Como se acerca Halloween y ya sabéis que me encanta esta fiesta (aunque nunca la puedo celebrar porque hace falta dinero que no tengo!) he pensado que debía escribiros un artículo sobre esa olvidada literatura de terror que casi brilla por su ausencia y que un servidor exige a gritos (pero de calidad, ojito, no nos confundamos). Por eso hoy os voy a hablar de esos libros que nos quitan el sueño después de leerlo y también indagaré sobre el género y su trayectoria, los títulos más famosos de la literatura de terror y los que a mí, personalmente, más pesadillas me han producido.
¿Queréis saber cuáles son los libros de los que os voy a hablar? Dadle a "leer más" ¡y a pasar miedo! Pero os advierto que luego no vais a poder dormir, ¿eh? Vais advertidos.
Hace unos años os comentaba lo poco comercial que es el género navideño dentro de la literatura (leer artículo) y con riesgo de repetirme, en este artículo os vengo a hablar de lo malogrado que está el género de terror en la literatura. Sí porque, pensadlo seriamente. ¿Conocéis muchos libros de terror realmente buenos? Seguramente os habrán venido algunos títulos a la cabeza, sin embargo, todos ellos clásicos (o de Stephen King). Pero, ¿y nuevos? ¿Por qué no se pone de moda el género de terror? Se ha puesto de moda el género erótico, el género romántico paranormal, el urban fantasy, la literatura juvenil en general... pero los libros de terror se han quedado relegado a un público específico, a una estantería media olvidada en la librería. O las editoriales no apuestan demasiado por este género o son los propios autores los que pasan de largo. ¿Está el terror de la literatura tan denostado como el cinematográfico?
Lo cierto es que el terror tuvo una época dorada, allá por el siglo XVII, cuando apareció la llamada Novela Gótica, la que dio origen al género de terror literario. Seguro que os suenan importantes obras de aquel entonces como el El castillo de Otranto (1765) de Horace Walpole o Los misterios de Udolfo de Ann Radcliffe y si no, os sonarán sus múltiples hermanos casi gemelos que se multiplicaron por esas épocas, cuando se puso en auge aquello de provocar mal rollito a los lectores. Todas estas novelas tenían una iconografía que ha sobrevivido a día de hoy gracias a las películas de terror, tales como cementerios, castillos medievales, hombres lobos, vampiros, fantasmas... Pero no fue hasta XIX que aparecieron los grandes entre los grandes, o al menos para mí, los mejores en esto del arte de infundir pavor, tales como Edgar Allan Poe, con sus cuentos tenebrosos (El corazón delator, el Gato negro, La caída de la casa de Usher, el Pozo y el péndulo, entre otros), Mary Shelley y su moderno prometeo, Frankenstein o Bran Stoker y su célebre no muerto, Drácula.
Pero si de infundir terror hablamos, entonces tenemos que viajar al siglo XX, donde también tuvimos nuestra gran dosis de terror magistral y mentar a H.P. Lovecraft, al que se le considera el gran innovador del cuento de terror, mundo al que aportó una mitología propia con novela "Los mitos de Cthulhu". El propio Stephen King lo considera «el príncipe oscuro y barroco de la historia del horror del siglo XX» (cita de Danza macabra, no-ficción). Este hombre de gran capacidad imaginativa y gran inteligencia, fue un escritor poco valorado en su época, pero el tiempo le ha dado razón y hoy por hoy, su nombre es sinónimo de Terror con mayúsculas. Sus invenciones (casi todas sacadas de Los Mitos de Cthulhu) son hoy fuente de inspiración para películas, otras obras de literatura, videojuegos y hasta manga y anime; el propio Stephen King lo considera uno de sus pilares creativos. Y no es para menos, pues Lovecraft sacaba las ideas para sus horribles historias de sus propias pesadillas, aquellas que le perseguirían durante toda su enfermiza vida, hasta el día de su muerte.
El terror en la literatura ha tenido muchísimos genios en sus filas. Grandes maestros a lo largo de la historia han creado una estupenda bibliografía de títulos que podéis disfrutar y luego no dormir durante noches seguidas. El trasfondo de todas estas historias siempre giran sobre temas mundanos, muy humanos y cercanos, como el ansia del conocimiento prohibido, la pesada culpa y el profundo terror a la muerte y al fin de los días. El aire lúgubre de todas estas novelas, tal vez rocen el toque pesimista, misántropo y depresivo, y por lo mismo, hoy en día sólo haga felies a los más fieles amantes del género de terror. Sin embargo, en pleno siglo XXI también tenemos a grandes genios de la literatura de terror, como es Stephen King y su hijo, Joe Hill.
