Revista Cómics

Lecturas variadas de fin de semana

Publicado el 26 septiembre 2011 por Alvaropons

El fin de semana se presentaba interesante: el impresionante volumen que acaba de editar Drawn & Quaterly recopilando historias de Anders Nilsen era suficiente motivo para esperar una lectura fructífera pero, al final, las cosas se tuercen y lo leído nada tiene que ver con lo previsto. Pero antes de que se me vaya de la cabeza, que hay un par de obras de autores patrios que merecen lectura:Lecturas variadas de fin de semana comienzo por La mano del diablo, de Brais Rodríguez, que llegaba con un amplio palmito de suficientes razones para justificar su lectura (ahí es nada: premio Castelao, primera obra larga del cocreador del sugerente Carne líquida…). Y las previsiones se cumplen: el dibujante se lanza a una historia compleja, de denuncia de la guerra a través de los sinsentidos y absurdos que genera desde una perspectiva íntima, separada del gran ruido de la batalla. Evita mostrar la barbarie para centrarse en la locura humana que rige la guerra contando la historia de unos soldados que llegan a una pequeña alquería, confrontando la realidad sencilla de los que simplemente quieren seguir su vida con la lógica imposible de los que justifican el horror. Como era de esperar, el dibujante se acerca al problema desde atajos inesperados, que evitan lo patente para sugerir y mostrar desde una posición escorzada, difícil, que obligue al lector a continuar el razonamiento, dejándole espacios en blanco para la reflexión. Se nota, eso sí, que el relato largo le pasa todavía factura a un autor acostumbrado a la historia breve, con una narración que se desarrolla demasiado por momentos, por escenas definidas en donde el autor exprime ese mensaje que busca trasladar, pero que flaquea en la argamasa que las une. No es grave, la obra se disfruta y deja buen poso y, sobre todo, anuncia a un autor a seguir en el futuro.
Lecturas variadas de fin de semanaOtra obra que también deja buen sabor de boca es Borra de LuisD, un autor que debuta en el escenario de la mirada al pasado, volviendo a la inocencia de la niñez para buscar esos momentos donde la infancia comienza a quebrarse. El autor opta por un ritmo tranquilo, de paseo por el pasado que intenta rememorar las sensaciones de aquellos momentos, desde los primeros miedos a las ilusiones, de los olores a los sonidos. No hay grandes dramas ni momentos que cambian una vida. Sólo hay experiencias, de esas que se van sumando para formar eso que se llama persona. Un tebeo agradable que, quizás, juega con la desventaja de cierta saturación para el lector en este tipo de temas y con el evidente problema de llegar el último. Es difícil, por ejemplo, sustraerse a comparar el trabajo de LuisD con el de Fermín Solís, coincidente en temas, pero es injusto y erróneo: el extremeño es ya un maestro en su trabajo, definido, enfocado y centrado en lo que quiere contar y LuisD todavía tiene tiempo para encontrar un discurso propio, un lugar para contar sus historias. Borra es un excelente primer paso.
Sigo con cosas leídas que quiero comentar: Los muertos vivientes 14, de Kirkman y Adlard. Tengo por un momento la tentación de ponerlo a caer de un burro, por aquello de aburrirme de decir siempre lo bueno que es. Decir que es repetitivo en sus esquemas, que Kirkman vuelve a introducir un vértice dramático exagerado para romper la línea argumental y provocar una nueva y esperada inflexión. Que Adlard es un poco muñón y que funciona tan de fórmula que cansa. Que la historia comienza a agotarse…¡yo qué sé! Y todo sería verdad, ojo, pero me dejaría en el tintero lo más importante: que funciona a las mil maravillas. Todo lo dicho es cierto, palabrita, el reguero de defectos de la serie es largo y extenso a poco que uno se ponga a buscarlos, pero todos desaparecen como por arte de magia cuando se juntan. Juego de espejos, prestidigitación, trampas, sí, pero para el lector sigue siendo lo menos importante. Lo único que sabe el lector es que queda fascinado por el malabarismo continuo de estos dos autores. Aun sabiendo todos los trucos, Los muertos vivientes sigue enganchando desde su primera a su última página.
Lecturas variadas de fin de semana
Toca leer en otro idioma, que siempre es bueno esto de ejercer las lenguas bárbaras: The hidden, de Richard Sala. Nueva prueba de lo incomprensible del mercado español, que da la espalda a uno de los autores más sugerentes e interesantes que está teniendo el género de terror hoy en día (menos mal que, en su día, Recerca editó Peculia…). Lecturas variadas de fin de semanaY nueva vuelta de tuerca del autor, que esta vez se lanza directamente a bucear en los clásicos para continuar a Mary Shelley, explorando y actualizando la continuación del mito de Frankenstein a golpe de apocalipsis pseudo-zombi. Los lugares comunes de Sala se repiten: querencia por la atmósfera pulp, la estética Addams y Gorey para ahondar en la visión ingenua del terror de la cultura popular, desde el mito clásico del mad doctor a la scream girl de los años cincuenta cinematográfica… Pero siempre aportando una lectura reflexiva que une la propia exploración respetuosa del género con la desmitificación más deconstructiva. Empeño complicado que Sala suele conseguir con nota. Vamos, una gozada.
La siguiente lectura, la continuación del Arzak de Moebius. Eso mañana, que tengo que digerir un poco esta versión starwarsizada y de domada ortografía de aquellas míticas cuatro historias que definían la iconografía e ideología de Metal Hurlant.


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