Título: Las tres bodas de Manolita
Autora: Almudena Grandes
Editorial: Tusquets
Año de publicación: 2014
Páginas: 766
ISBN: 9788483838457
Noveno libro que leo de Almudena
Grandes y noveno acierto. Y lo mismo me ocurre con Episodios
de una guerra interminable: Inés y la alegría, El lector de Julio Verne y Las tres bodas de Manolita. No sabría decir cuál me ha gustado más. Desde que se publicó en marzo tenía unas ganas
enormes de leer la última obra de esta autora que, por méritos propios, se ha
convertido en una de mis predilectas. Por suerte mi chico me la
regaló en mayo por mi cumpleaños y por fin entre julio y agosto pude encontrar
un hueco para leerlo y, sobre todo, disfrutarlo.
Supongo que, una vez más, por mis
circunstancias personales, por no tener casi tiempo para leer, por tener
demasiadas cosas en la cabeza, por no lograr coger el ritmo con la lectura, la
primera parte del libro, titulada La señorita Conmigo No Contéis, se me
hizo demasiado cuesta arriba. No conseguía leer más de veinte páginas seguidas
y así es imposible entrar en la historia. Pero sabía que tenía que darle una
oportunidad. Por las opiniones tan positivas, por las buenas experiencias
pasadas y, sobre todo, porque Almudena Grandes nunca me ha decepcionado. Y esta
vez no iba a ser una excepción. Y por supuesto que no lo ha sido.
El libro al final no solo me
atrapó, sino que me hizo reír, llorar, sufrir, sentir y vivir. Me enseñó a
sobrevivir, a seguir siempre hacia adelante, a levantarme después de cada
caída, por muchas y muy duras que sean, a reponerme de todos los golpes que da
la vida, por muy seguidos que vengan y, todo sin arrepentirme nunca de nada.
Esto y mucho más es lo que nos enseña Manolita, la protagonista indiscutible de
esta historia.
Un personaje tan humano, tan
cercano, tan familiar, tan amigo, que es imposible no cogerle un cariño inmenso
que permanece incluso días después de haber terminado el libro. Un libro que da
mucha pena terminar, porque no queremos despedirnos de Manolita ni de ninguno
de los personajes que conviven con ella y con nosotros a lo largo de las más de
700 páginas que, aun así, se hacen cortas, nos saben a poco y nos dejan con
ganas de más, de mucho más.
Manolita Perales García es una joven
madrileña de 18 años que vive junto a Antonio, su padre, María Pilar, su
madrastra, y sus hermanos Toñito, Isabel, Pilarín y los mellizos. Su vida es
normal, monótona, rutinaria, hasta que la muerte de su madre, el
encarcelamiento de su padre y su madrastra y, sobre todo, la Guerra Civil y el
franquismo hacen que todo su mundo salte por los aires. Ha llegado el momento
de tomar partido, posicionarse y actuar en consecuencia. Como hace su hermano
Toñito con las reuniones clandestinas.
Pero ella no sabe nada de
política ni quiere saber. Ella es la señorita Conmigo No Contéis. Hasta que su
hermano le convence para sumarse a la resistencia, para sobrevivir, para hacer
frente a la represión, al hambre. Es una idea desesperada, pero quizá
precisamente por eso todos se agarran a ella como a un clavo ardiendo. Manolita
tiene que entrar en la cárcel de Porlier para hablar con Silverio Aguado
Guzmán, un preso que puede ayudarles a poner en funcionamiento unas
multicopistas.
Nadie, y mucho menos la propia
Manolita sospecha cómo van a cambiar sus vidas. Silverio es un joven tímido,
feo, tartamudo e introvertido. A simple vista su única virtud es su habilidad
para arreglar cosas, por eso le llaman el Manitas. Pero en el Madrid de la
posguerra, entre los muros de la cárcel, en la cola de Porlier, rodeados de
funcionarios sobones y con los dientes amarillos, en un locutorio, separados
por una alambrada, en medio de gritos, rodeados de gente, todo se
malinterpreta, pero también se magnifica. Todo parece ser lo que no es. O
precisamente todo es justo lo que parece que es. Así de simple, y así de
complejo. Como la vida.
