar se mantienen, algunos adultos que lo sufrieron tienen un mayor riesgo de padecer diferentes trastornos asociados a la ansiedad. Pero no sólo sufren más problemas los acosados, también los acosadores, según los expertos, en edad adulta se sienten más deprimidos y tienen deseos de autolesionarse, algunos como hemos indicado, llegan a pensar en el suicidio.
Para los psiquiatras, la solución que se debe adoptar es muy clara, intentar crear cultura y conciencia en las escuelas para que no se permita que se produzca ningún caso de acoso escolar, centrándonos en la raíz del problema, se podrían evitar muchos problemas a corto y largo plazo, niños más felices capaces de desarrollar su actividad sin que problemas como la ansiedad o el estrés les pasen factura. En este estudio los especialistas recabaron información de más de 1.400 niños con edades comprendidas entre los 9 y los 13 años, se realizaron una serie de entrevistas anuales a padres e hijos hasta que éstos cumplieron 16 años de edad. A partir de ese momento se siguieron realizando entrevistas pero más espaciadas en el tiempo.
A los niños se les preguntó si habían sufrido acoso escolar o si habían sido acosadores, un 26% de los niños afirmaron haber sido víctimas, un 9’5% reconoció haber sido acosador, evidentemente resulta más difícil reconocer que se ha sido acosador y quizá el número podría haber sido más elevado. En todo caso estos datos permitían hacer un estudio profundo sobre las secuelas del bullying a largo plazo. Tras pasar los años, los niños ya adultos fueron nuevamente entrevistados (un total de 1.200), especialmente se pretendía conocer el estado psicológico. En ambos casos, víctimas y acosadores, tenían un mayor riesgo de sufrir problemas psicológicos como la agorafobia, la ansiedad generalizada o los trastornos depresivos entre otros, en comparación con quienes manifestaron no haber sido acosadores o acosados.
Otro dato interesante, algunos niños sufrieron acoso y además fueron acosadores, este grupo tenía los mismos riesgos citados anteriormente, pero con el añadido de que tenían un nivel más elevado de pensamientos suicidas. Los investigadores debían determinar que los problemas psicológicos y otros problemas como los trastornos antisociales, estaban vinculados directamente con el trato recibido en la infancia, por ello se tuvieron en cuenta otros parámetros como el entorno familiar, el nivel socio económico u otros problemas que podían haber sufrido fuera del colegio.
Para los investigadores son conclusiones definitivas, muchos problemas de salud mental se gestan en la infancia, de ahí que se recomiende encarecidamente que se aborde el problema en esas etapas. Se deben implicar educadores, padres e instituciones, no se debe ignorar a acosadores ni acosados, en ambos grupos el riesgo de no tener una salud mental óptima es elevado, evitar el bullying mejorará la salud a nivel personal pero también la de la sociedad. Puedes conocer todos los detalles del estudio a través del artículo publicado en Jama Psychiatry.