Revista Psicología

“Las sombras alargadas de los ex” por Ana

Por Saval

Aprovecho este domingo para recuperar una tradición. Esta chica me mando un mail el otro día que quería aparecer y yo soy muy de cumplir órdenes. También de darlas (el viernes os obligaba a follar). Me gustan sus paranoias sobre los ex. Eso sí, un consejo. Espero que la especulación se quede solamente sobre el papel, la vida esa acción y seguir adelante. Si os fijáis casi siempre escriben chicas y eso, es bueno. Allá va:

 

Las sombras alargadas de las/los ex maravillosos, espléndidos, perfectos. Esos que un día decidieron marcharse dejando el listón alto (bueno a los que por uno u otro motivo tenemos la autoestima en grado 4, su simple existencia nos la pone a -5). ¿Realmente se van? A veces cuando te miro y tus pupilas se clavan en mi cara siento miedo. Miedo a que jamás vuelvan a mirarme, miedo a que mires con mirada nublada esa que no es clara del todo, que te devuelve a otro tiempo, a otros ojos, a otro yo. A veces cuando te miro y te observo perdido con el mirar en ninguna parte, tengo miedo a que tu cabeza esté allá, cruzando días, horas y años y por un segundo, tan solo por uno, el corazón te de un requiebro y los pies dubitativos vuelvan a aquello. A veces cuando te miro y veo el dolor en tus palabras, la añoranza en tus gestos, la pena en tu alma, tengo miedo a que la dignidad pueda a la emoción, que la cordura pueda al sentimiento que la realidad se te presente opaca y no te dejen ver, que no soy yo, que es ella. Y ese miedo me vuelve pequeña y mediocre, me baja a lo más profundo de mi, y no me veo digna de nadie, y no me veo digna de ti. Y a veces sin embargo, el amor vence a mi miedo, y hace que crea, y amándote a veces CREO.


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