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Leopoldo Alas Clarín

Publicado el 03 julio 2022 por Anuska @Msicadesiempre1
Leopoldo Alas Clarín

Leopoldo Enrique García-Alas y Ureña, conocido simplemente como Leopoldo Alas y apodado Clarín (Zamora25 de abril de 1852Oviedo13 de junio de 1901), fue un escritor y jurista español. Catedrático primero en la Universidad de Zaragoza y más tarde en la de Oviedo, se desempeñó como crítico literario en la prensa periódica de la época, desde donde atacó con punzantes artículos a muchos literatos contemporáneos. 

Es conocido por su novela La Regenta (1884), considerada como la obra cumbre de la literatura española del Realismo y la mejor novela en castellano del siglo XIX.


Nació el 25 de abril de 1852 en Zamora, a donde se había trasladado su familia desde Oviedo al recibir su padre, Genaro García-Alas, el nombramiento como gobernador de la ciudad. Leopoldo fue el tercer y último hijo del matrimonio formado por Genaro García-Alas y Leocadia Ureña. Uno de sus hermanos fue Genaro García-Alas y Ureña.

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En la casa se hablaba continuamente de Asturias y su madre, Leocadia, con cierta nostalgia, contaba relatos de aquella tierra de sus antepasados (aunque ella tenía también hondas raíces leonesas). Este ambiente influyó en gran medida en el espíritu del niño Leopoldo, que desde siempre se sintió más asturiano que zamorano, aunque a lo largo de su vida conservó un cariño especial por las tierras que lo vieron nacer.

A los siete años entró a estudiar en el colegio de los jesuitas ubicado en la ciudad de León en el edificio de San Marcos (actual parador de turismo).​ Desde el principio supo adaptarse a las normas y a la disciplina del centro de tal manera que a los pocos meses era considerado como un alumno modelo. Sus compañeros lo conocían con el mote (sobrenombre) de «el Gobernador», por alusión a la profesión de su padre. Sus biógrafos aseguran que esta etapa estudiantil engendró en Leopoldo el sentimiento religioso y el principio de gran disciplina moral que fueron la base de su carácter. En este primer año escolar ganó una banda azul como premio y trofeo literario. La conservó toda su vida y se encontraba entre los objetos más queridos del museo familiar.


En el verano de 1859 toda la familia regresó a Asturias. Leopoldo descubrió con sus propios ojos la geografía asturiana de la que tanto había oído hablar a su madre. Durante los años siguientes Leopoldo se encuentra en libertad por las tierras de Guimarán, propiedad de su padre, donde aprenderá directamente de la Naturaleza y de los libros que encuentra en la vieja biblioteca familiar, donde entra en contacto por primera vez con dos autores que serán sus maestros: Cervantes y fray Luis de León.


El 4 de octubre de 1863, a la edad de once años, Leopoldo ingresa en la Universidad de Oviedo en lo que se llamaban «estudios preparatorios», matriculándose en las asignaturas de LatínAritmética y Doctrina Cristiana. El curso lo terminó con la nota de sobresaliente y con la adquisición de tres buenos amigos: Armando Palacio ValdésTomás Tuero (que fue también escritor, traductor y crítico literario) y Pío Rubín (escritor).

Clarín fue padre de Leopoldo García Alas Argüelles, rector de la Universidad de Oviedo, quien fue fusilado por el bando sublevado en febrero de 1937.​ y bisabuelo del jurista Leopoldo Tolivar Alas. Este último y su hermana, Ana Cristina Tolivar Alas, cedieron en depósito, gratuitamente, al Principado de Asturias, en marzo de 2010, la biblioteca familiar y archivo que conservaban, entre cuyos documentos figura el manuscrito de La Regenta.

Leopoldo Alas fue tío político del médico Alfredo Martínez García-Argüelles, ministro durante la Segunda República, y tío-bisabuelo del también escritor Leopoldo Alas Mínguez, fallecido el 1 de agosto de 2008.


Llegada a Madrid

Después de terminar sus estudios en la Universidad, el futuro Clarín se trasladó al Madrid de la mitad del siglo xix, para hacer el doctorado, alojándose en una posada de la calle de Capellanes. Allí encontró a sus amigos de la capital asturiana, Tuero, Palacio Valdés y Rubín, grupo que se dio a conocer como «los de Oviedo» en la Cervecería Inglesa de Madrid, donde se reunía la tertulia que acabaría alumbrando el Bilis club.

