de Franck Thilliez.
Título: Latidos.Autor: Franck ThilliezEditorial: Planeta, 2017.Páginas: 624.
SINOPSIS.
Camille Thibault es una joven policía que sufre de horribles pesadillas desde que recibió un trasplante de corazón años atrás. En ellas aparece siempre la misma joven pidiéndole ayuda de forma desesperada. Cuando su nuevo corazón empieza a dar signos de rechazo, Camille tendrá una única obsesión: encontrar a su donante y descubrir su pasado.
Mientras, el investigador de la policía de París Franck Sharko deberá hacer frente al caso más difícil de su carrera: la muerte de doce jóvenes y la conexión con una mujer que reaparece, ciega, tras pasar mucho tiempo bajo tierra. Pero algo extraño sucede: a cada pista sobre la investigación que Sharko persigue, una mujer policía se le adelanta…
Se llama Camille, es policía y vive con el corazón de un asesino.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Mi madre se estuvo dializando durante trece largos y benditos años. Teníamos la máquina de diálisis en casa y mi padre y yo aprendimos a hacerle la diálisis tres veces a la semana. Tres días a la semana durante cuatro horas cada día y una post-diálisis llena de malestar y escasa fuerza vital. Siempre he pensado que era un milagro ver circular la sangre de su cuerpo a través de los filtros y que ésta retornara limpia y pura y le permitiera vivir un día más. Pero también hemos vivido esa espera, esa espera que nunca dejo de serlo porque nunca la llamaron, nunca hubo un riñón para ella que la liberara de esas citas semanales.
La novela que hoy os traigo conlleva en uno de sus hilos argumentales el problema de la falta de suficientes órganos para trasplante, esos órganos que una vez que no se necesitan para la vida de una determinada persona, pueden salvar la vida de otra. Latidos establece ese problema y nos plantea ese dilema moral del qué harías tu si estuvieras entre la vida y la muerte, tuvieras los recursos suficientes y con ello pudieras salvarte. A mi no me cabe ninguna duda de que sin ser hechos reales lo que la novela plantea, sí existe ese comercio de órganos, esa compraventa voluntaria y, peor aún, ese robo forzado a costa de vidas inocentes cuya desaparición no llama la atención de nadie. Realmente, resulta aterrador ir siguiendo el relato que nos plantea Thilliez en este aspecto de la novela. Por mucho que puedas ponerte en el lugar de los enfermos, no puedes evitar ponerte en el lugar de las víctimas, que ajenas a estas redes y mafias, llegan a distintos países pensando que van a obtener un futuro mejor que el que les esperaba en su país de origen.
Cómo en otros libros del autor, esta trama se entremezcla con varias subtramas que de entrada nada tienen que ver ni en tiempos ni en temáticas. Si no ya me diréis que relación puede haber entre los trasplantes de órganos en Francia, la dictadura de Videla en Argentina o el caso de los bebés robados en la dictadura franquista en España. Eso es lo primero que uno piensa cuando empieza a encontrarse con los temas: ¡¡ Qué gazpacho!! ¿cómo va hilvanar el autor todo esto? ¿cómo va a relacionar personajes tan dispares?
Pero tranquilos, estamos leyendo a Thilliez, un mago de la novela negra, un mago que poco a poco a fuerza de abrir y cerrar la boca de continuo te va guiando por una camino que, sin dejar de ser sorprendente, queda perfectamente claro, coherente y bien hilado. Me encanta esta manera de tejer del autor y, en esta ocasión, me ha gustado hasta más porque toda la parte científica que suele acompañar sus novelas la he seguido muy bien, sin perderme en ningún momento. O era más sencilla que en otras entregas o yo esta vez estaba mucho más cerca de la temática que se tocaba por cuestiones familiares y de aprendizaje propio. Sin embargo, también es cierto que el autor se salta algunos procedimientos policiales de obligado cumplimiento, sobre todo, cuando la policía actúa en un país que no es el suyo.
Por otro lado, me ha encantado reencontrarme con Sharko y con Hennebelle, dos personajes que a fuerza de experiencias de todo tipo en novelas anteriores, los encontramos en esta ocasión mucho más humanos, más conscientes de lo efímera que es la felicidad y mucho más contenidos a la hora de arriesgar sus vidas. Junto a ellos, conoceremos a Camille, la gendarme trasplantada, que va investigando en paralelo a la policía criminal, hasta que ambas investigaciones confluyen, y profundizaremos en el personaje de Nicolás Bellanger, que es el que yo creo que en esta ocasión tiene mucha más fuerza, más capacidad de resolución y una motivación personal muy parecida a la que tuvo Sharko en su día. Me ha gustado mucho el papel de Bellanger, su evolución y su marcado carácter así que espero que las próximas entregas vayan en consonancia con esta nueva personalidad. Junto a Sharko y Lucie forman un equipo digno de seguir.
Finalmente, como en otras novelas del autor, me ha encantado la ambientación. Thilliez tiene un gran poder en la parte descriptiva y no escatima en detalles pero los selecciona a la perfección para que no nos superen en la parte más escabrosa de los crímenes que se cometen, pero si lo suficiente como para que podamos hacernos perfectamente una idea de cómo ocurren los hechos, dónde y en qué situación están los personajes de turno. En todos los ámbitos en los que se mueven los personajes existe el mal y el autor es un experto en identificarlo y posicionarlo con todas sus letras para que lo visualicemos y lo sintamos tan cerca como lo hacen ellos.
En definitiva, Latidos es una pedazo novela negra que me ha encantado leer, con unos hechos que te impulsan a seguir leyendo al ritmo que al autor marca en función de lo que va dejando que descubras, incluso adelantándote a los personajes en conocimiento. Deseando estoy de que llegue septiembre con la siguiente entrega: Pandemia.