Aunque ya hemos contado alguna leyenda que unen al santo con el Altorey (la figura de la mora dormida en el techo de la cueva del aceite, que se ve solo la noche de San Juan) hay más, como detalla Pedro Vacas, en el nº 39 de Cuadernos de Etnología.
Dícese que el origen de la ermita es Templario. Cuentan que los caballeros, poco antes de ser aniquilados, enterraron sus riquezas (el llamado tesoro de San Juan), en la base de un risco. El lugar exacto era indicado por los primeros rayos de sol del solsticio de verano. Dicen que este risco bien pudiera ser esta montaña sagrada.
La Fuentetablá es una fuente situada en la falda sur del Altorey que no se seca nunca, ni siquiera en verano. Dicen que las mozas casaderas que querían conocer la cara de su futuro marido acudían a la Fuentetablá al amanecer del día de San Juan. Con los primeros rayos de sol, y metiendo las manos en el agua, aparecía reflejada la imagen del afortunado novio.
Estas leyendas se suman a las que ya contamos y referidas a Prádena de Atienza, que no olvidemos, está situada en la falda sur del Altorey.
Lar-ami
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