Durante su estancia en Madrid, «los de Oviedo» (Clarín, Pío Rubín, Armando Palacio Valdés y Tomás Tuero) se hospedaron en una posada de la calle de Capellanes. Solían reuniones en la Cervecería Inglesa, establecimiento habitual de tertulias, para su Bilis Club (tertulia literaria y crítica creada durante el primer año de doctorado de Clarín, en 1871 por ellos mismos).


Durante aquel primer curso, Clarín tomó contacto con el krausismo y el liberalismo laico. Años atrás el jurista, pedagogo y filósofo Julián Sanz del Río, que había sido discípulo en Alemania de Karl Krause, había traducido e introducido en España la filosofía del krausismo.​ Como profesor de Filosofía del Derecho ejerció entre sus alumnos tal admiración que les llevaría a poner en marcha un movimiento ideológico intelectual sin precedentes, que culminó con una gran reforma en la educación libre, otros cambios relativos a la sociedad y a la política y la creación de la Institución Libre de Enseñanza en 1876 que, muerto en 1869, el profesor Sanz del Río no llegó a conocer.

En agradecimiento a su labor de europeización y renovación, Sanz del Río, hombre íntegro y religioso, pero considerado como una amenaza al monopolio docente de la Iglesia católica y hereje recalcitrante, fue expulsado de su cátedra por las fuerzas conservadoras, con duras (aunque jurídicamente inconsistentes) campañas orquestadas por sectarios del «neo-catolicismo», una nueva facción ultra propiciada por la reciente encíclica de Pío IX.​ Tal acoso y persecución, a imagen y semejanza de los procesos de la Inquisición, llevaría a una reacción de repulsa contra los estamentos gubernamentales docentes entre los discípulos de Sanz del Río, luego destacados krausistas como Joaquín CostaFrancisco Pi y MargallRafael María de LabraEmilio CastelarNicolás Salmerón y Adolfo Camús. Fue en las cátedras de estos dos últimos donde Leopoldo se reafirmó en su escepticismo filosófico y religioso-tradicional, que luego llevaría al terreno del naturalismo literario. Al acabar aquel año, el propio Clarín comenta que «su espíritu se había fortalecido».


El Solfeo

En diciembre de 1874 termina la Primera República con la caída de Emilio Castelar gracias al golpe de Manuel Pavía. Poco después del golpe, Martínez Campos iniciará la Restauración monárquica en la figura de Alfonso XII, hijo de la destronada Isabel II.

En marzo de 1875, Antonio Sánchez Pérez fundó un periódico con el nombre de El Solfeo. El 5 de julio entraron en su redacción unos cuantos jóvenes, entre ellos Leopoldo Alas. El periódico pasó totalmente desapercibido y ni siquiera fue nombrado por los cronistas de la época. Su director quiso que sus colaboradores tomaran como seudónimo el nombre de un instrumento musical y así fue como Leopoldo eligió el clarín que a partir de ahí sería el alias con que firmaría todos sus artículos. La columna donde escribía tenía el título de «Azotacalles de Madrid» (Apuntes en la pared).

El 2 de octubre de 1875, el escritor firmó por primera vez como Clarín, inaugurando el espacio con el verso que el lector puede ver a continuación. De esta forma Leopoldo Alas entró en la vida literaria de la época y desde su columna empezó a lanzar duras críticas llenas de ironía contra la clase política de la Restauración.

Voy a inaugurar en verso
mis revistas de Madrid,
con un modesto romance
que tenga su retintín;
y voy a decir a ustedes
lo que les quiero decir,
mediante Dios, y mediante
el gobernador civil.

Clarín empieza a gozar de popularidad al mismo tiempo que le llegan abundantes disgustos y bastantes enemigos. Cada nuevo artículo se convierte en un nuevo escándalo, criticado o alabado en las tertulias de la Cervecería Inglesa o del Ateneo de la calle de Arenal. Clarín sigue adelante en su estilo asegurando que «el crítico que dice la verdad no medra» y que el poeta, aunque sea malo, «llega de redondilla en redondilla a jefe de negociado». Junto con esta actividad literaria, continúa con sus estudios, preparando el doctorado.


