Revista Medio Ambiente

Lecciones de camino: una paréntesis para pensar

Por Valedeoro @valedeoro

encontrando tu caminoParece que hay dos momentos en la vida en las que uno se decide por hacer el camino de Santiago: a juzgar por las personas que te encuentras habitualmente en el camino (fuera del mes de vacaciones), o te acabas de jubilar o has cumplido treinta años. Ambos momentos están intrínsecamente conectados con una pregunta filosófica: “¿Eso fue todo?”

Mirando atrás y adivinando el presente

Las personas mayores que conocí en el camino aprovechaban para hacer algo que lo querían hacer desde hace tiempo. Muchos lo combinaban con una reflexión sobre sus últimas décadas y compartiendo lecciones aprendidas a lo largo de su trayectoria. Vi poca amargura, pocos remordimientos y muchas ganas de aprovechar los años que quedan. El camino era el inicio de una nueva etapa para ellos.

Los jóvenes, con sus 30 años recién cumplidos, solían tener otra motivación, otro temor. A los 30, se supone que ya sabes lo que vas a hacer con tu vida. Curiosamente tanto los que sabían, como los que no sabían estaban igual de agobiados. ¡Qué horror no saber qué vas a hacer con tu carrera (o tu vida)! ¡Qué horror saber exactamente lo que vas a hacer durante el resto de tu carrera (o tu vida)! El camino era el intento de descifrar expectativas de vida– propias y ajenas.

Expectativas ajenas vs. expectativas propias

La idea no es que dejes tu trabajo y te mudes a una aldea en los Pirineos (aunque tampoco es mala opción). La solución tampoco es que renuncies de una vez por todas a tu carrera de autónomo para hacerte funcionario. El efecto del camino suele ser más sutil. Te permite compartir experiencias e ideas con personas que viven modelos de vida muy diferentes al tuyo. Te desconecta para que puedas descubrir tus propios sueños, dejando de lado por un momento lo que la sociedad, los amigos, la familia o los vecinos esperan de ti. El resultado puede ser un cambio radical o la modificación pausada de algunos aspectos. Lo importante es que vuelvas a ser dueña de tus decisiones.

¿Cómo puedes abrir un paréntesis en tu vida?

No hace falta que hagas un peregrinaje para abrir un paréntesis en tu vida. Tampoco depende de tu edad. Reflexionar sobre el pasado para ajustar el futuro es igual de válido a los 20 que a los 30 que a los 40. Lo que necesitas es valor de mirarte al espejo, tiempo para poder pensar y un entorno sin interrupciones ni distracciones: un fin de semana fuera de la ciudad, un día entero caminando por el bosque, una tarde entera en la sombra de un árbol.

No te equivoques, no es fácil analizarte a ti misma. Se te ocurrirán miles de las razones por las que no puedes tomarte un fin de semana ahora. La pregunta es: ¿quién manda en tu vida? ¿Tu, o los pretextos de turno?


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