
El título 1Q84 es un juego de palabras japonés basado en que en el idioma nipón el número 9 y la letra Q son homófonos. El motivo de esta elección es que la acción está ambientada en el Japón de aquel año, pero lejos de lo que se pueda pensar a primera vista el libro no es un homenaje al 1984 de George Orwell. Los que están familiarizados con la obra de Murakami saben que la política es un tema en el que el autor no suele prodigarse.
Pero si hubiera que elegir un libro en el que pudiera estar basado o hacer referencia 1Q84 ese sería Alicia en el país de las maravillas. El motivo es que los protagonistas de la historia caen sin darse cuenta por un "agujero de conejo" y acaban en un mundo casi idéntico al original, aunque con importantes diferencias. Y es en éste donde Murakami da rienda suelta a los toques fantásticos que suelen poblar sus historias.
Junto a la fantasía, en 1Q84 se encuentran presentes todos los elementos habituales de la bibliografía de Murakami y que conforman su estilo. Personajes solitarios que arrastran graves traumas de su pasado pero que a pesar de todo buscan el amor y cuyas emociones y relaciones son analizadas en profundidad y con detalle a lo largo de la trama. Y además, cuenta con la habitual dosis de referencias culturales en las que se plasman los enciclopédicos conocimientos del autor.
La principal diferencia dentro del análisis de los personajes respecto a otras obras de Murakami es que en 1Q84 se da una mayor importancia, o se presta más atención, a la vida sexual de los mismos. Pero esto no quiere decir que estemos ante una novela erótica. El autor expone los actos carnales con la sofisticación que le suele caracterizar y con un cierto desapasionamiento, simplemente exponiendo los hechos como si de cualquier otro tema se tratara.
El principal atractivo y a la vez principal talón de Aquiles de la obra es su compleja trama. 1Q84, aparte de ser tres libros alberga dos historias, o mejor dicho una historia desde dos puntos de vista. La novela tiene dos personajes principales: uno masculino, Tengo Kawana, y uno femenino, Masami Aomame, y cada capítulo está narrado desde el punto de vista de uno de los dos.
Esta alternancia y el no saber qué une a ambos personajes, si es que algo les une, es lo que atrapa en la lectura. El problema es que en algunos pasajes, debido a la dificultad del planteamiento, da la impresión de que algunos capítulos son sólo relleno para esperar a la otra trama. Con todo el conjunto es satisfactorio y no defraudará a los seguidores experimentados de Murakami aunque para los neófitos quizá sea más recomendable comenzar por otra obra.