Revista Viajes

Leyenda toledana, la esposa del alarife y el puente de San Martín

Por @asturiasvalenci Marian Ramos @asturiasvalenci
Cuenta la leyenda que durante el siglo XIII hubo una mujer, esposa de un alarife, que se obsesionó con un puente que los toledanos llamaban San Martin. Leyenda toledana, la esposa del alarife y el puente de San MartínEra un bello puente de piedra. Sólido. Fuerte, muy fuerte. Ayudaba a cruzar el ancho río Tajo para que los habitantes pudieran tomar los diferentes caminos que llevaban a los montes de Toledo.

¡Sorpresa grata al encontrar diferentes leyendas sobre el mencionado puente!Unos dicen que durante una época de lluvias muy intensa sobre tierras manchegas el Tajo se creció tanto que, al llegar a Toledo, sus aguas irrumpieron embravecidas contra todo lo que encontraron a su paso. Y como siempre ocurre, no fue solamente el gran caudal de río lo que produjo graves destrozos sino todo lo que había arrastrado consigo: restos de árboles, muros, maderas… El Puente de San Martín resultó muy dañado en su estructura central. Tanto, que se partió en dos. Desde aquel momento los habitantes tuvieron que recorrer largas distancias para llegar a los caminos que llevaban al monte. Otros cuentan que no fueron precisamente fenómenos naturales quienes lo destrozaron. Siempre fue más fácil echar la culpa a la naturaleza que al hombre.Algunas leyendas sitúan el Puente de San Martín en la época en que Pedro I y Enrique II luchaban por conseguir la villa de Toledo. Y entre los dos bandos consiguieron destrozar el arco central del puente. Unos, disparando a todo aquél que se atrevía a cruzarlo. Otros, volando parte del puente para que no pudieran acceder a la villa.Los toledanos se volvieron a quedar sin uno de los pasos más importantes de la ciudad para sus desplazamientos y negocios. Tuvo que pasar mucho tiempo para que alguien con suficiente poder económico decidiera que el puente debía construirse de nuevo. Evidentemente, este trabajo no se podía dar a cualquier oficial. Era una empresa muy difícil y arriesgada. 
Esta construcción era fundamental para mantener comunicada Toledo por su zona oeste. Leyenda toledana, la esposa del alarife y el puente de San MartínDon Pedro Tenorio fue el encargado de encontrar al arquitecto perfecto. Buscó entre los mejores profesionales de Toledo y alrededoresMuchos toledanos recomendaron a Juan, un alarife que ya contaba con varias construcciones muy sólidas, funcionales y, a su vez, hermosas.Después de alguna investigación que otra, Pedro llamó al arquitecto. Estaba  dispuesto a ofrecerle este proyecto tan arriesgado. Tras convenir el pago por el trabajo y los plazos, el alarife buscó los mejores oficialespara que le ayudaran en su nueva empresa. Un día tras otro, un montón de toledanos se acercaban al cauce del río para contemplar como trabajaban aquellos hombres. Querían ver como avanzaba desde la orilla una estructura de piedra espectacular. Se sentían muy orgullosos y estaban ansiosos por que llegara la hora de poder cruzarlo para poder admirar la ciudad desde la otra parte del cauce. El puente avanzaba. Lo hacía lentamente. Pero a los ojos de todos iba a ser el más hermoso y fuerte que iba a tener Toledo. Sería un gran orgullo poder mostrarlo a todos los que llegaran a la ciudad.


Leyenda toledana, la esposa del alarife y el puente de San Martín

Sin embargo, a medida que pasaron los meses algo comenzó a cambiar en el ánimo del alarife. Ya no se le veía tan pendiente de sus trabajadores. Mostraba un carácter huraño y muchas veces se le podía sorprender con la mirada fija en el puente.A muchos les inquietaba ver a su arquitecto sentado en la orilla del río Tajo mirando hacia el centro de la estructura.


