Revista Salud y Bienestar

Las vacunas Covid-19 no producen inmunidad de rebaño o de grupo

Por Miguel @MiguelJaraBlog

La narrativa oficial ha repetido que vacunándote puedes proteger a otros. Se hace creer así que en consecuencia, la no vacunación es un acto asocial que conlleva daños a terceros. Pero la realidad es que las vacunas Covid-19 no producen la conocida como inmunidad de rebaño, de grupo.

Hay vacunas que además de ofrecer inmunidad individual también la ofrecen a la comunidad, lo que suele llamarse inmunidad de rebaño. Es decir, facilitan una respuesta inmunitaria personal que evita los daños de los microbios y además cortan la transmisión de los mismos.

Por ejemplo, la vacuna del sarampión, que produce inmunidad de rebaño al interrumpir la diseminación del virus del sarampión. Pero en general, las vacunas no producen inmunidad de rebaño por mucho que se haya repetido.

Las vacunas Covid-19 no producen inmunidad de rebaño o de grupo

Por ejemplo, no interrumpen la diseminación de los gérmenes las vacunas del tétanos, la difteria, la gripe, la rabia, la meningitis, la polio (inyectable), el rotavirus, la tosferina (pertusis), la tuberculosis (BCG), el herpes zoster, los neumococos y la fiebre amarilla.

Y tampoco las vacunas Covid-19. Lamentablemente, estas vacunas no cortan la cadena de contagios pues no impiden que el virus SARS-CoV-2 se aloje y prolifere en las mucosas, especialmente la nasal. Es decir, las vacunas contra Covid no producen inmunidad de rebaño y los vacunados son tan peligrosos como los no vacunados para quienes no se pueden vacunar.

El médico Juan Gérvas lo explica en un sencillo artículo que he enlazado arriba. De estas vacunas se esperaba que:

-Indujeran una inmunidad persistente, incluso de por vida.

-Disminuyeran los casos, las hospitalizaciones y las muertes por Covid-19.

-Produjeran escasos y leves efectos adversos a corto y largo plazo.

-No provocaran la evolución del virus en el sentido de forzar la generación de mutaciones más contagiosas y letales.

Pero sabemos que quienes están vacunados pueden convertirse en portadores de microbios que pueden infectar y por lo tanto incluso matar a los no vacunados. Es decir, son vacunas que pueden producir un daño a quienes no se vacunan, por ejemplo pacientes con inmunodeficiencias o con tratamientos que conllevan disminución de la inmunidad (corticoides, para el cáncer, para trasplantes, anticuerpos monoclonales, etc).

En Estados Unidos han introducido cambios en sus recomendaciones a los vacunados para que se comporten socialmente como no vacunados (mascarillas, distancia social o evitación de lugares mal ventilados y hacinamientos).

Otro ejemplo. En el Reino Unido sigue habiendo casos y brotes de Covid pese a que casi el 94% de la población tiene anticuerpos contra el SARS-CoV-2 (naturales, por haber pasado la enfermedad, o artificiales, por la vacunación) y, de hecho, el servicio público de salud ha reconocido el problema de que los vacunados probablemente alojen y transmitan virus (la variante delta).

Las vacunas Covid tienen sus beneficios aunque con probabilidad menores de lo que se apuntaba cuando comenzó la propaganda para su extensión. La vacuna protege contra la enfermedad causada por el SARS-CoV-2, pero algunas personas siguen infectándose con el coronavirus incluso después de la vacunación.

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