Esta semana leemos un cómic que nos llega fresco desde Estados Unidos: Fatale huele a pólvora y también a azufre. Mientras esperamos a que la colección se complete y recopile para editarse en España, reflexionamos sobre el valor añadido de un formato en peligro de extinción, el comic-book. Saciaremos el apetito con que nos deja este Fatale #1 revisando otros grandes trabajos del dúo que se ha propuesto reavivar el género negro en el cómic americano: Sleeper, Criminal e Incógnito.
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La portada de Sean Phillips atrapa el arquetipo de la mujer fatal del cine de los años 40 y 50. Para añadirle misterio a una mirada, nada como un poco de fuego infernal
Conocí la obra de Ed Brubaker y a Sean Phillips con un cómic titulado La Escena del Crimen, publicado en dos tomos por Norma, que recopilaban los cuatro números de una serie publicada por Vértigo en 1999. Phillips se encargaba de entintar el dibujo de línea afilada y precisa de Michael Lark. El domino de Brubaker de los resortes del género le permitían darle frescor a una serie de elementos que no por conocidos dejan de perder su capacidad para atrapar al lector. Un detective recibe la visita de un cliente, una joven atractiva, tan rota por dentro como él. Surge una implicación personal que lo arrastra sin que pueda darse cuenta hasta que, demasiado tarde, se descubre que el caso es más complicado de lo que parece en un principio. Ha mordido más de lo que puede tragar. La historia es conocida, pero el enfoque neo-noir anticipaba una tendencia a la exploración renovadora de un género que parece inmortal.
“Hacía tres años que no veía a Paul Raymonds, y me hubiese encantado que las cosas siguieran así…”
Jack Herriman es un detective en apuros en "La Escena del Crimen"
La Escena del Crimen disparó la carrera de Ed Brubaker (Bethesda, Maryland, 1966) en DC Cómics, donde pronto pasó a guionizar una etapa de la serie regular de Batman. En 2001 vuelve a colaborar con Sean Phillips en la revisión pulp de Batman que es Gotham Noir y continúa trabajando en series como Catwoman o Detective Comics. Su mejor trabajo para DC llega con Gotham Central (2003 – 2006), serie de 40 números co-guionizada junto a Greg Rucka y una vez más con dibujo de Michael Lark. Brubaker cambia el foco y se centra en la perspectiva de la policía de Gotham, tratada con un realismo que no tiene nada que envidiar al de series como The Wire o más cerca de los superhéroes, al Batman cinematográfico de Nolan. Seres humanos, con debilidades y preocupaciones humanas, frustrados por su impotencia frente a archivillanos como Dos Caras o Mr. Frío y frente a la figura del justiciero con recursos ilimitados y por encima de la ley. La serie ganó un premio Eisner y un premio Harvey y contó con la colaboración, junto a Phillips, de artistas como el español Kano. En nuestro país la serie completa está recopilada en un tomo por Planeta deAgostini.
“El problema que tiene mi historia es que presenta demasiados comienzos…”
Las cosas pintan mal para el agente Carver desde la primera viñeta en "Sleeper"
Mientras guionizaba Gotham Central, Brubaker contactó con con Sean Phillips (1965) para un nuevo proyecto: a raíz de una colaboración en la serie limitada del sello Wildstorm, Point Blank (2003), se había abierto el camino para una serie que iba a combinar espías y conspiraciones vistas desde el punto de vista de un héroe atípico infiltrado entre supervillanos. Aunque en 2003 ya formaba parte del gigante DC Cómics, los inicios independientes de Wildstorm dejaban una tradición de superhéroes mucho menos cerrada que la de los cómics de Batman, y una herencia nada desdeñable de personajes creados por figuras como Alan Moore o Warren Ellis.
La libertad creativa de Brubaker se combinó por primera vez con el talento desatado de Sean Phillips para dejarnos Sleeper (2003 – 2005), un cómic espectacular, especialmente en sus primeros dos volúmenes: el agente de Operaciones Internacionales (una especie de CIA superheroica) Holden Carver tiene la misión de infiltrarse en una secreta organización criminal dirigida por un hombre misterioso llamado Tao. Cuando el único superior informado de su misión, John Lynch, queda en coma tras sufrir un disparo en la cabeza, Carver se encuentra, atrapado a su suerte dentro de una organización criminal y perseguido por su propia agencia. La estrecha barrera entre el bien y el mal, acentuada por el carisma de Tao y la presencia de una mujer fatal con la que entabla una relación sadomasoquista llevan al personaje a cuestionarse no sólo su papel de héroe o villano, sino que existan tales cosas.
