Léxico del español
¿Sabes que todas las palabras, como las personas, tienen su historia? Algunas de las que componen el léxico español nacieron en lugares que están muy lejos de donde se utilizan, como Oriente; otras tienen su origen en relatos o leyendas, como es el caso de la palabra ‘eco’, que recuerda a una ninfa de la mitología griega. ¿Quieres conocer más cosas sobre las palabras? Seguro que sí; para ello, empezaremos aclarando lo que es el léxico.
¿QUÉ ES EL LÉXICO? El léxico es el vocabulario, el conjunto de palabras de un idioma. En él se puede distinguir el léxico patrimonial de los préstamos lingüísticos. La mayor parte del léxico español procede del latín hablado durante la romanización (la época en la que los romanos dominaban la península Ibérica), ya que el español procede directamente del latín. Estas palabras son las que conforman el llamado léxico patrimonial. A estas se unieron posteriormente las aportaciones de otros idiomas: el griego, el árabe, las lenguas precolombinas…, que se conocen como préstamos lingüísticos. La ciencia que se ocupa de estudiar el origen de las palabras es la etimología.
CULTISMO, SEMICULTISMO Y PALABRA PATRIMONIAL A lo largo de los años, las palabras sufren modificaciones: cambian algunas letras, pierden otras, etc.; pero no todo los casos son iguales, por lo que, dependiendo de su evolución, las palabras se pueden dividir en tres grupos:
- Los cultismos son las palabras que no han cambiado desde su origen, las que han permanecido invariables: cátedra o lector.
- Los semicultismos son aquellas que solo han evolucionado ligeramente: licencia (licentïa) o mármol (marmor).
- Las palabras patrimoniales o populares son las que han sufrido variaciones fonéticas al pasar del latín vulgar al español: rueda (rota), joven (iuvènis).
PRÉSTAMOS LINGÜÍSTICOS Y NEOLOGISMOS El contacto entre culturas favorece que unos idiomas tomen términos de otros; estos son los llamados préstamos lingüísticos. Los que conservan su grafía original se llaman extranjerismos: byte, pizza, flash; si se hace de ellos una traducción literal, se conocen como calcos: baloncesto (basketball) o fin de semana (weekend). Cuando su pronunciación y ortografía se españolizan, pasan a formar parte del léxico común: fútbol (anglicismo; es decir, que procede del inglés), avión (galicismo, del francés), buzo (lusismo, del portugués), etc. Con los avances científicos y técnicos, surgen objetos o conceptos nuevos que hemos de nombrar. Para ello creamos neologismos (palabras nuevas) partiendo de elementos lingüísticos ya existentes, como prefijos, sufijos, etc., o empleando voces de nuestro idioma a las que damos un nuevo significado: ratón o menú, en informática. A lo largo de toda su historia, el español ha ido tomando numerosas palabras de otros idiomas con los que ha estado en contacto. A continuación encontrarás algunos ejemplos:
- De las lenguas prerromanas (las que se hablaban en la península Ibérica antes de la llegada de los romanos) conservamos algunos nombres celtas, fenicios o cartagineses: zurdo, barro; incluidos muchos de ciudades, como Segovia, Cádiz o Ibiza.
- A través del latín, el griego nos ha aportado prefijos como hipo-, hiper-, poli-, con los que formamos palabras, como hipermercado o polígloto, y voces, como ortografía, filosofía, tragedia, epigrama, tirano o anarquía.
- Entre los siglos III y VI entraron los germanismos, que dejaron palabras como guerra, guiar, guarecer o burgo, que significaba ‘castillo’ y después pasó a ser sinónimo de ‘ciudad’, por lo que forma parte de muchos topónimos, como Burgos, y otras palabras derivadas de esta: burgués, burguesía, etc.
- Durante la Reconquista, el español tomó del árabe muchos términos relacionados con ciencia, agricultura, vivienda, albañilería, objetos domésticos o nombres de ciudades y ríos: álgebra, alquimia, alberca, aceite, alcachofa, mezquita, alcázar, adobe, alfombra, albornoz, medina, Guadalquivir...
- Del italiano hemos tomado palabras vinculadas a la música, el arte y la navegación: romanza, partitura, galeón, piloto...
- El descubrimiento de América nos puso en contacto con las lenguas precolombinas, de las que adoptamos términos como: chocolate, patata, aguacate, chicle, cóndor, zopilote, poncho, hamaca, piragua, canoa...
- El francés nos ha aportado vocablos de moda, perfumes, economía, administración y política: perlé, echarpe, pantalón, peluche, aval, parlamento, burocracia...
- En la actualidad, la mayor parte de los préstamos los tomamos del inglés: software, aerolínea, turista, pijama, fútbol, bistec, cómic, champú...
- El contacto con las otras lenguas hispanas ha favorecido la incorporación al español de palabras del gallego-portugués (morriña, vigía), vasco (izquierda, chabola) y catalán (capicúa, barraca).
- Los cultismos son palabras eruditas, procedentes de las lenguas clásicas, el griego y el latín. Se utilizan en el habla culta, propia de las personas que tienen una sólida formación intelectual y conocen, por tanto, un amplio y preciso vocabulario.
- Llamamos vulgarismos a los usos incorrectos de las palabras, ya sea porque se pronuncien mal o porque se empleen inadecuadamente. Son propios de personas con escasa cultura, incapaces de variar de registro idiomático y cuyo vocabulario es pobre.
- Las jergas son lenguajes especiales que utilizan personas de una determinada profesión para comunicarse entre sí, por lo que sus términos son difíciles de entender para quienes no pertenezcan a ella. Las palabras propias de una ciencia o profesión reciben el nombre de tecnicismos.