Retake with Evidence, 2007, Proyección de vídeo
©James Coleman - Fuente
El arte, en su camino por el siglo XX, se fue abriendo paso y acompasando su marcha con la de una sociedad cada vez más trepidante y deseosa de disfrutar de una cultura que facilitase su consumo pero que a su vez satisficiese su deseo de implicación con los problemas cada vez más acuciantes que tenía que soportar. A la vez que la tecnología se convertía en asunto que progresaba geométricamente, cada vez más veloz, cada vez más desafiante, el arte fue comprendiendo la necesidad de tomar las riendas de su propia creación ofreciendo una respuesta adecuada a las nuevas necesidades de la vanguardia más creativa y alternativa.
Los nuevos caminos del arte
Las nuevas tecnologías proporcionaron el campo de experimentación de todo aquel artista que desease innovar e investigar en un mundo cada vez más tecnificado. El marco tradicional del mundo artístico se pervertía una vez por todas, culminando un proceso que se había iniciado a principios de siglo. A partir del desarrollo técnico, el creador empezó a experimentar las nuevas posibilidades del vídeo, de la fotografía y de todos aquellas posibilidades que la modernidad iba poniendo a su paso… hasta culminar en las actuales creaciones del Net – art o el uso de los medios digitales y virtuales. Ahora el arte exigía nuevas responsabilidades que ya no podían recaer únicamente en el artista; exigía la participación plena del espectador – observador, que así pasaba de su función meramente pasiva y receptora de la obra a su papel como agente productor implicado de forma total en el proceso creativo: performance, instalaciones… solicitaban un público comprometido dispuesto a saltar las barreras que tradicionalmente el arte impone para sumergirse de lleno en la obra y formar parte de ella.
Fotografía: Luis Pérez Armiño
El arte de la segunda mitad del siglo XX inició una andadura revolucionaria en diversas direcciones. Todo era susceptible de convertirse en arte, incluidos el propio artista y el espectador. Por otra parte, las nuevas tecnologías abrían multitud de posibilidades, casi infinitas, con las que el artista podía explorar constantemente.
James Coleman reúne estas dos tendencias. A través de sus video – instalaciones reflexiona acerca de lo permanente, de las relaciones con la realidad y su construcción a través de la percepción, de la imagen, la identidad. En su obra se entreteje realidad y ficción tomando como materiales sensibles gran cantidad de referencias, desde el folk tradicional irlandés a la literatura, referencias teatrales, cultura popular… para reflexionar y hacer reflexionar al espectador sobre el paso del tiempo, la memoria, la degradación del hombre. El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía recoge por primera vez una gran retrospectiva sobre el artista irlandés, desde el 25 de abril al 27 de agosto de 2012. Fietta Jarque recoge las palabras de James Coleman en la edición digital de El País del 21 de abril de 2012, 'Antes no quería pensar en una retrospectiva y ha terminado por parecerme una buena idea ver, revisar —y mostrar— la mayor parte de mi obra'
Luis Pérez Armiño
Más información en la página Web del Museo