Puesto porJCP on Jun 5, 2013 in Crítica
Si el pueblo estadounidense puede entender las verdaderas intenciones de la ley Dodd-Frank, estaría a la mitad del camino de entender que el verdadero enemigo de la humanidad es el imperio británico, con su política de genocidio deliberado. Cualquier que tome en cuenta lo absurdo de las políticas de rescates financieros para la banca, “internos” y “externos”, integrados en la ley Dodd-Frank y en la emisión cuantitativa de la Reserva Federal, puede ver fácilmente que ni todo el dinero junto que tienen planeado saquear, ni siquiera se acerca a cubrir los más de mil billones de dólares en puras deudas de casino que se ha acumulado desde el 2001.
La verdadera intención de estas medidas piratas es el genocidio. No hay que hacerse conjeturas sobre la reina de Inglaterra. La política de la corona británica es desaparecer a por lo menos el 80 por ciento de la raza humana de la manera más rápida y eficiente posible. Es cuestión de vida o muerte que los estadounidenses entiendan la naturaleza de esta bestia oligarca conocida como imperio brutánico. Para facilitar esta premisa vital, LPAC va a producir una serie de gráficas sobre la verdadera naturaleza del imperio británico, desde des la perra reina para abajo hasta sus herramientas más humildes como Barack Obama, Tony Blair, Al Gore, etc., que ocupan los puestos más bajos del infierno.
La estructura del imperio empieza en la cima con la corona. La reina ejerce actualmente el poder sobre un vasto imperio global. Bajo la Mancomunidad Británica, más de 50 naciones, que ocupan la tercera parte de la superficie del planeta y la tercera parte de la población, y un porcentaje mucho mayor de los minerales estratégicos vitales y de los recursos energéticos, están bajo control de la corona. En 16 países, la reina es la soberana absoluta.
Esta estructura formal del imperio es solo uno de los tentáculos del poder global. La City de Londres es el cuartel general de un sistema financiero global que se extiende a cada continente, con paraísos fiscales extraterritoriales. Es el sistema de las finanzas oligárquicas privadas que constituye el sistema dominante en el planeta. Desde que se desmanteló el Sistema de Bretton Woods y la ley Glass-Steagall de Franklin Roosevelt, todas las instituciones financieras internacionales, desde el FMI y el Banco Mundial hasta la Reserva Federal de EU, pasando por el BCE y todos lso bancos dizque demasiado grandes para quebrar, forma parte de un solo sistema de saqueo que ha construido una pirámide de derivados financieros que se estima en $1,400 billones (si, millones de millones) de dólares.
Desde que se impuso el acuerdo de Maastricht en Europa y el gobierno de Bush en Estados Unidos, no ha habido un ápice de verdadera soberanía nacional en toda la región trasatlántica. Así que la cuestión no es de pérdida de soberanía. La cuestión es genocidio.
El imperio británico despliegue una enorme estructura de poder para llevar a cabo este genocidio. Ahí esta el movimiento ambientalista mundial, que cuando se inició en el período inmediato de la posguerra se le caracterizaba abiertamente como el restablecimiento de la eugenesia con un nombre más benigno. La mayor fuente de genocidio en el mundo hoy en día son las políticas “verdes”, que, por ejemplo, convierten la comida en keroseno en un momento en que el planeta enfrenta una severa escasez de alimentos. Partes enormes de África son reservas ambientales del Fondo para el Vida Silvestre (WWF) que encabeza el príncipe Felipe, consorte de la reina, y que son zonas del planeta en las que constantemente se fomentan enfrentamientos y guerras tribales que han resultado en genocidios, o asesinatos de los líderes políticos independientes o patriotas, junto con otras atrocidades.
El imperio británico está detrás también de todo elemento de terrorismo mundial. Narcotráfico SA, es un arma del genocidio, que alimenta al narcoterrorismo en todos los continentes, al mismo tiempo que fomenta el menticidio directamente mediante la drogadicción. El narcodinero alimenta al sistema financiero extraterritorial y constituye ahora una parte indispensable del sistema financiero imperial.
Durante los últimos 400 años, el imperio británico ha mantenido en sus garras el control de la Península Arábiga, desde los días de la Compañía de Indias Orientales, cuando los emiratos eran los puntos de paso crítico en ruta a la India. Desde que se fraguó el acuerdo Sykes-Picot, el control británico sobre la región del Golfo Pérsico, así como de Israel, ha sido un factor dominante. Ahora los británicos están explotando su fusión con la realiza saudí y los clérigos wahhabíes para fomentar una nueva Guerra de los Cien Años enfrentando a los sunnitas contra los shiítas por toda Eurasia y África.
Bajo las presidencias de Bush y de Obama, los británicos han acelerado la destrucción descarada de la economía de Estados Unidos. Los dos “logros” legislativos de Obama —su régimen de salud y la reforma financiera de Dodd-Frank-— no han sido más que programas de asesinato en masa. El poder del dinero de Wall Street y su cabildeo en el Congreso de Estados Unidos es otro elemento vergonzoso del largo brazo de la City de Londres y de sus apéndices de Manhattan y de Boston.