Revista Política
He necesitado que pasaran unas cuantas horas para poder asentar todas las imágenes e información que ha generado el asesinato de Muamar Al Gadafi.
Desde el principio de la intervención militar en Libia, desde estas páginas me he opuesto frontalmente a ella. En el apartado "Libia" de este blog he dejado clara mi postura ante esta operación llamada "Odisea al amanecer" que hipócritamente ha escondido el interés de las potencias por el petróleo libio.
Pero hoy no pretendo hablar de esta guerra ilegítima.
Estoy conmocionada viendo estos días, hasta la saciedad, la imágen de Muamar Al Gadafi, semidesnudo, ensangrentado, tirado malamente en el suelo, asesinado con un tiro en la sien, rodeado de los "rebeldes" que con sus fastuosos teléfonos supermodernos hacen fotos de su hazaña...
Conmocionada viendo como la propia Secretaria de Estado Hillary Clinton suelta una carcajada en una entrevista con la cadena de noticias CBS luego de escuchar que Gadafi había sido asesinado.
Conmocionada viendo, insisto, toda esta inmoralidad, corrupción y descomposición de los que dicen representar los valores más elevados de la civilización occidental... no puedo por menos que sentir una profunda angustia, un total rechazo, una infinita indignación.
No quiero hoy hablar sobre Gadafi, ese "amigo de todos", recibido por todos los líderes mundiales, con grandes honores: Aznar, Zapatero, Juan Carlos rey, Sarkozy, Berlusconi...
No quiero comentar hoy aquí, por ejemplo, la colaboración con Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo, permitiéndo al imperio que hiciera el trabajo sucio en su territorio torturando a cualquier sospechoso en esas cárceles secretas de Estados Unidos, como las que también hay en Irak o en Afganistán...
No quiero hablar sobre el dinero libio aportado a la campaña presidencial de Sarkozy, o los dontativos cuantiosos libios a la "impecable" London School of Economic, en época de Blair...
No hoy no quiero hablar de ello.
Hoy sólo mostrar mi infinita ira por la hipocresía, desvergüenza e inmoralidad de las potencias occidentales que en pro de la defensa de derechos humanos atacan un país, apoyan a rebeldes libios que son ni más ni menos que mercenarios pagados por el imperio y por último ríen ante un asesinato de estado.
Lo mismo que Bin Laden. Y es que es más seguro para los intereses occidentales un Gadafi muerto y silenciado que no preso y juzgado, en su caso, por un Tribunal Internacional.
Todas esas personas que ríen y aplauden este asesinato, no se dan cuenta, que cuando el sistema se degrada hasta ese punto, nadie esta a salvo.
Hoy no pretendo juzgar si Gadafi ha violado o no derechos fundamentales de sus ciudadanos. Hoy tan sólo pretendo decir que como demócrata me hubiera gustado que hubiera tenido un juicio con todas las garantías de un estado de derecho. Hoy lamentar la hipocresía de las potencias occidentales a la hora de hablar de "derechos humanos".
Hoy es un día lamentable para los demócratas.