¿Quién no conoce hoy en día a Stephen King? Realmente, quien no lo haya escuchado alguna vez, es que no vive en este mundo. Porque su nombre forma parte hoy en día de la cultura pop de cualquier país. ¡Que ha aparecido hasta en los Simpsons, señores! Eso ya es algo que marca la diferencia... Ahora fuera broma. Stephen King es la conexión al terror gótico de 1800, de esa maestría inaudita, innata de aquellos como H.P Lovecraft o Edgar Allan Poe, y el ahora más presente y candente. Stephen King tiene en su haber mil títulos recomendables que dan tremendamente mucho miedo, pero os voy a recomendar las que mejor me lo ha hecho pasar, como sus clásicos El Resplandor e IT, pero tened en cuenta que ninguno de estos libros da realmente miedo.
Sí, ya lo sé, tengo que explicarme mejor: Stephen King es un escritor de terror. Sí. Pero no da miedo. ¿Por qué? Pues porque él es el maestro del ser humano. Nosotros tememos a lo desconocido, a los extraterrestres, a los fantasmas... pero Stephen King nos retrata a algo que ya conocemos: a nosotros mismos. Al ser humano, ese cruel y mezquino, ese débil y corruptible. De ese ser miserable no nos asustamos, no en el estricto sentido de la palabra, sino que nos sorprendemos y nos replegamos, asqueados de la realidad que se nos muestra en sus novelas. Sin embargo, Stephen King hizo un gran trabajo de terror en "Cementerio de animales", una novela que te pone los pelos de punta, eso hay que reconocerlo. Pero si lo que queréis es morir de miedo, entonces debéis leer "El traje del muerto", de Joe Hill, hijo de Stephen King. Este joven autor promete ser tan bueno como su padre, pues es capaz de narrarnos inefables descripciones aterradoras y no arrugarse.
Otros que son capaces de hacer exactamente lo mismo, y en pleno siglo XXI, son los japoneses. ¿Quién no ha visto una buena película de terror japonesa y ha deseado cerrar los ojos más de una vez? Muchos de los que estáis leyendo esto sabéis que los japoneses tienen una forma diferente de entender el terror. Sin sangre, sin grandes juegos de luces. ¿Pues sabéis que esto también pasa en su literatura? Terror psicológico es como lo llaman. Grandes obras de arte como The Ring o Dark Water están basadas en novelas homónima, como The Ring y Dark Water, de Koji Suzuki. También tenemos los casos de libros japoneses que han inspirado videojuegos, como Parasite Eve, de Hideaki Sena, que dio lugar a un videojuego del mismo nombre de la desaparecida factoría Squaresoft.
Y si hablamos de videojuegos de miedo, no puedo más que pensar en Resident Evil, también de factoría japonesa. ¿Sabíais que Resident Evil tiene varias novelas que nacieron a raíz del videojuego? Estas novelas están escritas por S. D. Perry y siguen una línea coherente con el videojuego y, por supuesto, son una apuesta más por la literatura zombie, que también tiene un gran hueco dentro del género de terror. Seguramente todos sabéis lo que es un zombie, pero tal vez desconocéis que los zombies los "inventaron" los haitianos y que está estrechamente ligado al culto vudú de esa cultura.
El que sentó las bases del género de terror de zombies fue un escritor francés, Paul-Alexis Blessebois, que a fecha de 1697, escribió una especie de parodia llamada "El Zombi del Gran Perú (Le Zombie du Grand Pérou)", mezclando el terror con la comedia (cosa que, siempre desde el punto de vista histórico, ha sido muy común en el género zombie del cine y la televisión). Pero el que realmente se considera como un gran exponente del modelo de zombie moderno que hoy conocemos es el ya mencionado H. P. Lovecraft (os lo dije, él ha sido padre de muchas de las cosas que hoy consideramos "terror"), que fue de los primeros en insinuar otra forma de resucitar a los muertos sin ser mediante magia o brujería sino por medio de la ciencia, como hizo en sus relatos "Herbert West: reanimador" o en su novela "El caso de Charles Dexter Ward".
