Si hay un prototipo de mujer que pareció conquistar los corazones del españolito medio en los sesenta, son sin duda las suecas, pero…¿qué hay de mito y qué de realidad?
A todos se nos viene a la mente las películas de la época donde actores como Alfredo Landa paseaba por las playas de Torremolinos conquistando preciosas nórdicas.
Una imagen que el cine ha reflejado en cientos de ocasiones hasta casi convertirse en un género.
Lo cierto es que la mujer nórdica se convirtió en un referente sexual. Rubias, altas, de ojos azules y con unos esculturales cuerpos.
¿Pero realmente las suecas de la época eran mujeres más promiscuas que las españolas? Erika Lust, escritora y directora de porno lésbico nos da algunas pistas.
“El mito de las suecas sexys se debe a que entre otras actrices, Greta Garbo, Ingrid Bergman o Anita Ekberg, fueron todo un fenómeno mediático que desde la gran pantalla llegó a millones de hombres que además de admirar su belleza, encontraron en ellas a su gran referente sexual”
Bien es cierto que ellas mismas protagonizaron “escándalos” con su comportamientos privados. Eran mujeres mucho más liberales que las del resto de países, y lo que hacían con su vida íntima chocaba con las costumbres de la época.
Para la escritora, las suecas de la época se podían definir como un cóctel entre algo de mujer guerrera, un poco de campesinas inocentes, y mucho de feministas liberadas. Y esto claramente no se correspondía ni con las españolas, ni con casi ninguna europea.
Erika Lust cuando visitó España comprobó la imagen que de las suecas se tenía en nuestro país. “Mientras en los sesenta un gran número de países occidentales aún estaban bajo dictaduras o regímenes totalitarios, en Suecia se empezaba a ver cada vez más el cuerpo de la mujer y del hombre. Por esta razón se calificó a las suecas de promiscuas o incluso fáciles”.
De hecho fueron las primeras en venir a nuestras playas en busca del sol y lucir insinuantes bikinis. Y escandalizar a más de uno cuando podían ver la lencería erótica que se escondían tras sus sugerentes y escotados vestidos de noche.
También alude a la educación de la mujer de su país, donde desde bien jovencitas se les enseña a colocar un preservativo en dildos de yeso, o a conocer las ventajas de los juguetes eróticos.
A todo esto hay que sumarle un estudio de la Universidad de Toronto (Canadá) donde se comprobó que hombres de todas las razas prefieren como compañeras sexuales a mujeres de piel blanca, cabello rubio y ojos azules. Se asocia la palidez y el color rubio de su pelo a características como la inocencia o la vulnerabilidad y la fertilidad.
También sobre los ojos azules está comprobado que se revela antes lo que la mujer siente, y la dilatación de sus pupilas son claramente signos de excitación e interés sexual.
Las suecas no sólo deslumbraron en la Costa del Sol, sino que se convirtieron en todo un referente sexual en casi todo el mundo.
Pero de ahí a que los españoles “triunfaran” con ellas, va todo un abismo.