Revista Cultura y Ocio

Libro «Cuadernos. Vol II» de G. C. Lichtenberg en Encuentros de Lecturas

Publicado el 15 noviembre 2016 por Hermidaeditores
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15/11/16

Lichtenberg. Cuadernos II

Libro «Cuadernos. Vol II» de G. C. Lichtenberg en Encuentros de Lecturas
Georg Christoph Lichtenberg.Cuadernos.Volumen II.Traducción de Carlos Fortea.Hermida Editores. Madrid, 2016.
‘Cristianos de mandil.’ Así define corrosivamente Lichtenberg a los francmasones en uno de los fragmentos que forman parte de los cuadernos D y E, que contienen las notas que escribió de 1773 a 1776.
Físico experimental, astrónomo y escritor, Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799) es el prototipo del intelectual ilustrado, del científico humanista y uno de los nombres más relevantes de la cultura alemana. Durante treinta y cinco años fue registrando en sus libretas cientos de apuntes y borradores con observaciones, microensayos y exabruptos, ocurrencias y reflexiones.
Asistemático y fragmentario, el pensamiento disperso de Lichtenberg es el resultado de su talante intelectual más que de una doctrina cerrada. Neurótico e hipocondríaco, su escepticismo radical no mermó su infatigable curiosidad ni su deslumbramiento por Londres, Shakespeare y la cultura inglesa.
Y por eso cada una de sus páginas es una invitación a la reflexión crítica ante la naturaleza, las palabras o los comportamientos humanos. Porque nada escapó a su mirada inteligente, contradictoria e incisiva: la literatura y la historia, la religión y la filosofía, la ciencia y el arte, el cuerpo y el alma, el amor y la muerte, la sociedad o el lenguaje son algunos de los temas universales que suscitaron la atención siempre lúcida y a menudo irónica de Lichtenberg, de quien dijo Goethe que en donde él gastaba una broma había siempre un problema escondido.
Notas de lecturas y pecios, borradores y aproximaciones, estas páginas son un catálogo de perplejidades que hacen compatibles la ironía y la profundidad, la anécdota y el análisis, un catálogo de insultos o la reflexión sobre los límites del lenguaje y del conocimiento, la observación de las leyes naturales y la lucha contra las supersticiones.
No faltan los dardos contra el ignorante: ‘Un maestro de escuela escribe a otro: a esto se le llama nitimur in foetidum.’
Ni su mirada, entre irónica y compasiva ante un inofensivo aspirante a escritor: ‘Suponiendo que un joven que siente el impulso de convertirse en una cabeza original nos escribe un romance o una balada o algo por el estilo, ante lo que cualquier persona razonable se tapa los ojos de compasión por ese joven genio desdichado, ¿da eso pie a extenderse sobre el asunto y darse codazos, intercambiar cuchicheos y risitas, y armar tanto jaleo como si el Papa hubiera tenido gemelos? Si alguien escribe mal, está bien, dejadle escribir. Transformarse en buey está lejos de ser un suicidio.’
Ni el humor: ‘Las cosas más importantes se hacen mediante tubos. ¿Acaso los miembros viriles, las plumas de escribir y nuestras armas no demuestran que el ser humano no es sino un confuso haz de tubos?
Ni las críticas al crítico: "'Me ha dicho que, cuando termina una reseña, es cuando tiene las mayores erecciones."
“Murió convencido de que sería olvidado –escribió de él Juan Villoro-; pero la literatura, como él mismo anotó en sus cuadernos, suele ser más inteligente que su autor.” Por eso lo leyó Kant, y Thomas Mann subrayó estos cuadernos que también frecuentaron Freud, Nietzsche o Canetti.
Con la edición de este segundo volumen, Hermida Editores sigue completando uno de los proyectos más ambiciosos de su espléndido catálogo: la publicación, íntegra por primera vez en castellano, de cinco tomos con los Cuadernos de Lichtenberg.
Santos Domínguez

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