Cada vez más personas buscan los beneficios de las dietas sin carnes o con escasa participación de este grupo de alimentos. Al mismo tiempo, cada vez más personas (en especial, muchos niños y mayores) sufren de intolerancia a las leches de procedencia animal. En este sentido, sea para aportar variantes a la dieta o por la necesidad de sentirse mejor, las leches de procedencia vegetal son importantes fuentes de nutrientes que reemplazan sin grandes esfuerzos a las leches animales.
Con ellas, podemos empezar un día con un desayuno rico, preparar una merienda deliciosa o utilizarlas para cocinar, igual que con cualquier leche de vaca, oveja, cabra...
Se pueden comprar listas para llevar - aunque, en muchos casos, poseen demasiadas grasas y azúcares que no nos benefician si estamos realizando dietas hipocalóricas - o en sobres (alpiste, soja, sésamo...) para prepararlas en nuestros hogares. Sin embargo, realizarlas de manera casera es una tarea muy sencilla que les puede traer muchos beneficios, además de los económicos (que pueden ser los primeros que les vengan a la mente).
Hoy, en particular, quiero enseñarles a preparar una de las más sencillas leches vegetales (en verdad, ninguna de ellas encierra demasiados secretos...): la leche de avena. Verán que en un santiamén tendrán una exquisita y bien casera leche lista para saborear en cualquier momento del día o, incluso, para cocinar con ella.
Aquí les dejo la lista de ingredientes que necesitarán.
Ya verás. El procedimiento es muy sencillo y a prueba de desencantos; te lo aseguro.
¿Empezamos? En un bol o recipiente más o menos grande, colocá 80 gramos de avena (en mi caso, semifina) y añadile 1 litro de agua potable.
Dejá reposar en la heladera toda la noche o, al menos, por 12 horas. Pasado este tiempo, revolvé bien la mezcla. Verás que al principio te parecerá que nada cambió desde que pusiste los ingredientes en remojo. Sin embargo, cuando revuelvas la preparación, encontrarás que el agua está teñida de las sustancias que liberó la avena y que quedaban decantadas en el recipiente.
Por tandas, si fuera necesario, dependiendo de la cantidad que desées preparar, colocá la mezcla obtenida (el agua y la avena remojada) en el vaso de la licuadora o mixer e incorporá una pizca de esencia de vainilla.
Procesá o licuá hasta dejar la avena lo más fina posible.
Luego, colocá la mezcla obtenida en un colador de malla fina (también puede ser un colador chino, una bolsita de malla o tela de gasa que permita pasar el líquido, pero retenga los copos de avena triturados). Tendrás que ir revolviendo para ayudar a colar muy bien el líquido.
A la leche resultante deberás integrarle una pizca de sal. Esto ayudará a que se preserve en buen estado por unos 3 días, conservándola en la heladera.
Si te gusta o lo preferís, podés consumir perfectamente la leche con la avena triturada en su interior. Sin embargo, si deseás utilizar la leche en un formato más tradicional, te estarás preguntando qué podés hacer con la avena que sobra de esta receta. Pues bien, la podés incluir en cualquier preparación de pan casero, mousse o terrina de vegetales, relleno de tartas o masa de tartas caseras, galletitas y hasta bombones...Además, 1 taza de avena arrollada fina, hidratada en caldo o agua, sirve para emplearse como ligue al preparar milanesas, albóndigas o hamburguesas vegetarianas o veganas.
Ya ves, la propuesta de hoy es sana, simple, económica y rendidora porque por cada litro de agua potable que utilices para realizar esta receta, obtendrás casi la misma cantidad de leche de avena.Algunas observaciones importantes:
Como ya te dije, podés conservar la leche en un recipiente o botella limpios y esterilizados por 3 días en la heladera.
Esta leche puede consumirse fría, natural o templada. Recordá que no puede calentarse al fuego por más de 3 minutos porque espesa y pierde su textura. Sin embargo, respetando estos tiempos, pueden prepararse café con leche, leche chocolatada caliente, capuccinos, cortados...
En el fondo del recipiente donde la almacenes suele decantar la parte más densa de la leche (como las leches en polvo hidratadas); por ello, antes de utilizarla, debés revolverla.
En caso que quieras emplearla para cocinar recetas saladas, podés prepararla omitiendo integrarle la esencia de vainilla.
Puede utilizarse para elaborar cremas, salsas, batidos, natillas y postres.
Sola, endulzada con miel, azúcar integral o edulcorantes naturales; con chocolate, saborizantes de frutilla, banana o vainilla esta leche es apta para intolerantes a la lactosa tanto como curiosos y habitués. Si la prueban, estoy segura que quedarán encantados porque es muy suave y de sabor delicado.Recuerden que la leche de avena es de fácil digestión (mucho más que las leches animales y que la leche de soja), posee fibras que contribuyen en la reducción del colesterol "malo" y los triglicéridos de la sangre, previniendo las enfermedades cardiovasculares. Además, por esta condición, mejora la flora intestinal y el funcionamiento digestivo.Por contener hidratos de carbono complejos, de lenta absorción, es ideal para utilizarla en dietas hipocalóricas porque brinda saciedad y favorece la actividad del páncreas y la glándula tiroides.Su riqueza en vitamina B la convierte en un aliado a la hora de relajarnos y tomarnos la vida con más calma, siendo especialmente indicada para personas que sufren de estrés o ataques de ansiedad.En síntesis, se trata de una bebida rica en proteínas de alto valor biológico, que contiene seis de los ocho aminoácidos esenciales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.
¡Qué la disfruten! Pasen excelente semana. Nos vemos la próxima.