Revista América Latina
La prensa escrita dedicó durante muchas décadas espacios exclusivos para difundir las cartas enviadas por sus lectores, donde éstos daban a conocer sus quejas o comentarios sobre diversos asuntos de interés público. Era ésta una forma de demostrar que el periódico o revista se interesaban no sólo por publicar sus propios contenidos, sino también por aquéllos que de manera espontánea les dirigían los miembros de la comunidad. El famoso derecho de réplica, que muchas veces ejercieron los lectores a través de estos foros o buzones, fue resultado directo del sistema de comunicación que funcionó hasta antes de la aparición de Internet, según el cual la empresa emisora o editora controlaba en cierta manera el derecho de informar, mientras que el receptor o lector tenía la opción de inconformarse o de precisar y comentar a través de misivas la información publicada.Requisitos para publicar cartas en los periódicos Cabe aclarar, sin embargo, que los propios medios impresos establecían ciertos requisitos para publicar dichas cartas, entre ellos, que el firmante de las mismas se identificara plenamente, es decir, no se publicaban anónimos. Además, se rechazaba o era objeto de corrección o censura cualquier mensaje que atentara contra la moral y el orden público. En una palabra, el medio se reservaba el derecho de publicar o no la carta recibida o de editarla según las circunstancias, incluso por motivos de espacio. Como puede advertirse, las oportunidades del antiguo lector para expresar sus puntos de vista fueron durante muchos años bastante limitadas, en comparación con las que dispone actualmente, en la era cibernética, cuando lo único que requiere es una computadora y un poco de tiempo para manifestar su estado de ánimo ante quien lo desee, sin más cortapisas que las impuestas por su propia conciencia. Un abismo entre la antigua manera de informar y la actual De este modo, en unos cuantos años pasamos de un sistema de comunicación social restringido o dirigido a otro totalmente abierto en el que se difunden con la mayor facilidad y rapidez toda clase de mensajes, incluyendo lamentablemente los que la ley prohíbe de manera explícita, como aquellos que durante décadas no pasaron el filtro de las redacciones de periódicos. Por lo tanto, hay un abismo entre la manera de informar que había antes de Internet y la que ahora se practica. Los cambios han sido radicales, producto de la revolución tecnológica. El hecho es que hoy tenemos a un lector extraordinariamente activo, no pasivo, que responde de inmediato y reclama con vigor sus derechos, tenga o no tenga conciencia de razón.¿Pero es esto un retroceso o un avance social? En manos de todos, no del gobierno ni exclusivamente de los periodistas, está definir si esta nueva forma de comunicar representa un avance o un retroceso en el desarrollo social; todo depende de la responsabilidad con que la asumamos cada uno de nosotros: si actuamos responsablemente al enviar un mensaje o una nota por la Red, pensando no sólo en el interés personal, sino también en el público, habrá sin duda grandes beneficios, pero si, por lo contrario, pensamos sólo en nuestros propios derechos, olvidando que como individuos también tenemos obligaciones sociales, las consecuencias pueden ser desastrosas.Imagen: Manual de Estilo de "El Informador". 2001.Artículo relacionado:http://mediosiglodeperiodista.blogspot.mx/2013/07/como-ninos-con-juguete-nuevo.html