Entre las exposiciones que el MUSAC inauguraba este enero, hemos querido destacar el trabajo de la artista italiana Rosa Barba, una obra integrada en la arquitectura del museo que, pese a su esencia fílmica, se aleja de las concepciones del género para desarrollar un lenguaje cinematográfico que recoge expresiones de otras disciplinas, como la escultura. Así, Barba se permite jugar con los elementos que representan al cine (el celuloide, la luz, los proyectores, etc.) y establecer un equilibrio narrativo sobre tres pilares fundamentales: el propio cine, el sonido y el texto. En ocasiones interactúan, en otras circunstancias funcionan en solitario, como los subtítulos proyectados sin imágenes y los sonidos que se solapan con las proyecciones en busca de una atmósfera concreta.
Rosa Barba propone un cine atípico, onírico, de minuciosa técnica y una clara intención de llegar al espectador por los canales que recorren los sentidos. Una comunicación psicológica disponible en la Sala 1 y los patios del MUSAC hasta comienzos de junio.