Revista Deportes
Para ser torero hay que serlo. Y también parecerlo. La torería es una especie de lengua de fuego, un espíritu torero que inunda con su ardor sereno aquel al que le han tocao las bolitas. El matador de la imagen es Rafael Molina Sánchez, Lagartijo que, como puedes ver lector, irradia una estampa que seduce y sugestiona, que infunde respeto y que por sí sola es capaz de hacernos soñar con una época entera.
Eso es la torería. ¿Quienes de los actuales, soportarán la sentencia de una fotografía, dentro de cien años? Pues eso.