Revista Cultura y Ocio

‘Lectores aéreos’, mundos fantásticos muy reconocibles

Publicado el 23 octubre 2015 por Benjamín Recacha García @brecacha

Lectores aéreos

Reconozco que nunca he sido un ávido lector de relatos. He leído innumerables cuentos (sobre todo desde que soy papá), pero pese a no tener prejuicio alguno, los relatos para adultos los he dejado bastante abandonados. Mal hecho, lo sé, pero la verdad es que a la hora de escoger una nueva lectura siempre pienso en novelas.

El caso es que guardo buen sabor de boca de los escasos libros de relatos que recuerdo haber leído. Me viene a la memoria, por ejemplo, Trajecte final, de Manuel de Pedrolo, uno de los escritores catalanes contemporáneos más importantes; quizás hayáis tenido entre las manos Mecanoscrit del segon origen.

Era un maestro de la ciencia ficción, con un perfecto dominio de los escenarios y el ritmo narrativo. Y me viene al pelo para hablaros de una de mis últimas lecturas, que es, precisamente, un libro de relatos de género fantástico: Lectores aéreos, de Gabriella Campbell, escritora y bloguera de referencia para quienes fantasean con hacer carrera literaria. ‘Gabriella Literaria’ es un blog excelente, por sus contenidos y por lo bien desarrollados y escritos que están. De hecho, eso fue lo que me decidió a descargarme su ebook de Amazon.

La cuestión es que suelo disfrutar con los relatos de fantasía/ciencia ficción/terror/suspense. Yo mismo he escrito algunos. A los habituales de ‘la recacha’ no os revelo nada nuevo si hago referencia a Toni Cifuentes, amiguísimo de la casa, y su Autotomía 13 relatos. Tuve la suerte de topar con él en el océano virtual al poco de iniciar mi aventura bloguera y disfruté como un enano de sus historias fantásticas (en todos los sentidos), a menudo crudas, violentas, de atmósfera opresiva, pero también muy ingeniosas y salpicadas de humor ácido.

Las historias de Lectores aéreos me han recordado en parte a aquéllas. Desde luego, ambos autores comparten un estilo cuidadísimo, con un vocabulario rico y un dominio de los recursos narrativos que, como lector, se agradece enormemente. Y ambos poseen ese tesoro del que tanto hablamos los escritores y que no todos son capaces de encontrar: una voz propia, el sello personal que marca cada uno de los textos que creamos.

Sé que el argumento está muy manido, pero, quizás es que con el tiempo (o la edad) me estoy volviendo más exigente con lo que leo, cada vez aprecio más toparme con lecturas identificables, que su autor no sólo pueda defender, sino que se enorgullezca de hacerlo.

Gabriella Campbell puede sentirse muy orgullosa de Lectores aéreos. Lo componen quince relatos de una originalidad en el planteamiento sorprendente, protagonizados por personajes que, a pesar de moverse en escenarios tan fantásticos como una enorme nave espacial, una casa con vida propia, universos paralelos o un mundo en el que sus habitantes deben pagar por los crímenes cometidos en vidas anteriores, cargan con las mismas miserias y tienen los mismos sueños que los “aburridos” humanos del mundo real.

La autora demuestra una imaginación desbordante y esa capacidad que persiguen todos los escritores (o deberían) y no siempre consiguen atrapar: coherencia y consistencia. Aunque se trate de historias fantásticas, en realidad lo verdaderamente trascendente en los relatos de Lectores aéreos no son las cosas extrañas que suceden, sino las reacciones tan reales de sus personajes. Nos identificamos con ellos porque quieren amar y ser amados, porque caen en tentaciones que irremediablemente les conducirán al desastre, porque ansían ser reconocidos, rectificar sus errores del pasado, porque odian y buscan venganza, porque se desesperan… En general son historias de perdedores o, por lo menos, de quienes no esperan nada bueno de la vida, de quienes se ven incapaces de luchar contra su destino.

De entre los quince relatos destacaría siete: ‘Musa’, ‘Polvo’, ‘Paredes como gargantas’, ‘Nada en el mundo’, ‘Historia de un plagio’, ‘Lo inevitable’ y ‘Y diente por diente’.

Los dos primeros, personalmente, son los que más me sorprendieron. Son bastante breves y el final es demoledor. ‘Y diente por diente’ es la historia más larga del libro y la que desarrolla con más profundidad a los personajes. Me gusta mucho la relación que se establece entre las dos protagonistas y la evolución que experimentan. El resto de relatos los destaco por la originalidad de su desarrollo, perfectamente estructurado. Por ponerles una pega, en mi opinión el desenlace es demasiado previsible en algunos de ellos, lo que, en cualquier caso, no desmerece en absoluto el conjunto.

En resumen, Lectores aéreos es una elección muy recomendable para cualquiera que disfrute con la buena narrativa. La etiqueta “literatura fantástica” no debería asustar a nadie, ya que, como digo, las historias que explica son muy identificables y, lo más importante, están muy bien escritas.


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