Si hay algo que me ha gustado de
esta historia, además del personaje de Manolita, es cómo refleja la injusticia,
la represión, la brutalidad, la tiranía, los abusos, no solo a través de los
presos si no, principalmente, de sus mujeres, sus hijas, sus madres, sus
hermanas, sus novias. Todas esas mujeres que de la noche a la mañana se vieron
obligadas a dejar atrás sus vidas, sus rutinas, su tranquilidad para luchar,
pelear, intentar salir adelante, sobrevivir.
Por ellas, por sus hombres, por
sus camaradas, por sus ideas. Me ha encantado cómo hacen frente a la
adversidad. Nunca pierden la sonrisa, el sentido del humor. Son una piña, una
familia. Por eso es imposible olvidar a personajes como Martina, Rita, Lourdes,
Juani... Porque todas forman parte de algo mucho más grande que ellas, “como si
la cola de Porlier no fuera una larga fila de mujeres solas, sino una sola
mujer y a la vez la madre, la hija, la hermana, la mujer de todos”.
Es un libro que respira
solidaridad, camaradería, compañerismo, ayuda, empatía, apoyo, consuelo y
amistad en cada una de sus páginas. Pero no solo en la fila de Porlier, dentro
y fuera de sus muros. No solo con las mujeres que acompañan a Manolita y los
hombres que están presos junto a Silverio. También en el resto de personajes y
sus historias.
Porque otro punto fuerte de la
novela son precisamente el resto de personajes. Toñito, Eladia, Palmera,
Hoyos... Me ha gustado especialmente poder conocer el pasado de Eladia y de
Silverio. Saber sus historias e intentar comprender así por qué son como son.
Pero no a todos los personajes de esta obra se les coge cariño ni se siente
simpatía y empatía por ellos. Ni mucho menos. Porque mi odio por el Orejas o
por Trinidad no tiene límites. Personajes odiosos, repugnantes, terribles. Pero
ya queramos pasar con ellos el resto de nuestra vida o fusilarlos, lo
importante es que todos nos transmiten algo, bueno o malo, que nos llega muy
adentro, que nos mueve y nos conmueve.
Por si no fuera suficiente, el
nuevo libro de Almudena Grandes tiene aún más puntos fuertes. La historia de
las hermanas de Manolita, Isabel y Pilarín, en Bilbao, en el colegio de monjas
de Zabalbide, es todo un acierto. Al menos en mi caso me ha descubierto un
capítulo de nuestra Historia que desconocía. Un capítulo horrible, duro, cruel,
inhumano que, precisamente por eso, debemos conocer. Y, una vez más, he odiado
a algunas de las monjas con la misma intensidad con la que quería a Isabel y a
la madre Carmen.
Pero los descubrimientos y las
sorpresas no acaban ahí. Ha sido una delicia poder reencontrarme, aunque sea de
manera fugaz, con Inés y con Nino, los protagonistas de Inés y la alegría
y El lector de Julio Verne. Creo que es un gran acierto este guiño de
Almudena Grandes a sus lectores más fieles.
Poco más puedo deciros sin
desvelaros la historia. Una historia que atrapa y engancha. Que va de menos a
más. Una historia que nos demuestra que en las guerras, siempre, hay vencedores
y vencidos. Pero también que el tiempo pone a cada uno en su lugar. Porque quizás
perdieron la guerra, pero ganaron la batalla de la vida. Es una historia que
nos hace reír, llorar, sentir, vivir. Que nos mueve y nos conmueve. Que nos
enseña a sobrevivir sin arrepentirnos de nada. Nunca, jamás. Y mucho menos de
haber sido testigos de las tres bodas de Manolita.
Si te interesa el libro puedes
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