Sleeper es un comic de superhéroes donde en contadas ocasiones puede verse un uniforme, una capa o una máscara. Sean Phillips aplica un dibujo realista, con pocas líneas muy precisas, en línea con el estilo de Michael Lark y otros dibujantes con los que Brubaker ha contado; pero añade sus características pinceladas negras para marcar unos contrastes violentos, desapacibles, extremadamente expresivos, completando un cómic muy notable. En España está publicado en cuatro tomos por la editorial Norma.
Tras el éxito de Gotham Central y Sleeper, Brubaker da el salto de DC a Marvel, con quien firma un contrato de exclusividad. La Casa de las Ideas le ofrece varias series limitadas y en 2005 comienza a guionizar Capitán América, aportando a la serie un nuevo vigor que culmina con la sonada muerte del Capitán América dentro de los acontecimientos del mejor crossover Marvel de los últimos años, Civil War. A partir de 2006 toma el control de otro personaje franquicia por el que han pasado guionistas míticos, Daredevil, recogiendo la antorcha de Brian Michael Bendis. Este último había inaugurado con Powers (2004) las publicaciones de Icon Cómics, un sello subsidiario de Marvel que permite al autor el control sobre la obra y conservar la mayor parte de los derechos: exactamente lo que Brubaker necesita para su siguiente proyecto con Sean Phillips.
“Ahora que todo se desmorona a mi alrededor, me acuerdo de mi padre…”
Jacob Kurtz, un hombre de familia a punto de vivir una "Mala Noche" en el cuarto volumen de "Criminal"
El primer volumen de Criminal, titulado “Cobarde”, comienza a publicarse en 2006 y marca el comienzo de una línea que prosigue hasta la publicación de este Fatale #1 . Los autores pretenden revisar el género negro desde sus entrañas, con personajes portadores de un destino trágico que se ven empujados a un mundo oscuro y violento, con el tono y la profundidad en el retrato psicológico a los que Brubaker ya nos tiene acostumbrados, y con un Sean Phillips que continúa avanzando en su particular camino a la perfección. Cobarde es la historia de un atracador de linaje criminal, de una huída, de la disputa entre dos rivales, un ladrón y un policía que trabaja para la mafia. El segundo volumen, Lawless introduce el personaje de Tracy Lawless, un militar con problemas con la autoridad que se convierte en desertor para investigar el asesinato de su hermano y ejecutar su venganza. En Los muertos y los moribundos la acción se traslada a los años setenta, con tres historias que profundizan en unos personajes torturados, derrotados por las circunstancias, cuyos destinos se entrecruzan de forma dramática. Mala Noche, cuarta entrega de la saga, es un viaje kafkiano y oscuro, que nos recuerda a películas como Perros de Paja (Sam Peckinpah, 1971) o Marathon Man (John Schlesinger, 1976). Es posiblemente el trabajo más redondo de la saga, por lo que no daré más información sobre el argumento. En Los Pecadores, quinto y último tomo de los publicados en España de momento, vuelve a escena el ex-militar Tracy Lawless en otra excelente entrega que nos deja expectantes de la publicación en España de The Last of the Innocent, el sexto volumen, serie aún abierta en Estados Unidos.
Estamos deseando conocerla. Este año saldrá en España el último volumen de Criminal, hasta el momento
Valor añadido
Las editoriales españolas apuestan cada vez menos por la grapa y cada vez mas por el tomo recopilatorio, adaptando la edición trade paperback americana que recopila una serie o un arco argumental completo. Hace años que el formato comic-book en España ha quedado limitado a los cómics de superhéroes más populares, con una base de coleccionistas detrás que los pueden hacer rentables (aunque al final se termine recopilando casi todo en tomos, pasados unos pocos años).
