Revista Opinión

Leer por placer

Publicado el 04 julio 2014 por Jamedina @medinaloera

De El Placer de la Lectura en F

Aparte de las ventajas utilitarias de la lectura, es decir, de los beneficios que ésta representa para toda persona que busca superarse, progresar y lograr avances económicos, sociales, de trabajo, de salud, etcétera, existe otra motivación tanto o más importante que las mencionadas, esto es, leer por placer, por gusto, porque sienta uno la necesidad espiritual de disfrutar los cuentos, novelas, poemas, historias, artículos o cualquier otro escrito de un autor que nos llame la atención.

Creo que en esta diferencia entre la lectura utilitaria y la lectura por placer podemos encontrar el motivo, la razón del por qué leemos tan poco los mexicanos, porque resulta que desde niños, cuando vamos a la escuela, nos obligan a leer para ser gente de provecho cuando seamos mayores, para que logremos una buena posición económica y social en nuestra comunidad, en el país, es decir, nos meten en la cabeza el aspecto utilitario de la lectura, pero se olvidan de enseñarnos a leer por gusto, por puro placer.

Así las cosas, salimos de la primaria y pasamos a la secundaria, preparatoria o profesional, siempre con la idea de que hay que leer porque esto nos asegura un mejor empleo, un mayor ingreso, una posición económica y social más desahogada. Entonces nos esforzamos por estudiar los textos que nos ordenan en la escuela, tratando de sacar buenas calificaciones, y nos olvidamos de leer por placer. El resultado es que, al terminar los estudios, quedamos hartos de libros y luego ya no leemos ni por obligación ni por gusto.

Por lo tanto, enseñar que la lectura es buena sólo porque “sirve” para algo no parece ser la mejor política educativa. Al igual que el lector adulto, el joven lector sentirá mayor motivación a leer si lo hace por iniciativa personal. Si convertimos la lectura en una obligación y los libros en una herramienta de aprendizaje, corremos el riesgo de que niños y jóvenes lleguen a identificarlos como una imposición que debe evitarse a toda costa.

En cambio, si deseamos que niños y jóvenes se conviertan en buenos lectores, tenemos que empezar por decirles lo que todo lector consumado sabe bien: hay que leer porque se quiere, porque se disfruta, porque es un ejercicio que causa íntimo placer.

Por demás está decir que si hemos de leer para deleite del espíritu, hay que buscar libros, revistas, artículos verdaderamente interesantes que en forma sencilla y amena nos inviten a seguir leyendo.

Artículo publicado en la revista México Rural en su edición de julio de 2014.


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