Revista Cómics

Legends, un Watchmen muy menor

Publicado el 24 octubre 2013 por Lord_pengallan

Watchmen es, entre otras muchas cosas, un cuestionamiento de los superhéroes clásicos o, más bien, una crítica al idealismo que los inspiró. Es muy probable que Moore ya los mirase con suspicacia mucho antes de escribir esa gran obra pues desde muy pronto conoció el lado malo de la tostada, ese lugar donde los superhéroes jamás operan. Te salvan el culo mil veces sin preguntarte si te interesa pero jamás harán algo para mejorar tu situación social, que puede hacer deseable un gobierno extraterrestre por ejemplo. Pero no era el único, era algo que estaba flotando en el aire que llevó a Crisis en tierras infinitas (abril de 1985). El primer megaevento del mainstream fue tan demoledor para todos aquellos que ya adultos seguían a esos personajes que abrió una grieta en el género superheroico. Por qué no valían los superhéroes ahora? Por qué ha dejado de funcionar lo de siempre, con lo que me crié? Por ello la primera fase del cuestionamiento del superhéroe fue una cosa casi exclusiva de DC. Esta editorial sacó Batman Dark Nigth(febrero de 1986), Watchmen (octubre de 1986) y Legends (noviembre de 1986) y Marvel sólo Escuadrón Supremo (septiembre de 1985), que no está protagonizada por sus superhéroes oficiales sino por las versiones marvelitas de los de DC (siempre nada es casual). Así, las Crisis produjeron historias que cuestionaban al superhéroe clásico. Legends lo hace si bien tímidamente y con superficialidad, la costumbre y la industrialidad es una losa que sólo pueden levantar las personalidades más poderosas.
Legends, un Watchmen muy menor
Este evento DC es muy mediocre por 2 motivos. El 1º es su supeditación a los intereses comerciales de la editorial. Fue concebido para explotar el novedoso concepto de megaevento e impulsar el nuevo DC, si las Crisis fueron un omega este debía ser un alfa, no porque alguien tuviese una gran historia que contar. Como se ve, está todo inventado en la política editorial de superhéroes. El 2º es porque está dirigida a un público juvenil, por ello hoy también es muy rancia pues aquel ya no existe. Lo más caduco son los diálogos, ese sentido del humor tan bobo y esos diálogos redundantes o reiterativos, pero el auténtico lastre es la absoluta falta de interés de los autores por profundizar en el tema. Legends es un cómic nada exigente para un público nada exigente. Su argumento es que Darkseid, mediante un telepredicador (fíjense en que sin ser religioso utiliza el acervo cristiano para ilustrar sus discursos), trata de desligitimar a los superhéroes explotando el miedo y el odio que todo ser más poderoso y virtuoso genera en la mayoría de los humanos. Es una historia de unos autores a los que se les acaba de enterrar su infancia. A los que se les acababa de decir que sus superhéroes, los héroes de su infancia, ya no valían. Esto hizo que se planteasen la siguiente pregunta: siguen valiendo los superhéroes después de la destrucción del Universo? Así, Legends es la justificación de unas personas que deseaban seguir prolongando su infancia de unos superhéroes que en ese momento estaban en cuestión. Están pasados de moda.
A pesar de su mediocridad, su comercialidad añeja y sus grandes autolimitaciones en Legends hay elementos también presentes en las obras de DC anterioramente mencionadas, BDK y Watchmen. Esta es la razón que me ha motivado a escribir este post. Pues si bien la obra de Miller puede que influyese en la creación de Legends, pues este se elaboró en la parte central de 1986, la obra de Moore no pudo hacerlo. Así, al igual que en el BDK, en Legends tenemos a Reagan dando órdenes a Superman, la fuerza del Bien más poderosa de la Tierra, y a este paseándose por la Casa Blanca como sólo un miembro del personal del gobierno estadounidense puede hacer; y, al igual que Watchmen, vemos a un presidente de los EE.UU prohibiendo a los superhéroes, orden que sólo Superman (como en la obra de Miller) y 4 más obedecen. En Escuadrón Supremo también se politiza a los superhéroes.
