Mijail Bakunin fue el prototipo ideal de aventurero romántico, capaz de hacer de su vida un reflejo de sus ideas. Un revolucionario comprometido hasta el último aliento con la cuasa de la emancipación humana. Su imponente figura recorrió el siglo XIX como un ciclón, a toda velocidad. No hubo revuelta, conspiración, barricada que fuese despreciada por este revolucionario ruso, considerado uno de los padres del anarquismo.