Revista Cine
Si me está dando por relecturas de algunos libros es simplemente para constatar si todas mis impresiones iniciales son matizadas por esas segundas experiencias. Como si hubiese de comprobar que soy el mismo río o no en el que se bañan esos libros. Leí hace unos cinco años esta recopilación de relatos temporalmente anterior a algunas de sus obras capitales. Lo leí y me gustaron muchos algunos de esos relatos y, en algunos otros, pasé volando ante lo que parecían estructuras poco amigables para el lector. Es Bolaño; así que uno tiene que poner de su parte. Llamadas telefónicas incluye grandes relatos de Bolaño, como el inicial Sensini, precioso cuento en el que no sobra una palabra, pero también algún desvarío excesivo: la extensión de alguno de los relatos de la última parte es excesiva y obedece más al dejarse soltar del escritor que a la finalidad intrínseca de un relato corto que debería ser contar algo interesante sin alargarse ni adornarse excesivamente. Pero en todo caso la balanza se inclina mucho del lado bueno: un cuento como Sensini o el inmediato posterior, el de Leprince, escritor en la resistencia francesa contra los nazis, son, junto a Detectives, muestras del mejor Bolaño, no de un Bolaño que evolucionaba sino de un Bolaño ya maduro. Los libros de relatos son magníficos para hacerse una idea de los mejores niveles de los escritores: libros que pueden llegar a niveles excelentes pero a los que se les perdona deslices. Llamadas telefónicas los tiene, pero son perdonables.