Revista de Asturias

Aparte del género periodístico, Clarín siente la necesidad de cultivar otros géneros literarios. Félix Aramburu (poeta y notable escritor de Derecho penal), amigo entrañable de Leopoldo era el director y editor en Oviedo de una revista llamada Revista de Asturias. Este amigo no sólo lo animó a escribir otro tipo de narraciones sino que le ofreció un lugar en su propia edición. En el verano de 1876, Clarín escribe sus primeros cuentos y algunas poesías que meses después se irán editando en la Revista ovetense. Con estas colaboraciones el gran escritor fue dándose a conocer.


Doctorado y cátedra

El 1 de julio de 1878 obtuvo Leopoldo Alas el título de doctor en Derecho civil y canónico, con la calificación de sobresaliente. Presentó su tesis doctoral sobre el tema El derecho y la moralidad en cuya edición puede verse la dedicatoria «A don Francisco Giner del Río, su sincero amigo y reconocido discípulo». Es el primer libro de Leopoldo que sale de una imprenta y el único en que no aparece su seudónimo Clarín.

Después de unas largas vacaciones en las tierras de Guimarán, Alas regresa a Madrid para preparar brevemente su presentación a las oposiciones que en el mes de noviembre se celebrarían en Salamanca para cubrir la plaza vacante de la cátedra de Economía Política y Estadística en la Universidad. Los sucesivos ejercicios fueron un continuo éxito para Leopoldo y hasta obtuvo el primer lugar en la terna de opositores. De estos éxitos se ocuparon los periódicos de Madrid y la noticia se dio también en la Revista de Asturias (Oviedo, n.º 40, 5.XII.1878, sección «Ecos y rumores»). Pero hubo un obstáculo grave para el éxito definitivo: Queipo de Llano, conde de Toreno, era por entonces ministro de Instrucción Pública y gozaba de un derecho de elección final del candidato.

El conde de Toreno había sido blanco de las terribles sátiras de Clarín en El Solfeo, cosa que nunca olvidó y desposeyó a Clarín de la cátedra ganada, en beneficio del número dos de la terna de opositores, el señor Mantecón. Leopoldo Alas escribió una carta abierta de protesta al ministro y años después recordaría con amargura estos sucesos escribiendo:

Yo aprendí de ellos (Salmerón y Giner) a respetar convicciones, y el mayor ultraje que me hizo, tal vez sin saberlo, el conde de Toreno, al negarme una cátedra que era mía, fue la implícita sospecha de que fuese yo un libre pensador como el boticario Homais de Flaubert, capaz de apedrear y despedazar con las herejías que a mí se me ocurriesen, el fanal en que guardaran su fe mis discípulos.

Cuatro años más tarde, la Revista de Legislación y Jurisprudencia publicó en desagravio y con todos los honores el trabajo que Clarín había presentado en las oposiciones de Salamanca bajo el título de «Programa analítico de Economía política y Estadística».


El año 1882 fue para Clarín un año de suerte. El 12 de julio pudo leer en la Gaceta Oficial su nombramiento para la cátedra de Economía Política y Estadística, concedida para la Universidad de Zaragoza, y el 29 de agosto tuvo lugar su boda con Onofre García-Argüelles, en la localidad asturiana de La Laguna (valle de Langreo), en el palacio de la familia García-Argüelles.

Leopoldo Alas Clarín

Onofre García Argüelles y García Bernardo, esposa de «Clarín».

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Onofre García Argüelles y García Bernardo, esposa de «Clarín».

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Onofre García Argüelles y García Bernardo, esposa de «Clarín».


Hasta un año después no tendrán los esposos hogar en Oviedo y será en 13 de septiembre 1884 cuando Onofre ofrezca a Leopoldo su primer hijo; Leopoldo, dos años y dos meses después del matrimo­nio. En 1887 nace su segundo hijo Adolfo. En 1890 nace su hija Elisa.

Leopoldo Alas Clarín

Fotografía de su esposa e hijos.

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Fotografía de su esposa e hijos.

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Fotografía de su esposa e hijos.


