Leyendo el juego: Puro Fútbol

Pocas personas fuera del “ambiente” tienen su nombre tan intrínsecamente asociado al fútbol como él. Nunca fue jugador profesional, ni director técnico, ni mucho menos árbitro, pero la sola mención de su nombre está asociada inmediatamente a la pelota, y a su querido Rosario Central. Pocas personas han sabido retratar como él al mundo del balompié y pocas personas han dejado un vacío tan grande al marcharse.

En Leyendo el juego llegó el momento de hablar de Roberto Fontanarrosa. Nacido en Rosario en el año 1944, se convirtió con el tiempo en un ícono de la cultura, creando personajes como Inodoro Pereyra o Boogie, el aceitoso. Escribió tres novelas, cientos de cuentos, miles de historietas y no ocultó nunca su amor por el fútbol, más bien todo lo contrario.

En el año 2000 se cumplió el sueño de sus fanáticos más futboleros: todos sus cuentos relacionados con este deporte, editados en un solo libro. Se llamó Puro Fútbol, y de más está decir que se trata de una obra de antología. Desde el primer relato hasta el último, todos son merecedores de halago, pero hay uno que se destaca sobre el resto, al punto de ser considerado por algunos “el mejor cuento de fútbol jamás escrito”.

  Se trata de 19 de diciembre de 1971, la historia de un grupo de hinchas de Central que, para seguir una cábala, secuestran a un colega de tribuna para llevarlo hasta Buenos Aires y que el viejo no falte al clásico con Newell´s. La historia es fantástica y a la vez real, contada como solo el Negro podía hacerlo.

 Además de estar permanentemente en la memoria de los simpatizantes canallas, Fontanarrosa quedó inmortalizado también en la camiseta del club de sus amores, ya que una creación suya ilustra la vestimenta del equipo que por estos días lucha por volver a Primera División.