Según un reciente estudio realizado por investigadores del King´s College of Londres, aquellos niños que sufren bullying son casi dos veces más propensos a padecer sobrepeso a la edad de 18 años, que los que no lo han sufrido. La relación entre bullying y el desarrollo de sobrepeso fue estudiada en años anteriores, con resultados similares. Los investigadores analizaron esta correspondencia a la luz de las formas de vida actuales.
La relación entre bullying y sobrepeso había sido investigada con anterioridad, demostrando que niños que habían sido víctimas de acoso en los años sesenta, tenían mayor tendencia a poseer sobrepeso a los 45 años de edad que quienes no lo padecieron. Sin embargo, comentan los investigadores, se desconocía si esta característica había estado presente previamente en sus vidas. Por otro lado, el contexto de los años sesenta comparado al actual difiere mucho, tanto en estilos de vida y actividades, como en las formas que puede adoptar el acoso en la actualidad, teniendo en cuenta que hoy por ejemplo se suma la modalidad virtual de ataque.
Para el estudio, los investigadores analizaron datos del Estudio Longitudinal Twin de Riesgo Ambiental (E-Risk), que ha seguido a más de 2.000 niños en Inglaterra y Gales en 1994-1995 desde el nacimiento hasta los 18 años. Evaluaron la victimización por efecto de la intimidación en la escuela primaria y secundaria, realizando entrevistas con madres y niños repetidas a las edades de 7, 10 y 12 años.
Una vez que los sujetos cumplieron 18 años, midieron su índice de masa corporal (IMC) y hallaron que aquellos niños que había sido agredidos crónicamente en la escuela, tenían 1,7 veces más probabilidades de tener sobrepeso que los adolescentes que no habían sufrido acoso. A su vez, estas asociaciones eran independientes de otros factores de riesgo ambiental, tales como la situación económica, las costumbres alimentarias en la familia, el maltrato infantil, un bajo coeficiente intelectual y mala salud mental.
Ser víctima de bullying incrementó 1,7 veces las probabilidades de desarrollar sobrepeso, independientemente de la carga genética y otras variables ambientales
Según los autores del estudio, la investigación además mostró por primera vez que aquellos sujetos crónicamente intimidados, tuvieron sobrepeso de manera independiente de su tendencia genética a padecerlo. A su vez, al momento de comenzar el acoso, los niños no tenían esta condición, lo que descarta que ya estuviera presente de antemano, o que el mismo hubiera motivado en algunos casos a los acosadores.
La Dra. Andrea Danese, del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia (IoPPN) del King’s College de Londres, dijo: “La intimidación se asocia comúnmente con problemas de salud mental, pero hay poca investigación que examine la salud física de los niños intimidados. Nuestro estudio muestra que los niños intimidados son más propensos a tener sobrepeso como adultos jóvenes; que les sucede esto independiente de su responsabilidad genética y además, después de haber experimentado la experiencia de ser víctimas de bullying.
Por su parte, Jessie Baldwin, también de la IoPPN en King’s, dijo: “Aunque no podemos decir definitivamente que la intimidación sea la que genera que las personas tengan sobrepeso, descartar explicaciones alternativas, como la responsabilidad genética, refuerza la probabilidad de que este sea el caso. Si la asociación es causal, la prevención de la intimidación podría ayudar a reducir la prevalencia de sobrepeso en la población.
La investigación fue publicada en Psychosomatic Medicine.
Fuente: Science Daily