Leopoldo Alas Clarín

Leopoldo, el hijo mayor de «Clarín».

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Leopoldo Alas Clarín

Adolfo y Elisa, hijos de Leopoldo Alas.

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Leopoldo Alas Clarín

Leopoldo, Adolfo y Elisa, sus tres hijos.

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Al año siguiente regresó a Oviedo como catedrático de Derecho Romano y más tarde se ocupó también de la cátedra de Derecho Natural en la Universidad de Oviedo.


Clarín como profesor

Se decía entre sus contemporáneos que para conocer a Clarín era necesario asistir a su cátedra de Derecho Natural. Según sus propias palabras, era partidario de sugerir a sus alumnos un hábito de reflexión mejor que enseñar una ciencia a secas y no se conformaba con enseñar una serie de preceptos a aplicar en el futuro. Sus lecciones solían empezar con un precepto de Justiniano y continuaba con citas del Quijote o de santa Teresa, para terminar con TolstóiRenan o san Francisco de Asís. Muchos de sus alumnos no llegaban a entender este sistema y acusaban a Clarín de ser un «hueso» (serio, estricto, exigente y por lo general con fama de suspender). Clarín estimaba a sus alumnos cuando eran capaces de entender el espíritu de sus enseñanzas antes que la letra. Tenía un sentido de la justicia muy severo a la hora de calificar y nunca aceptó ni sobornos ni recomendaciones; se le acusaba de carecer de ningún tipo de benevolencia. La cátedra fue para Clarín una gran responsabilidad y una preocupación constante (según sus propias palabras) y se entregaba a ella con toda honradez.


Caciquismo literario

Casi todos los biógrafos de Clarín vienen a estar de acuerdo en este punto: su caciquismo literario, algo tiránico. Desde su retiro de Oviedo llega a hacerse temer y respetar en Madrid y se da a conocer en Europa y en América. Fue un provinciano universal, aunque su ciudad, Oviedo, nunca comprendió su universalidad. Se le consideraba como un hombrecillo nervioso y miope, que daba clases en la Universidad y que por las tardes jugaba al tresillo en el Casino. Los estudiantes lo temían por su severidad y la sociedad lo consideraba un ateo liberal.


Obra literaria

Durante los ratos libres que le dejara la cátedra de la Universidad, Clarín escribía artículos para los periódicos El GloboLa Ilustración y Madrid Cómico. Envía a los periódicos de El Imparcial y Madrid Cómico sus «Paliques» satíricos y mordaces que le proporcionarán algunos enemigos adicionales.

En 1881 se publicó el libro Solos de Clarín, que recogió los artículos de crítica literaria. El prólogo es de Echegaray. Ese mismo año, en el mes de octubre publicó en La Ilustración Gallega y Asturiana el artículo «La Universidad de Oviedo», en el que hace un elogio al claustro restaurado y formado por los profesores Buylla, Aramburu y Díaz Ordóñez, entre otros.

A los treinta y un años de edad escribe Clarín su obra maestra La Regenta. – Wikipedia

Portada de La Regenta (1884-1885)

Portada de La Regenta (1884-1885)



En junio de 1885 salió a la calle el segundo volumen de esta composición del arte literario. En 1886 se edita su primer libro de cuentos con el título de Pipá. En 1889 termina un ensayo biográfico sobre Galdós, dentro de una serie titulada «Celebridades españolas contemporáneas». A finales de junio de 1891, el editor Fernando Fe saca a la luz la segunda novela larga de Clarín: Su único hijo.


En 1892 Clarín pasa por una crisis de personalidad y religiosa en que, según sus palabras, trata de encontrar a su yo y a Dios. Poco después dejó reflejar dicha crisis en su cuento Cambio de Luz, cuyo protagonista Jorge Arial representa al autor y sus preocupaciones, sus dudas religiosas y su escepticismo filosófico. Clarín define a este personaje como «místico vergonzante». En esta época también colabora con la revista Los Madriles.​

En 1894 se despertó su afición por el teatro por influencia de sus amigos la actriz María Guerrero y el dramaturgo Echegaray. Los biógrafos dicen que es un contrasentido en un hombre amante de la realidad y enemigo de la farsa. Por eso su primera obra teatral Teresa (ensayo dramático en un acto y en prosa) es una página real de su propia vida. Se publicó y se estrenó el 20 de marzo, en el Teatro Español de Madrid, en homenaje que se daba a la actriz María Guerrero. La obra resultó un rotundo fracaso, argumentando los críticos que carecía de arquitectura escénica y que tenía todos los defectos de un escritor novato.

