Revista Psicología

Las vivencias escolares

Por Yanquiel Barrios @her_barrios
Las vivencias escolares

La vida cotidiana de los niños en la escuela, está inmensamente impregnada de experiencias de todo tipo. Algunas buenas y otras malas. Allí están buena parte del día, más incluso que en la casa con sus padres. Allí se van generando poco a poco los rasgos que van a conformar su identidad personal. Los maestros son artífices de ese proceso y deben ganar conciencia de la responsabilidad que tienen en sus manos.

Siempre debemos prestarle atención a las vivencias de los niños. A veces los adultos estamos ocupados con nuestras tensiones y cargas cotidianas, de modo que el comentario del niñoacerca de algo que le pasó en la escuela, nos parece trivial e insignificante.Para el pequeño puede tratarse de su propia tensión y carga cotidiana; cuando tratan de hablarnos, buscan desahogo y apoyo. Lamentablemente,a veces no lo encuentran.

En ocasiones en la consulta hacemos preguntas que los padres responden de un modo y los niños de otro. Es frecuente la situación en la que mientras los adultos consideran que el hijo tiene una adecuada socialización, el pequeño responde que no tiene amiguitos e incluso puede develarse que está siendo víctima de acoso escolar. Esto significa que no existe una buena comunicación y que a veces con las prisas adultas, no notamos las señales que directa o indirectamente, dan los niños.

Las vivencias escolares

Por las tardes, al salir del círculo o la escuela se hacen preguntas importantes: ¿qué asignaturas diste hoy? ¿qué almorzaste? ¿te portaste bien? Pero también necesitamos indagar: ¿con quién jugaste? ¿tuviste algún problema? ¿pasaste un buen día?.

- Está muy alterado...hoy se fajó - comenta la maestra.Nos vamos a casa regañando al niño por su conducta. Sin embargo, esa frase sentenciosa no da la información necesaria para entender lo que sucedió. Es preciso que en la escuela se analice la situación, qué ocurrió, cuánto aportó cada una de las partes al conflicto y que se busquen soluciones constructivas, donde todos ganen equitativamente. Casi nunca es un solo niño el responsable de un problema entre dos. Cuando la maestra comunique acerca de un evento de este tipo, debe ser capaz de dar todos los detalles necesarios para poder conversar y aconsejar al pequeño. Es nuestro deber exigir que las situaciones no se manejen superficialmente, porque educar no se trata de regañar o reprimir, sino de entender para brindar la ayuda necesaria. De ese modo los adultos son también modelos dignos de admirar y de imitar.

El bienestar psicológico de los niños tiene mucho que ver con sus vivencias escolares. Así como les exigimos la conducta adecuada, ellos necesitan de un comportamiento adulto que comprenda, contenga, apoye y que edifique los pilares del desarrollo psicológico de sus hijos.


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