Antes hablaba de las modas, de esas modas que han pasado rozando el género de terror como son las modas del romance, del erotismo o hablando más globalmente, la moda de la literatura juvenil. Entre estas modas, también se encuentra el boom zombie. Una moda literaria que ha traído tanto a nivel nacional como internacional muchísimos títulos de gran valor para el género de terror, muestra de ello son algunos títulos como Diario de una invasión zombie, de J. L Bourne o las tenebrosas novelas de "Los caminantes", de Carlos Sisí (ganador recientemente del premio Minotauro), sagas y propuestas que, a pesar de ser muy post-apocalipticas, nos ofrecen un gran pozo de terror, con pasajes sangrientos y desesperantes que te consiguen poner el corazón en el gaznate. Sin embargo, y aunque cueste creerlo, la moda zombie no sólo ha contribuido al género de terror, sino también al género romántico y hasta al ensayo no-ficción, tales como la saga juvenil de Daniel Waters "Generación Dead" o R y Juliet, de Isaac Marion.
Y ya que hablamos de libros juveniles de zombie, un género extraño pero que tiene sus adeptos, ¿os podéis creer que el género de terror es un gran ausente en la literatura juvenil? Hay realmente pocos títulos buenos dentro de la literatura juvenil de terror puro, realmente conozco muy pocos porque libros de terror juvenil... ahora no caigo, pero si lo mezclamos con otros géneros os puedo rescatar unos cuantos títulos que yo creo que son grandes apuestas, tanto para los más pequeños como para los jóvenes de todas las edades, donde yo me incluyo. Estos títulos son variopintos, sin embargo, ninguno da realmente pavor como habíamos visto que sí daban las novelas góticas del siglo XVIII. La ambientación ha cambiado, se han modernizado los temas tratados y los personajes protagonistas. Del mártir arrepentido ha pasado al joven con problemas en el instituto y de la búsqueda del conocimiento prohibido y el acecho de la muerte, hemos pasado a temas más superficiales como la lucha contra fantasmas u otros elementos paranormales (muchos de ellos, metidos a veces con excusas románticas).
De este palo son algunos ejemplos como Hollow Pike, de James Dawson, la dilogía "Retrum" del español Francesc Miralles o la saga "Anna vestida de sangre", de Kendare Blake (todos ellos reseñados en la revista). Estos títulos no son exclusivamente de terror, siempre van de la mano de algún otro género como el romance, para hacer la lectura más agradable, pero no dudéis en echarles un vistazo una noche de Halloween, porque os aseguro que muchos pasajes os darán más de una sorpresa, probad con "Bel, un amor más allá de la muerte", de Care Santos, para que sepáis de lo que os hablo.
Dentro de la literatura para jóvenes, se encuentra el siempre olvidado Middle Grade, que es un tipo de literatura que a mí, particularmente, me gusta siempre y cuando lo que me vendan sea de verdadera calidad y tenga un grado de madurez lógico (no por debajo de esa línea, que entonces ya comienzan a irritarme). Entre las que me parecen grandes apuestas en el género de terror y con muchísima calidad, se encuentran la saga de Dreamhouse, de Robert Liparulo o la saga de Patrick Carman, "Skeleton Creek", que, además, es casi pionera en un tipo de literatura audiovisual que mezcla las nuevas tecnologías como la informática y el mundo audiovisual para conseguir en el lector un efecto aún más intenso, mezclando la narración con las escenas interpretadas en vídeo.
Dentro de la literatura de terror, el Middle Grade tiene muchísimas propuestas. Muchas más que en la literatura juvenil, curiosamente. Creo que es porque, erróneamente, los autores creen que es más fácil meter miedo a niños de 11 a 13 años que uno más "peludo" como diríamos por aquí. Puede ser que para asustar a un joven de 17 años necesitéis un proceso más elaborado, unas excusas mejor construidas y más explicaciones, es verdad que puede ser más difícil, pero creo que en general, lo que realmente hay que tener es la mente en el lector. Si eres un buen escritor de terror, sabes lo que da miedo, tanto a niños como a jóvenes como a adultos. Todos tememos a algo o alguien. Hay que ser un encantador de serpientes y buscar el punto débil hacia el cual dirigir la cobra e hincarle los colmillos. Y de eso sabe mucho un señor que muchos conoceréis y que se llama R. L. Stine.
¿Quién no ha leído alguna vez la mítica serie de "Pesadillas", de R. L. Stine? Creo que no me equivoco si os digo que mi primer libro fue uno de esta estupendísima saga de terror para niños. Más concretamente el de "El mago maldito", el cual nunca me terminé porque, como ya os he contado en anteriores artículos, yo no era un niño muy lector (me dio por leer de viejo, qué le voy a hacer). Esta increíble serie de libros que en inglés recibe el nombre de Goosebumps (piel de gallina) cuenta al menos en España con más de 50 títulos publicados, con sus portadas originales, ilustradas por Tim Jacobus. En 1992 comenzó R. L. Stine esta andadura que le ha llevado a ser reconocido como el Stephen King de los niños, esa misma andadura que le llevó a vender los derechos de toda la saga para una serie de televisión homónima que más de uno recordará con mucho cariño.
