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Le quattro volte (Italia, 2010)

Publicado el 18 agosto 2011 por Manuelmarquez

Le quattro volte (Italia, 2010)Que de un cine como el italiano noslleguen dos estrenos en esta misma semana —cuando, hace solo unosaños, ése era el número total de films que se podían estrenar alo largo de toda la temporada cinematográfica—, debería ser unsíntoma de pujanza y buena salud. O no, si se tiene en cuenta queéstas son fechas en que la cartelera muestra una atonía sometida ala lógica del sol y playa bastante fuerte. En cualquier caso, setrata de dos estrenos situados en las antípodas el uno del otro,dados sus perfiles tan tremendamente diferenciados: frente alcomercialismo descarado (¿quién dijo que de refritos y secuelastuvieran el monopolio en la factoría usamericana...?) de'Manuale d'amore 3', tercera entrega de una franquicia cuyo potencialmeloso y engatusante parece no desfallecer, nos encontramos con unade esas marcianadas que cuesta trabajo calificar y “deshuesar”:'Le quattro volte', una cinta de marcado corte experimental, y quellega, tras su exhibición en la pasada edición de Cannes, a nuestros pantallas (eso sí, a muy poquitas...) bajo la firmade un perfecto desconocido que atiende al nombre de MichelangeloFrammartino.
Cuestatrabajo escribir sobre films como éste; no por el hecho de que no lahaya visto (al fin y al cabo, esta sección se dedica a eso, apelículas no vistas...), sino por la circunstancia de que todas lasreferencias disponibles apuntan al mismo cripticismo desolado queparece desprender la película; un territorio (ése mismo quetransitan gentes como Albert Serra o Kim-Ki Duk, por nombrar a dosdirectores cuyos modos cinematográficos tampoco son aptos para todoslos —amplios— públicos que suelen acudir a las sala oscura) enel que el celuloide exige un esfuerzo adicional de acercamiento alespectador que pretende disfrutarlo. Cuando lo consigue —e,insisto, no es fácil...—, la experiencia puede alcanzar el gradode lo sublime. Pero cuando falla esa conexión emocional, quizá laúnica alternativa válida es la huida (y no la de Steve McQueen,precisamente...). En cualquiera de los dos casos, solo hay una víade comprobación, y ésa es la del visionado directo. ¿Lo demás?Pues, como esto que acaban de leer, vueltas y vueltas. No se me mareen, amigos lectores...
* APUNTE DEL DÍA: nota de preestreno en La Butaca sobre Conan el bárbaro, aquí. * Apuntes sobre el cine que viene LXVII.-

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