Revista Opinión
El término coloquial friki (o también friqui) deriva del inglés freak (extraño, extravagante, estrafalario, fanático) y solemos usarlo cuando queremos referirnos a una persona cuyas aficiones, comportamiento y/o vestuario, son inusuales y nos llaman la atención.
Aunque es un calificativo nacido de la modernidad no es, ni muchísimo menos, un concepto nuevo, habiendo existido, a lo largo y ancho de todos los tiempos y de la historia, personas que respondían a tal descripción.
En los Estados Unidos y ya desde el siglo XIX, los freaks empezaron siendo individuos que se distinguían por tener alguna malformación o anomalía física (enanos, gigantes, hombres elefantes, mujeres barbudas...) motivo por el que eran exhibidos en las ferias y los circos...
A mediados de la primera década del siglo XXI empezamos a hablar de frikis en España para referirnos, aunque en otro contexto, a personajes como Carmen de Mairena, Leonardo Dantés o Paco Porras, que con sus comportamientos extravagantes alcanzaron fama ganándose el afecto del público, a través de sus numerosas apariciones en determinados programas de televisión.
Sin embargo, las que probablemente sí nos resulten novedosas sean las aficiones que, HOY POR HOY, fanatizan a unos frikis que ahora viven por y para la ciencia ficción, la fantasía, los video-juegos y los comics, entre otras muchas cosas y por citar las más destacadas, a modo de ejemplo...
En el año 2.006 el bloguero Germán Martínez, más conocido como señor Buebo, organizó la celebración del primer Día del Orgullo Friki, a través de internet. El evento tuvo buena acogida y desde entonces, cada 25 de mayo y a través de diversos actos, los frikis conmemoran el estreno del largometraje de Georges Lucas, La Guerra de las Galaxias. Sin embargo algunas personas rechazan frontalmente la celebración del día por cuando, según ellos, mostraría un estereotipo equivocado del concepto.
Por lo general cuando hablamos de frikis nos referimos a personas que llevaron sus gustos hasta el culto, dotadas de unas habilidades sociales bastante limitadas... Aunque insistiría en distinguir cuando menos a dos subtipos, a tenor de sus diferentes localizaciones: al urbano y el rural, interesándose éste último por hobbies menos modernos o mediáticos.
En todos nuestros pueblos siempre tuvimos y tendremos frikis: individuos empeñados en llevar sus mundanas aficiones hasta el fanatismo de imbibir -en ellas- cuantas facetas conforman sus pobres existencias, exhibiéndolas de una manera que les identificaría, a través de su extravagancia.
Es el caso de este incondicional seguidor del PP, empeñado en no descansar de su partidismo y hasta el punto de llegar a mostrarlo en el frontal de la puerta de acceso de su vivienda, en un improvisado mural.
En este caso el frikismo no sería más que una desmesura de cuanto viene ocurriendo a todos aquellos que optaron por dedicarse a la política: la incondicionalidad que exige tal actividad les exigirá la renuncia de una parte de sus convicciones personales, o de una dosis de individualismo, en favor de los intereses del partido...