Leyenda toledana, la esposa del alarife y el puente de San Martín

Era como si estuviera intentando comunicarse con el puente. Seguía dirigiendo su obra pero había perdido todo entusiasmo por su trabajo.Tiempo después el alarife comenzó a estar muy nervioso. Sus salidas de tono empezaron a preocupar a sus trabajadores que no entendían que era lo que estaba ocurriendo. Pero algo imaginaban…Era ese puenteSu mal humor tampoco pudo esconderlo ante su familia. Y aunque sus hijos y su esposa callaban también, imaginaban que algo le estaba sucediendo. Aunque ellos sí que no tenían ni idea cuál era la razón del cambio de carácter.Pasaron los meses. Y la estructura comenzaba a tener forma. Cubierta de andamios de madera se resguardaba de las miradas curiosas y deseosas de todos los que se acercaban para contemplar cómo iban las obras.Una tarde, el alarife, después de echar una última mirada a su puente, regresó a casa y le contó todo a su esposa.Su fijación lo estaba atormentando continuamente. 
El puente estaba mal construido. Se había equivocado al proyectarlo. No existía justa proporción y por eso la estructura no aguantaría si se acumulaba mucho peso encima de ella.
Y ocurriría…...Un día de mercado en el que los comerciantes entraran con sus carros a la ciudad…Ya no había marcha atrás. Se había dado cuenta cuando el puente estaba muy avanzado. Y aunque había ordenado derruir algunas partes para volverlas a construir el problema seguía estando en su arco principal que no guardaba las proporciones justas. -Pero… ¿No existe ninguna solución? ¡Algo tiene que haber! – dijo la mujer desesperada.-No hay ninguna. Llevo meses haciendo cálculos. Mandé que echaran abajo varios tramos para intentar corregirlo. Pero no sirvió de nada. Ese puente se derrumbará. No podrá soportar mucho peso. Ocurrirá alguna desgracia, perderé mi reputación y os llevaré a la ruina.Los días seguían pasando junto al Puente de San Martín. Alarife y oficiales trabajaban sin mucho entusiasmo por terminar su obra.


Leyenda toledana, la esposa del alarife y el puente de San Martín

Y los toledanos comenzaban a impacientarse.Por su parte, la esposa del alarife que no entendía de de cálculos matemáticos ni de elementos arquitectónicos, sabía que la única forma de salvar a su marido y de evitar un gran desastre humano era destrozar el puentePero… ¿Cómo?Una tarde de invierno, mientras alimentaba el fuego del hogar, lo vio… ¡Acababa de darse cuenta qué tenía que hacer con aquel puente…!Así que dejó todo preparado para cuando llegara la noche. Después de asegurarse de que todos dormían en su casa salió a la calle y anduvo sigilosamente hacia río. Evitó la luz de los callejones para no ser vista por nadie que pudiera delatarla...Llegó hasta el puente.Se colocó hacia la mitad de la construcción y sin perder  ni un momento comenzó a empapar de brea todos los andamios de madera que podía alcanzar. Sin pensarlo mucho más, prendió fuego a las teas que había ido colocando entre las maderas del puente. Y todo estalló. Las maderas secas, las teas, la piedra, el puente de San MartinSalió corriendo sin esperar mucho más. Debía llegar a su casa antes que los vecinos se dieran cuenta de que algo pasaba y comenzaran a salir a las calles. Y así sucedió. Pero los toledanos poco pudieron hacer. La construcción de piedra se vino abajo envuelta en una bola de fuego. Tras un gran estruendo, todo había acabado.Cuando el alarife fue avisado acudió de inmediato. Sintió algo muy contradictorio en su interior. Una tremenda carga de conciencia estaba desapareciendo ante sus ojos. Pero por otra parte era el trabajo de muchas personas y de él mismo. Cierta nostalgia ante su creación. Y cierta sospecha también…Aquel lugar fue el punto de reunión de todos los toledanos al día siguiente. Curiosamente nadie pensó que el desgraciado incendio podía haber sido provocado. Semanas más tarde el arzobispo pidió al alarife que volviera a construir el Puente de San Martin. El arquitecto nunca preguntó a su mujer pero estaba totalmente convencido de que algo había tenido que ver con aquel incendio.


Leyenda toledana, la esposa del alarife y el puente de San Martín

Cuando acabó de construir el puente, esta vez con las medidas precisas, mandó colocar la imagen de su esposa en la parte central de la estructura.

Fue una hermosa forma de dar las gracias por lo que había hecho por él y por todos los toledanos. 

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