Y es justo ahí, en nuestras pantallas de televisión (o en el cine, en el mejor caso) donde hemos sido testigos de grandes historias de terror cobrar vida en un formato diferente al que las engendró. Ya sabemos que el cine es un arte que se nutre, en gran parte, de la literatura. En el mundo del terror no es raro ver una gran película y que su argumento haya sido sacado de una novela con unos cuantos años a sus espaldas. Es el caso por ejemplo de muchas de las novelas de Richard Matheson, como Soy Leyenda o en El último escalón.
Sin embargo, la gran mayoría de las grandes películas "clásicas" de terror han sido adaptaciones de novelas menos conocidas. Cosas como estos se me ocurren a puñados, pero os voy a citar mis favoritos, tales como La semilla del diablo, de Ira Levin (adaptación de Roman Polanski, un clásico como ya hemos dicho), El exorcista, de William Peter Blatty (que además ganó el Oscar por ser el guionista de la cinta), American Psycho, de Bret Easton Ellis o un caso al revés, La profecía, de David Seltzer (primero fue la película y luego se creó el libro). ¿Habéis visto alguna de estas películas? ¿Os habéis preguntado alguna vez de dónde salieron las ideas para realizarlas? Pues ahora ya sabéis que también fueron novelas de terror, pero del buen terror, además, de ese que te congela la sangre. Sobre todo en el caso de El Exorcista.
Y ya llegamos al trayecto final de este extenso artículo sobre aquellas lecturas que os quitarán el sueño. Y os estaréis preguntando, ¿todos estos libros que has mencionado quitan el sueño? No, la verdad es que alguno no lo hacen, o al menos a mí no lograron asustarme. Sin embargo, he guardado para el final la guinda del pastel. Y es que si hablamos de libros que deberían ser llevados a la pantalla por su capacidad para meternos el miedo en el cuerpo y obligarnos a cerrar el libro de un golpe por si acaso algo sale de él para hacernos daño... esos libros son los de Adam Nevill, un autor que ha sido publicado en España por Minotauro y que tiene en su haber tres títulos que yo recomiendo sin pestañear: Apartamento 16, El Ritual (sobre todo este, apuntadlo donde no se os olvide) y El fin de los días.
Si queréis novelas de puro terror, novelas que de verdad os quiten el sueño y os produzcan pesadillas, apostad por El Ritual, o por cualquier novela de Adam Nevill, pues él tiene lo que habíamos mencionado antes, el poder de meterse en la mente del lector y saber qué es lo que más miedo te da, usándolo a su antojo para su beneficio.
En conclusión puedo sacar que el género de terror en la literatura ha ido evolucionando muchísimo a lo largo de estos siglos. Al principio el aura pesimista y fatalista embriagaban las historias del terror gótico y poco a poco se fue abriendo a pesadillescos más imaginarios, como los de H. P. Lovecraft; llegó la ciencia ficción (que no he mencionado por ser un mundo casi aparte, que da para mil artículos más) cambia el mundo del terror y el cine revoluciona también la novela, sufriendo ambas un constante cambio de tendencia, siempre siguiendo la estela del público y sus más salvajes e instintivos temores. No es demasiado comercial porque no mueve masas ingentes de público, también es cierto que escribir terror no es tan fácil como escribir romance (y no quiero decir que el romance sea fácil de escribir). Suscitar emociones negativas como el miedo requiere experiencia y mucha psicología, no es coser y cantar. Por lo tanto, sólo los autores que realmente aman este género y disfrutan escribiéndolo, son los que verdaderamente triunfan dentro de él. Lo que está claro es que hoy en día falta más inversión en la literatura de terror y hacen falta más libros nuevos que nos produzcan pesadillas.
That is not dead which can eternal lie,And with strange aeons even death may die
No está muerto lo que puede yacer eternamente,y con el paso de extraños eones incluso la muerte puede morir
Daichan
Daichan es un chico aficionado a la lectura desde que es joven, aunque confiesa haberse encontrado con serias dificultades para engancharse al bello arte de leer. Está estudiando Comercio Internacional y Psicología. Es el marido de Kanon y co-fundador de Mientras Lees.