La diferencia entre Legends y esas obras capitales de los superhéroes es que jamás cuestiona al superhéroe. Este siempre es virtuoso, nunca abandona a los suyos aunque se vuelvan contra él, sería angelicales (el evento termina citando un texto maniqueo de San Pablo que pretende ilustrar lo que son los (super)héroes) si supiese hacer algo más que dar tortas. Sólo introduce "realismo", el mundo de hoy es demasiado sofisticado, demasiado complicado, demasiado peligroso para un concepto tan pasado como el del ideal heroico, en la actitud de los estadounidenses si viviesen en un cómic de superhéroes, esto es, rodeados de gente desconocida con poderes extraordinarios  que escogen la violencia como solución para los problemas del mundo y trabajan fuera de la ley, del sistema, cosa que es un modelo de comportamiento negativo para los niños (en los 80 los superhéroes aún era una cosa eminentemente juvenil para todos), mientras que Miller (las frases anteriores definen perfectamente al Batman de BDK) y, en mayor medida, Moore también cuestionan la virtud destos. El Escuadrón Supremo propone una explicación a qué pasaría si estos fuesen excesivamente virtuosos. Sin embargo, Legends no va por ahí. En realidad los motivos del miedo-odio a los superhéroes son otros, unos bastante estadounidenses como todo lo que ocurre en Legends. Hermanas y hermanas (en el contexto equivalente a camaradas, no sé que dice en el original) basta de vivir bajo la sombra de los superhéroes, basta de que nos hagan sentir inferiores, ahora el hombre normal tendrá la supremacía. Un sueño a lo KKK. Ahora entiendo porque los mutantes siguen funcionando en el posracismo. El estadounidense vive en una sociedad tremendamente desigual pero a la vez se le ha lavado el cerebro para creer que en su estado todos son iguales, esta esquizofrenia hace que en el siga funcionando cualquier retórica que denuncie una desigualdad que lo ponga en minoridad. Parece un comunista de libro (de hecho en Legends se acaba creando un populismo golpista que recuerda mucho a las ideas de izquierdas; los extremos se tocan). Naturalmente, las conclusiones de Legends, al presentar siempre a los superhéroes como filántropos abnegados, son diferentes a las de las obras de Miller y Moore
Los autores del evento partieron de la premisa de que lo que ha pasado es que los adultos después de los 70 ya no creen en (super)héroes. Por eso se dirigen a los niños. Darkseid, no puedes vencer en el campo de batalla de los corazones de los niños. Una ñoñería que hoy sabemos equivocada. En ese momento no era descabellado apostar por lo juvenil pues Marvel lo petó con Secret Wars en 1984 y con su 2º parte en 1985, un evento dirigido a los niños. Por eso las Crisis, el objetivo de DC era crear un Universo para los niños de los 80 que fuese reconocible para los niños de los 50. Así, lo que tenían que hacer Ostrander y cía era revindicar a sus héroes para pasárselos a sus hijos, pero estos no sólo han dejado de lado los supehéroes, al menos en cómic, sino que han alejado a sus hijos de ellos. Por eso Legends es una obra, además de floja, fallida mientras que las de Moore y Miller, por no estar hechas pensando en los niños, son, además de excelentes, certeras porque percibieron hacia donde iban los tiros. Hoy los que coleccionamos superhéroes tenemos más de 25 años. Escuadrón Supremo se dirige tanto a niños como a adultos. En fin, para los autores de Legends, los superhéroes tenían que seguir siendo virtuosos (curiosamente Ostrander ha pasado a la posterioridad por su Escuadrón Suicida, supervillanos obligados a ser superhéroes), a pesar de todo, por los niños ya que son los únicos que pueden parar el Mal. Para Ostrander y cía los supervillanos camparían a sus anchas sin superhéroes (precisamente por eso no lo de dejan, cosa que sí pudieron hacer en Watchmen pues allí los malos son la gente normal, esto es lo que hace única a la obra de Moore, y por lo tanto, de no hacerlo, quedarían como abusones como se ve en Escuadrón Supremo), y porque son modelos educativos positivos: las historias de grandeza inspiran y mantienen lejos la noche. Quizás por ello los superhéroes actualmente están en decadencia, los niños de hoy, por lo menos los españoles, saben que la grandeza no está en ser un filántropo abnegado sino en dar patadas a un balón. No obstante, en los 80 la huida de los niños del mainstream aún no se había percibido de tal modo que ellos, adultos inocentes-buenos, son los que salvan el día. Pero como el show must go on tras las Crisis en tierras infinitas hay que encontrar otra forma de hacer superhéroes (Escuadrón Supremo es la única obra donde estos no continúan), Legends propone la solución homérica, los dioses no pueden convivir con los hombres (precisamente lo que dispara la magna opus de Gruenwald), parte de nuestro trabajo es mantenernos alejados de la humanidad dice casi al final el Capitán Marvel, el mediador entre niños y adultos pues él es las dos cosas, pues eso evita tanto la adoración, horrible porque eso desde la perspectiva cristiana de la obra es idolatría pues son falsos dioses (una prevención contra el integrismo del fan?) como el miedo-odio. 

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