Revista Arquitectura

Las tres preguntas del diseño arquitectónico

Por Adelriom

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 Al realizar un proyecto de arquitectura debemos pensar en las tres preguntas fundamentales del proceso de diseño:

¿Qué voy a hacer? ¿Por qué lo voy a hacer? y ¿Cómo lo voy a hacer?

¿Qué voy a hacer?

Siempre se tiende a responder - en forma equivocada, por cierto – con el nombre del proyecto. Cuando nos cuestionamos qué vamos a hacer debemos ir a lo profundo del discurso arquitectónico, obteniendo con ello el concepto a trabajar.

Por ejemplo, Jorn Utzon diseña “un velero” al proyectar la Ópera de Sydney. Pero,¿es efectivamente un velero?

Su concepto responde a un nave, situada en la bahía de Sydney, que despliega las velas de la cultura. Por ello, establece una estrategia de diseño que es congruente finalmente con el proyecto realizado. Pero claramente el proyecto final es una ópera, con programa y espacialidad acordes a su función. No cae en la caricatura del velero, ni en las características propias de la nave.

La condición simbólica del proyecto es también acorde al concepto a trabajar.

 ¿Por qué lo voy a hacer?

Tras definir el concepto, justificaremos la decisión por medio de aquellos elementos que nos ha arrojado el análisis del contexto y de la problemática en particular.

Cada uno de los elementos definidos – y jerarquizados por cierto -nos colaboran a reafirmar nuestra estrategia de diseño.

El por qué encuentra sus respuestas en el contexto, en las variables programáticas y en las necesidades espaciales declaradas del proyecto.

¿Cómo lo voy a hacer?

Tras procesar las anteriores preguntas, viene una respuesta que es tangible. El como lo voy a hacer responde a la definición de aquellos elementos arquitectónicos que permitan concretar el discurso.

Por ejemplo, la imagen del velero se concreta con estructuras cáscaras de hormigón armado. Un límite se define con una acción arquitectónica, por ejemplo un muro. La construcción del borde se hace a través de la interacción de un lado y otro, donde arquitectónicamente quedan definidos.

Reflexión final

Al hacer explícitas las respuestas, nos obligamos a revisar la coherencia entre el planteamiento a nivel de discurso y la respuesta formal del proyecto. Esto permite que sea revisada una determinada estrategia para lograr el objetivo propuesto.

Veamos otro ejemplo. Si a nivel de discurso planteamos una cuña, la respuesta del cómo lo voy a hacer queda condicionado a la forma, la materialidad y la esencia de ésta.

Los proyectos de arquitectura deben ser analizados desde una óptica global, donde se contemple comprender el planteamiento del autor y el resultado final, a nivel formal , funcional y espacial.


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