Revista Cultura y Ocio
Tenía pendiente acercarme al Círculo de bellas artes desde que un amigo después de ver "El centro de un vistazo" me comentó que también había unas increibles vistas desde esta azotea, así que hace un par de sábados me colgué la Nikon cuál japonesa y me fuí de turismo para hacerme una foto con la diosa de las artes que vigila Madrid.
El cielo no estaba de mi parte y no me ofrecía buena luz para mostraros la inmensidad de la ciudad vista desde el objetivo así que tendré que volver un día soleado para que lo veais mejor y os animo a que lo hagais también vosotros porque os entusiarmará. Sólo dos euros.
Al bajar decidimos ir por las escaleras y así como el que no quiere la cosa nos íbamos asomando donde podíamos.
Ahí estaba el fantástico salón de baile, que en febrero es tomado por máscaras y disfraces bailongos, con su preciosa cúpula a mi parecer neoclásica aunque no me atrevo a confirmarlo porque por más que he buscado y rebuscado no he encontrado información alguna sobre ello.
El edificio se construyó entre los años 1921 y 1926. El proyecto es de Antonio Palacios, arquitecto de varios edificios de la capital más que interesantes pero que de momento no os voy a descubrir....
Fue alumno de Ricardo Velázquez Bosco y seguidor del seccesionista (modernismo austriaco) Otto Wagner con el que tiene en común el haber realizado las primeras estaciones de metro de una capital europea. Si, si, Palacios es el autor de las bocas de metro de Madrid, las más monumentales ya hoy desaparecidas mientras que las de Wagner las ví en Viena, y ya que tengo foto os la voy a colar aquí de estrangis.
En cuanto al estilo arquitectónico volvemos a lo mismo, no he encontrado nada claro, solo que podría ser una combinación de monumentalismo clasicista y art decó.
Para rematar la visita turística nos quedamos a comer en su restaurante-cafetería de la planta baja: La pecera. Frescos en el techo, una bonita escultura en el centro y una carta con menú del día aún siendo sábado, con buenos platos a precio asequible de los que recomiendo la milhojas de queso de cabra y el solomillo.
Pues lo dicho, habrá que volver para subir a la azotea un día de sol, para disfrutar de un baile de máscaras en carnaval y para tomar unas fotos y copas en la cafetería.