Revista En Femenino

¿Le pides perdón a tus hijos cuando te equivocas?

Por Hijosmanual @hijosmanualdee1

¿Le pides perdón a tus hijos cuando te equivocas?

Algunos de mis posts suelen tener como base algo que me ha ocurrido, y que me ha llamado la atención de manera imperiosa.

Este es el caso, y os pongo en situación.

Trabajo en un colegio con niños de 3 a 12 años. Cuando me toca trabajar con los grupos más grandes, es cierto que la cosa se complica, pero nunca hay que perder la perspectiva de que hay que dar ejemplo, por mucho que la situación requiera ponerse en su sitio como adulto y por supuesto, jamás perder la compostura, pero a veces uno se equivoca.

Una alumna de 12 años comienza a insultar a otra de manera insistente, no era la primera vez que lo hacía. Me acerco para hablar con ella, y muestra una actitud chulesca y desafiante, por tanto me pongo seria y comienzo a comentarle que su actitud no está bien. A pesar de utilizar todas las armas posibles de diálogo y al seguir ella con su falta de respeto, hay un momento que pierdo mi paciencia y le hago un comentario fuera de lugar. Ella se queda callada, ya que le sorprende que yo le haya dicho eso y supongo que por el nivel de la ofensa que le supuso lo que le dije.

Como he comentado con anterioridad, siempre hay que ser ejemplo, y caer en el insulto fácil no es la solución, aunque se pierdan los nervios. Yo sabiendo eso, y como siempre he tenido claro que cuando uno se equivoca hay que saber rectificar y por supuesto pedir disculpas, eso es lo que hice al día siguiente con esta niña, a pesar de lo que hubiera hecho ella con anterioridad.

Lo que más me llamó la atención fue la reacción de la niña, ya que yo esperaba que pasara de mí, o que no aceptara lo que le dijera o que ni siquiera me escuchara, pero su actitud fue contestarme "gracias seño, ojalá mi madre fuera como tú y me pidiera perdón cuando se equivoca".

Después de esa situación, tengo totalmente claro que no se muestra la debilidad al pedir perdón a un menor, porque lo que realmente muestras es respeto a los demás y de eso sí se aprende.

Además, ¿ qué pasa si nos mostramos débiles ante nuestros hijos? ¿Acaso crees que por eso no te van a tener respeto? ¿o es que crees realmente que un adulto nunca se equivoca con un menor? Quizás realmente no nos tengan respeto, porque nosotros en muchas ocasiones no se lo tenemos a ellos. Y una de las razones es porque, aún habiéndonos equivocado somos capaces de llevarlo hasta la última de las consecuencias pero jamás doblegarnos ante ellos, y claro, ellos son nuestro espejo, como siempre digo. Después no podemos decirles que pidan perdón o disculpas ante una actitud no correcta con otra persona, si nosotros no lo hacemos con ellos.

Incluso se da la situación que la mayoría vivimos en una constante carrera, no llegamos a nada, siempre vamos estresados, perdemos los nervios con facilidad y cuando llega la hora de relacionarnos con ellos, les gritamos porque no atienden a nuestras indicaciones al ritmo que nosotros requerimos, ni hacen todo lo que le mandamos aún siendo fruto del mismo estrés, les mandamos hacer cosas porque nosotros lo decimos, sin ni siquiera preguntarles o explicarles el porqué, y cuando nos damos cuenta de que lo estamos haciendo mal, por supuesto, no les pedimos disculpas, porque eso nos haría débiles, eso nos haría humanos.

Pero entonces ¿queremos que nuestros hijos nos tengan respeto por miedo y hagan eso a los demás? ¿queremos unos hijos sumisos o despotas que no sepan afrontar situaciones en su vida? ¿que no reconozcan sus equivocaciones y no intenten arreglarlas? ¿que crean que mostrar debilidad es un error? ¿que tener la razón a cualquier precio les hace fuertes? Porque eso básicamente es lo que hacemos con ellos, por esa falsa creencia de que
a los menores no hay que pedirles perdón porque los adultos nunca se equivocan y siempre tienen la razón, simplemente por el hecho de ser adultos.

Cuando pierdo los nervios con mi hijo mayor, siempre me derrumbo y le pido perdón y le doy un abrazo y noto como él se queda más tranquilo, se siente seguro y por supuesto no me tiene miedo. Le explico las cosas con tranquilidad y así coopera mucho mejor, sin presiones, sin exigencias, considerando que él también participa y tiene voz.

No estamos formando soldados, estamos formando personalidades, y eso implica sentir todas las formas de sentimientos, ya sea buenos o malos, porque los tienen que conocer para poder gestionarlos. Saber mostrar debilidad, miedo, desconocimiento y otras conductas que nos hacen humanos, para afianzar rasgos saludables como la confianza, la fortaleza, la autonomía, sabiduría. Pero estas situaciones, en la mayoría de los casos lo harán a través de nosotros, porque somos sus referencias, sus modelos a seguir.
No hay que tener miedo de ser personas delante de nuestros hijos, los superhéroes o los villanos son para las películas, para la realidad, ellos necesitan unos padres que se equivoquen y pidan perdón.


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