Revista España
Aseguran que el emperador Julio César fue uno de los primeros en tomar sus aguas.
El balneario de Carratraca, romántico y poético donde los haya, reabre sus puertas en el interior de Málaga a modo de hotel de lujo. Hay pocos lugares en el interior de esta bella provincia que posean tanto embrujo.
Las aguas de Carratraca son sulfurosas, arsenicales y radiactivas, y manan de las profundidades de la tierra a una temperatura constante de dieciocho grados. Están indicadas para mejorar la salud y disponer el cuerpo al descanso y la relajación.
La historia recuerda que los romanos dejaron monedas con las efigies de Tiberio, Claudio y Julio César en un yacimiento próximo al pueblo conocido como La Glorieta.
Los árabes conocieron las bondades de este lugar, pero el pueblo vivió su apogeo a principios del siglo XIX en torno a un cortijo conocido como el de Aguas Hediondas.
Allí se sabe que hubo un balneario y una pequeña ermita edificada en el siglo XVIII donde los viajeros oraban a una pequeña Virgen. (El Mundo)