Revista Arte
El estilo es lo que queda casi siempre después de observar frecuentemente a alguien o a algo creado por alguien. La Heurística como disciplina científica tiene una aplicación muy amplia, pero, en Psicología por ejemplo indica la capacidad creativa para identificar problemas, para explicar de forma sencilla cómo utilizar el juicio para solucionar un problema cuando es difícil, o cuando éste nos ofrece una información incompleta. La Heurística es realmente un atajo mental, entre otras cosas para ahorrar energía. Generalmente así actúa la intuición a veces, y funciona en algunos casos; sin embargo, nos puede llevar a errores en los juicios que tomamos sobre las cosas, y lo que es peor, sobre las personas.
Así, en la Historia del Arte, los pintores han sido muy catalogados por su estilo, por esa característica que los hace identificables al pronto. Cierto es que no es generalmente tan sencillo realizar una autoría de una obra artística cuando ésta se ignora. Los expertos utilizan procedimientos científicos para ello. Pero, ciertos creadores tienen una huella marcada en su creación que identificamos nada más verla. Aquí he querido mostrar unos pocos ejemplos de cómo algunos autores han creado en ocasiones obras diferentes a lo que se esperaba de ellos. Lo hacen, son capaces de hacerlo, pueden hacerlo. ¿Nos engañan? En absoluto. Parecen de otros las obras, pero son de ellos. Nos engañamos nosotros.
Con los seres humanos sucede igual. A veces esperamos de los demás lo mismo que creemos saber de ellos. Es como más se han prodigado los demás lo que nos hace generar el juicio inmediato, y nuestro cerebro ahorra caminos y espacio para relacionar acción-imagen-actitud-comportamiento-pensamiento con la esencia única del que lo expresa. Pero no es así. Somos como las obras de Arte, infinitas, indelimitadas, sorprendentes, mudables. Aun así la catalogación sigue siendo la manera en que creemos pensar mejor para ordenar la realidad. Sin embargo, la realidad no es ordenada. Otra cosa es que sus conclusiones lo sean, pero éstas para serlo requieren un estudio mucho más prolijo que el que realizamos, -heurísticamente- brevemente, con la realidad de donde provienen. Los seres humanos no somos unidireccionales, y casi siempre tenemos más razones de la razón que, a veces, nos emiten.
(Óleo sobre tabla, La subasta de madera, 1883, Vincent Van Gogh, Amsterdam; Cuadro El pintor en su estudio, de Rembrandt, 1629, Boston, EEUU; Óleo de Velázquez, Cabeza de Apóstol, 1620, Museo Bellas Artes, Sevilla; Óleo de Sorolla, Árabe con pistola, 1885; Cuadro al pastel, Étretat, Monet, Particular; Óleo de Kandinsky, Grabiele Münter, 1905, Munich; Óleo La Primera Comunión, 1896, Picasso; Cuadro de Dalí, Anochecer, Barracas de Port Lligat, 1953; Óleo sobre tabla, Un Ballestero, del pintor El Bosco, Museo del Prado, Madrid.)
Sus últimos artículos
-
El mundo como dos visiones de la realidad: la subjetiva y la objetiva, o el paisaje como argumento inequívoco de la verdad.
-
El Arte es como la Alquimia: sorprendente, bello, desenvuelto, equilibrado, preciso y feliz.
-
La orfandad interconectada de un mundo desvalido tuvo ya su némesis cien años antes.
-
El amor, como el Arte, es una hipóstasis maravillosa, es la evidencia subjetiva y profunda de ver las cosas invisibles...