Lo que hemos denominado función ejecutiva en la anterior entrada sirve para cualquier acción, ya tenga como resultado la elaboración de un objeto, o la acción misma. Esta función ejecutiva considerada genéricamente debemos considerarla común a todo ser vivo, en la medida que hace algo para reproducirse, o alimentarse... El grado de ejecución de los organismos es muy diverso, y la influencia de un periodo de aprendizaje (en aquellos seres vivos que el aprendizaje tenga algún papel en su desarrollo) para llevar a cabo esta función también es diversa. Por ejemplo, todo el sistema de conducta de un pájaro que realiza un nido no es aprendido sino que por así decirlo, tiene el nido programado en sus genes y ante un tipo de estímulo concreto se activa esta capacidad. En el caso de otros animales que aprenden a usar algunos objetos como una piedra para romper frutos, como puede ser algunos grupos de chimpancés, supone una capacidad que no está programada completamenete en los genes, por lo que hay mecanismos innatos pero abiertos a su configuración por el aprendizaje. Esta función ejecutiva más o menos aprendida viene a resolver los problemas con que un individuo o individuos de una especie resuelve los problemas que se le plantean en relación con el medio. Sin embargo, el género Homo y quizá algún Australopitecus hacen algo distinto, que aunque la función ejecutiva msma no parece que sea diferente algo ha cambiado. El cambio consiste en que estos individuos responden a los problemas que le plantea el medio con la fabricación de herramientas, pero añadiendo la peculiaridad de que estas herramientas son conservadas. Lo que se está conservando es una solución al margen de los problemas presentes.
Un pájaro también tiene en su adn la solución a un problema futuro, o chimpancé también ha adquirido la capacidad de fabricar herramientas para un problema futuro, pero lo que hace un miembro de las distintas especies del género Homo es conservar en un producto externo esa posibilidad de solución a un problema futuro. Por tanto la naturaleza configura soluciones para problemas que se presentarán, algunos animales adquieren habilidades que le permitirán lo mismo, pero sólo los del género Homo fabrican y producen artefactos que serán las soluciones a problemas futuros.
Este cambio es crucial aunque puede también verse como cierta continuidad de lo que la naturaleza hace con nosotros o con las especies (naturaleza significa aquí selección natural), reescribe el adn como las nuevas soluciones para problemas nuevos, pero en el caso de la conservación de herramientas la selección natural comienza a ser selección artificial. A la función ejecutiva hay que añadir la función normativa, específicamente humana (pero que abarca a todo el género Homo) que consiste en desarrollar la conducta reglada, aprendida pero a partir de las herramientas, las cosas que se comparten, y lo normativo no supone tanto, una nueva relación entre la naturaleza, el medio, y las cosas (y digo cosas porque cuando se conservan las herramientas pueden conservarse cosas que no han sido fabricadas, y no como las cosas que conservan cuervos) sino una relación entre los individuos a partir de las cosas conservadas, normativo, entonces, remite a las primeras comunidades humanas, al primer artificio. La diferencia radica en la conservación de las herramientas permite la relación entre los individuos distinta al juego, al apego, a la colaboración en la caza o recolección. La relación consiste en compartir un espacio de reglas de conducta o de praxis en la que su ejecución depende enteramente del individuo que la lleva a cabo en sentido pleno. El individuo en estas especies está desarrollando toda su capacidad de ser uno frente a los de su especie, pero para ello ha producido un espacio propio de relación entre ellos, el espacio normativo, que lo diferencia de lo natural.