Durante los últimos años de su vida, Clarín recibe gran cantidad de ofertas para colaboraciones así como peticiones de autorización para traducir su obra en nuevas ediciones.

En 1900, la Casa Maucci de Barcelona le encarga la traducción de la novela de Émile Zola Trabajo. La retribución es buena y Clarín piensa que una traducción no le dará tanto trabajo como escribir. Pero los tecnicismos y palabras difíciles del escritor francés, unido al perfeccionismo de Clarín hacen que el trabajo se alargue durante meses, agotando la poca salud que tenía en aquellos años. Traduce día y noche para cumplir con la fecha indicada por la editorial, agotado pero contento de poder contribuir en dar a conocer al «pensador más ultrajado de todo el siglo xix».

800px-Billete_de_doscientas_pesetas_de_1980Leopoldo Alas ClarínLeopoldo Alas Clarín

Enfermedad y muerte

Clarín venía con su enfermedad desde años atrás y en los primeros meses de 1901 se sentía ya exhausto. En el mes de mayo viajó a León, invitado por su primo Ureña, con motivo de las fiestas que se celebraron por haberse terminado la reconstrucción de la catedral. En esta ciudad revivió su infancia y fue agasajado y querido por muchas personalidades. A su vuelta comentó: «En León pasé horas verdaderamente felices».

Una vez de vuelta en Oviedo sintió de nuevo y muy cercana su enfermedad. Allí fue acompañado constantemente por su sobrino el joven médico Alfredo Martínez García, que le diagnosticó una tuberculosis intestinal en último grado, enfermedad incurable en aquella época.

Residencia de Leopoldo Alas «Clarín» en Oviedo.

Residencia de Leopoldo Alas «Clarín» en Oviedo.


El 13 de junio de 1901, a las siete de la mañana, murió Leopoldo Alas, a la edad de cuarenta y nueve años. El féretro fue velado en el claustro de la universidad donde acudieron profesores, amigos y familiares del escritor. Al día siguiente fue enterrado en el cementerio de El Salvador.

Sepultura Leopoldo Alas «Clarín».

Sepultura Leopoldo Alas «Clarín».


En Madrid, el escritor Bonafoux (mediocre escritor según Clarín y otros colegas de la época), fiel enemigo hasta la muerte, preparó el artículo necrológico en que añadió estas palabras: «Yo he sido el primero en alegrarme de la muerte de Clarín. En su entierro se escuchó el silencio que se escucha en los entierros de los tiranos».

Ceremonia de inauguración de la plaza con la estatua de «Clarín». Mayo de 1931.

Ceremonia de inauguración de la plaza con la estatua de «Clarín». Mayo de 1931.


EnlaceBiblioteca Virtual Miguel de Cervantes

Obras

Ensayos

  • Solos de Clarín (1880).
  • La literatura en 1881 (1882).
  • Sermón perdido (1885).
  • Nueva campaña (1887).
  • Ensayos y revistas (1892).
  • Palique (1894).

Novelas

Cuentos

Tal vez la faceta de la que menos se habla es su papel como gran cultivador de la novela corta, de relatos y de cuentos, formas que se desarrollan de forma extraordinaria en la literatura europea a partir de la mitad del siglo xix. Entre las obras más destacadas de Clarín se pueden señalar cronológicamente las novelas cortas PipáDoña BertaCuervoSuperchería, de los cuentos y relatos El Señor y lo demás son cuentosCuentos MoralesEl gallo de Sócrates, obra póstuma, y Doctor Sutilis.




EnlaceLibros


  • El libro y la viuda.
  • El oso mayor.
  • El sombrero del cura.
  • En el tren.
  • En la droguería.
  • Medalla… de perro chico.
  • Pipá.
  • Speraindeo.
  • Superchería.
  • Tambor y gaita.
  • Teresa.
  • Un candidato.
  • Un repatriado.
  • Un voto.


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