les portis’Valor de ley’ – Casi, casi

Vaya por delante que hace tantos años que vi la “Valor de ley” (1969) de Henry Hathaway (y tengo una memoria bastante atrofiada, añado) que no voy a caer en el topicazo de comparar ésta con la “Valor de ley (True Grit)” de Joel y Ethan Coen. Queda dicho. ¡Ah! Y otra advertencia: si no la habéis visto, cuidadín que por aquí se escapa algún que otro detalle del argumento. Queda dicho II.

En ambas, eso sí, se narra la misma historia, historia basada en la obra homónima de Charles Portis cuyo guión adaptado es una de las diez nominaciones que atesora la película en cuestión.

Mattie Ross es una decidida joven de 14 años que acaba de perder a su padre asesinado a sangre fría por un tal Tom Chaney que huyó tras cometer el crimen y todavía no ha sido detenido. Dispuesta a que el criminal pague su deuda con la justicia, contrata al federal Rooster Cogburn (que siente tanto apego a una botella de whisky como a su pistola) para que la ayude a encontrarlo.

Los hermanos Coen, que últimamente suelen prodigarse en las galas de los Oscar (véase, por ejemplo, la excelente “No es país para viejos” o el coñazo de “Un tipo serio”), no han faltado a su cita de este año con las diez nominaciones antes mencionadas.

Y sí, “Valor de ley” se deja ver y se deja ver muy bien, pero como me ocurre con las (de momento) pelis que he ido visionando y que compiten por las estatuillas, es otra de las que no acaba de convencerme para ser la gran triunfadora en la madrugada del 27 de febrero.

¡Oh, sacrilegio! ¡Alguien se atreve a cuestionar a los geniales Coen! Pues sí, y es que el ser una gran admiradora de su cine no me impide ser objetiva y reconocer cuando han estado finos y cuando no lo han estado tanto. Un regalazo como es la historia de Portis, debiera haberse convertido en oro fino en manos de los realizadores estadounidenses, pero hay algo que le impide ser una cinta redonda.

Si sólo nos fijáramos en el apartado técnico, Joel y Ethan consiguen el sobresaliente y son unos de los claros favoritos a llevarse los cinco Oscar a los que aspiran dentro de dicho apartado. Maravillosa fotografía, perfectamente creíbles las pintas que se gastan todos los personajes (en especial Cogburn) o un sonido impecable. Hasta ahí están de diez. Otra cosa es el resto, a pesar de Jeff Bridges que, como siempre, vuelve a demostrar el pedazo de actor que es, aunque se le nota cierto deje a lo John Wayne que se le perdona, porque al añorado El Nota se le perdona eso y lo que haga falta.

“Valor de ley” es de esas películas que, al menos en mi caso, no me dejan poso y que sé que se convertirá en un título más en la filmografía de los Coen. Que sé que es una película de factura casi impecable, pero que no ha conseguido que exclamara “joer, qué peliculón”.

Encuentro a faltar mucha más química entre Mattie (una remarcable Hailee Steinfeld) y Cogburn; no me llega a las entrañas ese intento desesperado por salvar a la niña; no me resulta creíble la actitud de Mattie frente al asesino de su padre cuando ambos se quedan solos tras la huida de Lucky Ned (la tensión debería traspasar la pantalla y no sucede así); no me emociona ese final y no puedo evitar que la Mattie Ross adulta me recuerde a la Señorita Gulch de “El mago de Oz”; y, para finalizar (que ya me imagino a hordas de fans de los Coen tirándose de los pelos), echo muchísimo de menos la otrora mala uva de esos dos hermanos y echo de menos que, apoyándose en la obra de Portis, le hubieran dado una vuelta de tuerca a la historia haciéndola más suya, más Coen, más viva. Me saben a poco esos breves chispazos coenianos (me entusiasma la palabra) que veo en el ranger interpretado por Matt Damon o en el casi testimonial Josh Brolin o en la escena de la cabaña. Quién sabe, igual es el efecto “Winter’s Bone” que sí consigue que te revuelvas en la butaca.

No sé que nos depará esa fiesta glamurosa que nos espera dentro de un par de semanas (este año ando de lo más perdida), pero a pesar de todo espero que Joel y Ethan se vayan con alguna estatuilla bajo el brazo, más que nada por no romper la tradición y premiarles el exitazo en la taquilla.

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