¿Qué más tendría que suceder en el gobierno de los hermanos Castro para que Obama comprenda que no tiene mayor enemigo? ¿Qué ha ocurrido en Venezuela que no lo hayan hecho antes los hermanos Castro?
Los desmanes cometidos por la dictadura cubana en este medio siglo, con un líder enfermo de ambición y megaplanes de control a nivel internacional como lo corrobora el historial de Fidel Castro, jamás dieron lugar a una orden ejecutiva como la aprobada por el presidente norteamericano contra el gobierno de Nicolás Maduro.
Cierto es que Cuba no tiene mucho que aportar, diría que nada, a la economía de los Estados Unidos, y en este caso, por supuesto, sí lo tendría el petróleo venezolano. Y si ese es el punto, entonces podríamos olvidarnos de que las relaciones diplomáticas entre la isla caribeña y Norteamérica ayudarán a una apertura democrática para el archipiélago cubano. No hablaríamos el mismo idioma de los Derechos Humanos entre la oposición cubana y el presidente Obama, y lo que se está logrando, según sus intereses, es un restablecimiento de relaciones económicas, una plaza más de negocios para las ventas yanquis.
Realmente me llama poderosamente la atención que al mismo tiempo que el presidente Obama le baja la guardia al régimen de los hermanos Castro, ocurra una vuelta de tuerca a la dictadura venezolana, cuando son los aliados más comprometidos el uno con el otro. Y no acepto esta duda como respuesta porque Castro nunca admitirá una agresión contra Venezuela sin inmiscuirse, que ni en el caso de quererlo, algo descabellado y absurdo a estas alturas, podría lograrlo.
Lástima que la historia solo sea para ser leída en pasado y, por ende, haya que esperar –como televidentes expectantes de un culebrón lacrimógeno– a ver su desenlace. Para algunos, en esa espera, se nos va la vida.
Ángel Santiesteban-Prats
23 de abril de 2015
Prisión Unidad de Guardafronteras
La Habana