El diario El Confidencial Digital ha realizado un escueto resumen de las principales teorías “conspiranoicas” acerca de los atentados de Boston. Las repasamos
MUNDO.-La historia de EE.UU. está tristemente unida a la manipulación de la conciencia colectiva de los ciudadanos de aquel país. Ejemplos dramáticos sobre cómo el Gobierno estadounidense puede llegar a sacrificar a sus propios ciudadanos están en algunos casos muy documentados. Sirva como ejemplo, el supuesto ataque al acorazado Maine. El Maine es conocido por su catastrófica pérdida en el Puerto de la Habana en la mañana del 15 de febrero de 1898. Fue enviado para proteger los intereses de los ciudadanos estadounidenses durante la revuelta cubanas contra España. Estalló de repente, sin previo aviso, perdiendo la vida en la explosión tres cuartas partes de su tripulación. Las causas de la explosión quedaron claras en una comisión de investigación, pero la opinión pública estadounidense, avivada por las proclamas incendiarias de la prensa amarillista estadounidense realizadas por William Randolph Hearst y Joseph Pulitzer, culpó a España. La frase "¡Recordad el Maine, al infierno con España!" ("Remember the Maine, to Hell with Spain!") se convirtió en un grito para quienes clamaban por la guerra, que se materializó en la Guerra hispano-estadounidense ese mismo año. Aunque el hundimiento del Maine no fue la causa directa de la confrontación, sirvió como catalizador, acelerando el desarrollo de los acontecimientos. La historia ha demostrado que España no atentó contra el buque, sino que la explosión fue provocada por los propios EE.UU. Otro de los ejemplos más documentados puede ser la “Operación Northwoods", un plan del Ejército estadounidense de 1962 que pretendía generar apoyo del pueblo para una acción militar contra la Cuba de Fidel Castro. Finalmente no fue levado a cabo. Uno de los aspectos que hay que tener en cuenta es la fuerte influencia de la opinión pública que existe en el país. Por ello, antes de llevar a cabo una intervención militar en una región, debe darse una serie de premisas iniciales, a saber: contar con una superioridad militar clara, apoyo internacional –o solicitud de la ciudadanía de la zona a intervenir- y contar con el beneplácito de la opinión pública estadounidense. Aunque parezca algo irrisorio, no lo es. La historia ha demostrado que si alguno de estos elementos no se cumple, los efectos deseados en dicha intervención son nefastos. Sirva como ejemplo Vietnam o Irak. Así pues, pensar que estos atentados, como ocurriera en su momento con las Torres Gemelas, son el catalizador apropiado para llevar a cabo una intervención militar, no es descabellado. Pero pasemos a las teorías de la Conspiración referentes a las explosiones en Boston. Fotografías en las que aparecen personajes extraños que portan objetos, y aspecto militar, la coincidencia con el debate sobre el control de armas en EE.UU., o la idea de una guerra para avivar la economía del país, son algunas de los factores más interesantes. El diario El confidencial digital, reunió hace unos días estas teorías y las expuso a la opinión pública. Nosotros nos hacemos eco de ellas y te las presentamos. Una fotografía que apareció publicada en el rotativo The Guardian, llamó en su momento la atención ya que atestiguaba la presencia de un grupo de personajes con semejante atuendo corriendo de espaldas durante los primeros minutos del atentado. En su espalda pueden leerse las siglas ‘CST’ - Civil Support Team, Equipo de Asistencia Civil. El tema de estas siglas se debe a que gran parte de las personas que pertenecen a este equipo han recibido formación en la compañía ‘Craft’, una empresa privada dedicada al entrenamiento para militares. Pese a que se trata de un cuerpo de voluntarios civiles que son movilizados cuando se presenta un evento de mucha afluencia en el que pueda producirse alguna emergencia o atentado de gravedad, llama la atención, no solo su presencia, sino también el equipamiento con el que contaban para detectar restos de radiactividad o elementos químicos en caso de ataque. Según se publicó antes de los atentados, aquel día se había movilizado en Boston un pequeño grupo de voluntarios del CST. Parece, por tanto, que los ‘sospechosos’ son en realidad integrantes de un grupo de actuación ante emergencias, y la fotografía del supuesto ‘detonador’ en manos de uno de ellos es un medidor Geiger de radiactividad. Sin embargo, otras imágenes sitúan a varios de estos hombre justo en el lugar de una de las explosiones, y cómo se retiran de la zona solo unos minutos antes de la detonación. En el siguiente croquis gráfico pueden ver la secuencia cronológica de la presencia de estos voluntarios del CST.
Sobre las víctimas también pesa la duda, sobre todo en una de ellas, pues su imagen dio la vuelta al mundo y se convirtió en portada de cientos de diarios. Hablamos de Jeff Bauman, quien supuestamente perdió las dos piernas y su fotografía, siendo evacuado en silla de ruedas del lugar, como decimos, se convirtió en la imagen de la desolación. Al recuperarse en el hospital, Bauman dio detalles al FBI sobre algunas personas sospechosas que finalmente fueron identificadas como los hermanos Tsarnaev. Sin embargo, para entonces ya era protagonista de una nueva teoría de la conspiración: Bauman era, en realidad, un “actor”. Circulan por internet numerosos vídeos en los que incluso se asegura que Bauman se llama en realidad Nick Vogt y es un militar que sufrió una amputación durante una misión en Afganistán. Alegan que en la secuencia fotográfica tras el atentado puede vérsele mover con agilidad sus muslos,o que no había sangrado lo equivalente a sus heridas. El padre de Bauman compareció ante los medios de comunicación para negar todas estas historias y exigir respeto por su hijo, aún en recuperación. En realidad, el cuerpo humano contiene muy poca sangre, por lo cual, si una persona perdiera ambas piernas en una explosión, no solo entraría en schock -además de perder el color de su piel debido a la pérdida de sangre- sino que además vomitaría sangre entre otras cosas.