Sin embargo hay ocasiones en que, seas o no coleccionista, sí que merece la pena atesorar esos cuadernillos americanos de 32 páginas, completar la colección y conservar cada número en una bolsa que lo preserve de las inclemencias del tiempo. En primer lugar, porque realmente están pensados para ser leídos de esta forma, en a penas en quince o veinte minutos. Pensados para dejar al lector esperando al siguiente mes releyendo, prestando atención a los detalles en cada nuevo vistazo, impaciente. Están pensados para enganchar. Si se publicasen directamente como una novela gráfica, seguramente prescindirían de los cliffhangers (final de capítulo especialmente revelador o perturbador, que deja la acción pendiente de su continuación)
En segundo lugar, porque pueden presentar un valor añadido. Así lo han sabido entender Ed Brubaker y Sean Phillips: desde el primer número de Criminal cada comic-book viene acompañado no solo por las fantásticas y pictóricas portadas de Phillips, sino por un artículo a cargo de otro autor sobre algún tema relacionado con el género negro en el cine y la literatura, ilustrado con preciosismo y buen gusto por el infalible artista británico. Reseñas de películas como Sed de Mal (Orson Welles, 1958), Retorno al pasado (Jacques Tourneur , 1947), El Largo Adiós (Robert Altman, 1973), Yakuza (1974), análisis de géneros como el Blaxploitation, el cine policiaco made in Hong Kong o los polis duros del cine y la televisión ofrecen al lector novel una estupenda puerta de entrada a todas las influencias que confluyen con maestría en el cómic. Estos suplementos no se publican en la edición recopilada de la serie, son un extra para premiar la fidelidad de los lectores del comic-book. Cabe destacar que en la edición española de Criminal, a cargo de Panini (en tapa dura y en general muy buena) sí que se incluyen estos suplementos, en los tres primeros volúmenes. En los dos siguientes se respeta, como en la edición americana, el carácter exclusivo de este extra, pero en su lugar aparecen reseñas y artículos siguiendo la línea marcada, a cargo de críticos españoles. Un detalle muy destacable.
Zack Overkill, villano "pulp" reconvertido en cartero. La cosa no podía durar
En la misma línea, pero acercándose al género pulp, nuestro dúo dinámico desarrolló Incógnito (2009), con un villano de moral caprichosa que se ve obligado a acogerse al programa de protección de testigos. Un entretenido viaje a los héroes y antihéroes enmascarados de los años 30 y 40 que hará las delicias de los aficionados del género, y del que esperamos más en próximos volúmenes.
“Así que así es como mi vida entera descarriló en un día…”
Primera página de Fatale #1
Fatale #1 parece volver a las raíces. Una historia que contiene varias historias, girando en torno a la magnética figura de una misteriosa mujer fatal. Sean Phillips nos deja una portada para enmarcar. La editorial es Image, que concede total libertad a los autores para maquetar un comic-book a su manera, esto es, con un gusto exquisito en su diseño. Destaca un nombre, Dave Stewart, galardonado con siete premios Eisner por su trabajo como colorista en series como Hellboy (Mike Mignola). Su aportación es fundamental para completar un trabajo sorprendente, donde Brubaker gira hacia el terror desde su particular óptica, en una historia que se desarrolla en varios escenarios temporales, 1956, 1979 y 2012. El valor añadido se manifiesta en un artículo sobre el terror de H.P. Lovecraft y su influencia, elección reveladora, acompañado de un espectacular retrato a cargo de Sean Phillips.
Sean Phillips ilustra un artículo que profundiza en las razones de la influencia de Lovecraft en la literatura fantástica y de terror de la segunda mitad del siglo XX, a pesar de la poca trascendencia que su obra tuvo en su propia época
El británico nuevamente ofrece un trabajo artístico de primera calidad a lo largo de todo el cómic, aclarando su línea cuando dibuja las suaves facciones de la misteriosa Josephine y la ensucia con su pincel con personajes turbios como el policía corrupto Walt Brooker. En sólo 32 páginas la seductora mirada de Jo, cargada de amargura y de un embrujo sobrenatural, consigue que tres hombres estén dispuestos a dar su vida por ella. Y tal vez su alma.
Josephine no es mala, es que la han dibujado así. Si os parece sugerente no dejéis de visitar la web de Sean Phillips, llena de bocetos y dibujos terminados de este y otros proyectos http://surebeatsworking.blogspot.com/
Nunca es tarde para dejarse atrapar por el género negro. De la mano de Brubaker y Phillips tened por seguro que no os arrepentiréis.
Raúl A. Astruga
Mercader de historietas en La Parada de los Cómics y miembro de la Asociación Cultural El Planeta de los Cómics.
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