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Lecturas obligatorias 4: la peste negra

Publicado el 15 agosto 2011 por Isi

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La peste negra

Retomo la sección gracias a La doctora de Maguncia, libro en el que se me ha presentado un nuevo tema, esta vez microbiológico, para poder explayarme a gusto: la Peste Negra, enfermedad que que asoló Europa durante el siglo XIV.

Seguro que todos sabéis algo sobre esta enfermedad que acabó con un tercio de la población Europea, que se dice pronto. Casi hasta da miedo pensar en ella, como cuando pensamos en las vacas locas o en el VIH, pero hay que estar tranquilo porque esta enfermedad fue tan mortífera tan solo por un motivo: aún no se conocían los antibióticos. Ahora sería como pasar una gripe; nada grave.

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La peste negra es sinónimo de la peste bubónica y está producida por una bacteria: Yersinia pestis. Se trata de una enfermedad zoonósica, es decir, que se transmite de los animales al hombre ¿Y qué animal la portaba por aquella época? Pues las ratas
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Hay que tener en cuenta que la Edad Media fue una época en la que la higiene brillaba por su ausencia y las personas convivían más estrechamente con ciertos animalillos.

Hay tres formas diferenciadas de la peste, pero hay que tener en cuenta que una puede evolucionar hacia la otra y pueden presentarse al mismo tiempo. Intentaré explicarlas una a una y cómo se relacionan entre ellas, para hacernos una idea de la manera en que se propaga.

Peste bubónica. Las ratas son el reservorio

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natural de Yersinia pestis, es decir, que pueden presentar una infección crónica sin llegar a morir. La pulga de la rata (Xenopssylla cheopis) se alimenta de la sangre de los roedores y transmite la enfermedad de un animal a otro. Normalmente esta pulga parasita solo a ratas, pero ante una infección de grandes proporciones, las población de ratas caería en picado y la pulga buscaría compañía humana… Por la picadura de una pulga, nuestra querida Yersinia pasa primero a los nódulos linfáticos, que se inflaman y forman los llamados bubones. Estos están repletos de bacterias, así que, si se abren, Yersinia puede seguir diseminándose tanto por la sangre del paciente como a otras personas. Una vez que la bacteria se disemina por la circulación sanguínea causa todos los síntomas típicos de la peste (fiebre, debilidad, etc) y numerosas hemorragias que se manifiestan como manchas negras por todo el cuerpo (peste negra). La muerte se produce en 3 - 5 días.

Peste neumónica. Cuando tenemos las bacterias diseminándose por el torrente sanguíneo puede ocurrir que colonicen los pulmones; también pueden hacerlo directamente por inhalación. En todo caso, habrá síntomas de neumonía, con expulsión de esputos de sangre que contienen bacterias y, evidentemente, pueden propagar la enfermedad sin necesidad de las pulgas, por lo que las personas afectadas deberían ser sometidas a cuarentena.

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Peste septicémica. La septicemia es la difusión de microorganismos por la sangre, así que por definición sabemos que la bacteria está presente en la circulación y es trasladada por todo el organismo. En este caso no hay bubones porque está en la sangre, no en la linfa y, si no ha habido colonización del aparato respiratorio, tampoco se presentarán esputos sanguinolentos, así que es muy difícil de diagnosticar y además tiene una alta mortalidad.

Como veis, la enfermedad se puede presentar de alguna de estas tres maneras, o de todas a la vez; si nos pica una pulga infectada lo más normal es que aparezcan bubones, cosa que no ocurrirá si inhalamos aire que contiene la bacteria. Todo depende. Pero, en cualquier caso, Yersinia pestis no resiste un tratamiento antibiótico y contra ella se pueden administrar antibióticos de uso común como tetraciclina, estreptomicina y cloranfenicol (los que nos recetan cuando tenemos anginas, por ejemplo). Yersinia tiene resistencia natural a la penicilina, así que es el único que no podemos utilizar contra ella. Además, una persona que ha pasado la peste será ya inmune a ella, al igual que sucede al vacunarnos contra cualquier otra enfermedad.

En relación a La doctora de Maguncia, la mejor forma de transmitir la peste es precisamente como lo hacían ellos: juntando a las personas sanas con las enfermas, es decir, llamando a los fieles a las iglesias a rezar, haciendo procesiones multitudinarias y encerrando a los enfermos en monasterios llenos de monjas y sacerdotes que rezan por su alma a los pies de la cama. La pandemia sucedió entre los años 1347 y 1351 y diezmó a la población: murieron 1/3 de los habitantes europeos, pero nada tuvo que ver con los judíos, con los castigos divinos ni con otras majaderías que se inventó la gente de aquella época.

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Otras lecturas obligatorias:

Imágenes: imagen 1, imagen 2, imagen 3.


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