Revista Cultura y Ocio

Lecturas encadenadas.- Julio

Publicado el 01 agosto 2014 por Molinos @molinos1282

Lecturas encadenadas.- JulioCinco libros. Cinco autores. Ninguna mujer. Un inglés, un español, un islandés, un americano y un italiano. Todo novelas.
Empecé el mes con La mujer de verde de Arnaldur Indridason. Este libro me lo regalaron las princesas y El Ingeniero por mi cumpleaños y lo tenía desde entonces esperando en la estantería. Novela negra nórdica. Frío, un detective solitario, un crimen y un misterio. Nada nuevo. A mí todos los detectives nórdicos me recuerdan a Wallander que fue el primero que me encontré. Se lee fácil, está entretenido y no agrede. Mantiene el interés sin ser demasiado obvio y sin trampas. Ideal para la tumbona.
Un paraíso inalcanzable de John Mortimer. Lo saqué de la biblioteca tras leer una recomendación de Elena Rius. ¿Cómo sería Downtown Abbey si continuara hasta nuestros días? Sería exactamente esta novela. El autor explica en la introducción que comenzó a escribirla al mismo tiempo que un guión para una serie de tv y se nota muchísimo.
Es una historia ambientada en el típico pueblo inglés  entre los años 50 y los años 80. Aparecent odos los personajes típicos: la familia noble que ya no es tan noble, el párroco peculiar, el médico, los huelguistas de los años 70 empobrecidos por el tacherismo, los colegios exclusivos..el catálogo completo de los personajes de una serie. Es un libro muy muy entretenido y que se lee con agrado, con una sonrisa en la cara. Si te gusta lo inglés, definitivamente es tu libro. Ideal también para el verano.
"Simeon miró al joven que tenía delante y se preguntó, no por primera vez, como sería haber nacido sin capacidad para dudar. ¿Sería una bendición, una maldición o una simple carencia física, como nacer sin sentido del olfato? En ese momento, no llegó a ninguna conclusión."

En la Feria del Libro de Madrid y también por recomendación de Elena Rius compré Crematorio de Rafael Chirbes.
Es un libro áspero, duro, correoso, sucio. La crónica de la corrupción, del destrozo ambiental, la construcción desenfrenada, el enriquecimiento por el enriquecimiento, la vileza, las miserias, la destrucción de cualquier atisbo de belleza tanto interior como exterior. El dinero que todo lo corrompe y destruye, hasta los más idealistas acaban sucumbiendo ante él.
Chirbes escribe torrencialmente, "apretujado", apretado, dejándote sin aire, sin ver el horizonte, sin espacio, exactamente igual que si estuvieras en mitad de esas construcciones que cubren nuestras costas. Esta sensación la consigue formalmente, por la manera de escribir sin puntos y aparte en un único párrafo que se extiende durante páginas y páginas hasta completar un capítulo y también por el fondo. Lees y te encuentras sepultado en palabras, en ideas, en referencias, en relaciones...tantas que casi no puedes respirar. Al terminar cada capítulo tienes que parar a coger aire, a digerir lo leído y tomar fuerzas antes de sumergirte en el siguiente.
Es un libro durísimo, buenísimo pero duro por lo que tiene de real, de vida misma.
"Reírse su padre y ella entre lágrimas, entre sollozos.¿No lo hacen así las familias? ¿No homenajean así a sus difuntos, hablando de esas cosas, hablando de ellos? Los psicólogos dicen que es necesario representar el dolor, la ceremonia del funeral, el llanto, el luto, todos los psicólogos lo dicen, lo recomiendan; representar el dolor te lo quita de encima; o, mejor dicho, lo convierte en otra cosa, en otra forma de sufrimiento que es distinta porque parece que no es inconsolable, porque lo dota de cierta finalidad; así, compartido, meditado, parece que el dolor alimenta algo, que sirve para algo. El sufrimiento pasa de ser una fiera que te devora las entrañas a un animalito de compañía que acaricias, con el que hablas. Que se tiende a dormir al pie de tu cama." 

Cuando leí "Travels with Charley" me encontré con esto:
"There was a sign in Sauk Centre all right: "Birth place of Sinclair Lewis. (...) I didn´t know him well, never knwe him in the boisterous days when he was called Red. Toward the end of his life he called me several times in New York and we would hace lunch at the Algoquin. I called him Mr. Lewis - still do in my mind. He didn´t drink any more and took no pleasure in his food, but now and then his eyes would glitter with steel. I had read "Main Street" when I was in high school, and I remembered the violent hatred it arouses in the countryside of his nativity".
Rebuscando por las estanterías del despacho de Los Molinos buscando algo que no recuerdo, me saltó entre las manos un tomo verde, con papel fino "de Biblia" y letras doradas en las que ponía "Novelas escogidas de Sinclair Lewis" y claro, tuve que cogerlo y leer "Calle Mayor".
Calle Mayor es como un culebrón de sobremesa mezclado con unas gotitas de "La Regenta". No pasa nada especialmente interesante más allá de las elucubraciones mentales de la protagonista, Claire, una joven con muchos ideales que se casa con un médico de una pequeña ciudad de la interminable llanura del Medio Oeste americano. Llega allí tan contenta y se le cae el alma a los pies por el provincianismo, la cortedad de miras, los cotilleos y el aburrimiento. Es la historia de una vida con todos sus detalles, incluso los más pequeños. El libro es un aburrimiento que supongo que en su momento debió impactar a todos esos habitantes de las ciudades de la pradera. Steinbeck contaba que Sinclair Lewis no volvió a ser bien recibido en su ciudad natal, en la que se había inspirado para escribir esta historia.  
Eso sí, Sinclair Lewis ganó el Premio Nobel en 1930, según pone en el prefacio del libro con papel de Biblia porque ese año los académicos suecos pensaron que el premio era demasiado "europeo" y "anglófobo" y lo solucionaron premiado a Sinclair. 
Es un libro "pasado de moda", ha envejecido fatal. 
"Se daba largos paseos y era sensata en lo que se refiere a su calzado y al régimen de alimentación. Y nunca se dio cuenta de que vivía". 
"El mayor misterio que rodea a un ser humano no es su reacción ante el sexo o el elogio, sino la manera como se las ingenia para emplear las 24 horas del día."
He terminado el mes con  El caballero inexistente de Italo Calvino. Este libro lo tengo "en depósito". Mi amigo Pablo se ha ido a Perú a hacer las Américas y me ha dejado unos cuantos libros para que se los cuide, entre ellos éste. El día que los recogí en su casa, los traje a Los Molinos, los coloqué en la estantería y no volví a pensar en ellos hasta que un día recién despertada de mi sesión de pesadillas diaria, al levantar la mirada vi este librito llamarme.
Es una novela de fantasía y de caballerías. Con caballeros y princesas, con Carlomagno y un loco que cree que es el mar o el agua y que cambia de nombre con cada persona que lo conoce. Es un librito de batallas, aventuras y amoríos. Y es un libro con un finísimo sentido del humor con el que me he reído.
"Si infeliz es el enamorado que invoca besos cuyo sabor ignora, más infeliz mil veces es quien probó apenas ese sabor y después le fue negado."

Para agosto ya tengo uno entre manos maravilloso, El Cuarteto de Alejandría preparado, un libro regalado por una editorial y otro de Zadie Smith....no puedo esperar. 

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