Revista Libros

Libros abandonados en 2012 por E. R.

Publicado el 06 enero 2013 por Barcoborracho

Normalmente dejo de leer libros solo porque me aburren. El año pasado apilé algunos tomos más a la larga lista de los desahuciados; he aquí la lista (varios los olvidé ya completamente).
1. "Doctor Pasavento", de Enrique Vila-Matas: Un escritor es invitado (o se autoinvita) a una conferencia en alguna parte que no recuerdo... Tortuosamente llegué a las 100 páginas. Me desesperaron su verborrea, las citas interpuestas, el personaje, los personajes secundarios, las situaciones narradas, en fin, creo que no hubo absolutamente ni una sola línea que me haya atraído de esta novela (salvo el título y que sea de Vila-Matas). Creo que nunca más en toda mi vida la intentaré releer.
2. "La luz argentina", de César Aira: Una pareja convive en un apartamento entre apagones de luz. No puedo decir que la haya abandonado. La empecé a leer hace unos tres años, a razón de 20 a 30 páginas por año. Creo que voy por la mitad. Alguna vez la terminaré. Me gusta, es divertida, un poco monótona (demasiado), quizá por eso es tan fácil tomar otro libro para usarlo de acompañamiento, y finalmente el acompañamiento resulta más entrañable, etc.
3."Respiración artificial", de Ricardo Piglia: Etc. Es la segunda vez que lo dejo terminado el primer capítulo; anteriormente no llegué a las 50 páginas, hace 10 años. El comienzo es fantástico, luego se vuelve demasiado poco interesante, subjetivamente hablando, con todo eso de la fundación de un país y lo que sea.  Además, es muy tópico, tendencioso, barato. Nada de eso me interesa. Aún no estoy preparado para continuar la segunda parte. Alguna vez será, dentro de otros 10 años.
4. "40 relatos", de Donald Barthelme: el libro se me perdió, ¡pero lo volví a encontrar hace un par de días! El 2 de enero, o el 3, dentro de un bolso viejo. Es absolutamente genial, genial. Para releer cada cierto periodo de tiempo.
5. "Obras escogidas", de Guillaume Apollinaire: Llegué hasta 'Las hazañas del joven Don Juan', novela erótica. Libro extraviado, creo que dentro de mi casa; desazón inconmensurable...
6. "Qué hacer", de Pablo Katchadjian: Se relata, en forma de sueño, variaciones de una misma situación, explicada la estructura más o menos en mitad de la novela. La leí más o menos la mitad, el resto del libro es más o menos lo mismo, todo más o menos, etc.
7. "Las muertas", de Jorge Ibargüengoitia: Ni idea de qué trataba. Creo que había prostitutas y bandoleros, en las afueras del DF, o en un puedo mexicano. No tengo idea por qué lo dejé. Creo que más o menos por la mitad, y estaba bueno, al menos eso creo.
8. "El otro lado del sexo", de Valérie Tasso: La escritora francesa hace aquí un recuento de formas de experimentar el sexo en diversas circunstancias; sadomasoquismo, mirones, abstinencia, etc. Este libro es un gran ejemplo de que la experiencia de campo no garantiza en absoluto la buena escritura. Los temas son interesantes, pero la prosa es una mierda, las reflexiones cursis, el conjunto una porquería total.
9. "Tokio blues", de H. Murakami: etc.
10. "El enrabiado", de Felipe Montes: Un obrero es mordido por un perro al perder su trabajo, le da rabia y mata a todo el mundo a mordiscones. Excelente trama, la prosa inmensamente aburrida. Busqué un resumen salteando páginas, pero no había ninguna. Intenté venderlo en usado pero no me daban por él ni medio libro, así que sigue en el estante, seguramente alguna vez lo retome y deba disculparme por haberlo menospreciado tanto.
11. "Parte doméstico, de Oliverio Cohelo: siguen esperado algunos cuentos. Este caso es particular: como me lo prestaron por tiempo indefinido, me dio por abusar de la indefinición y leer cada tanto un par de páginas.
12. "La soga", de Françoise Sagan: aburrido, solo 10 o 12 páginas, ni idea de qué va, etc.
13. "El fin del camino", de John Barth. Me gustó tanto, tanto, tanto 'La ópera flotante', magnífica novela, de lo mejor que leí en mi vida larguísima de lector haragán, y esta otra novela no le llegaba a los talones (recuerdos de Sharpe, quizá no debí hacer leído a Sharpe), me aburrió, la tiré, pero quizá más adelante la retome.
14. "Surrealismo y sexualidad", de Xavière Gauthier: Este ensayo tiene puntos reveladores sobre la mojigatería de los patronos del surrealismo, pero es demasiado enumerativo, a la larga se vuelve bastante molesto, ¡basta de ejemplos, comadre! Me fastidió y lo uso de pata de una silla, a ver si se le pasa.
15. "Le petite fille de Monsieur Linh": leí unas 20 páginas, y desde la primera línea me dije: así me entreno para leerlo atentamente más adelante. Dulce, encantador en todos los sentidos, pero ya estaba predispuesto a no terminarlo, y no lo terminé. Para más adelante...
16. "Kafka", de Josef Čermák: interesante recuento del parasitismo literario. Pero tiene un humor, ¡este cabrón! Verdaderamente imbancable. Dan ganas de incinerarlo, evidentemente es comprensible que le guste a María Kodama. Me faltaron unas 15 páginas para terminarlo. Sí que le tuve paciencia.
17. "La piel dura", de Fernanda García Lao: cuando más entusiasmado estaba, tomé otro libro que sí terminé, y este fue a parar quién sabe dónde...
18. "Cambio de piel", de Carlos Fuentes: una historia de hombres inteligentes, políglotas, ricos, las mujeres están buenísimas y son un poco volubles, también hipercultas e inteligentes, etc. Escrito en una insoportable tercera persona. Todos los personajes son insoportables, aunque cada tanto el narrador deslumbra, pero hay que arrastrar mucho la vista para alcanzar a ver estos instantes; para leer entre los 16 y los 18, poco antes o poco después de Rayuela, no a los 31.
19. "La invención del mundo", de Olivier Rolin: libro demasiado gordo para transportarlo en los viajes de tren y colectivo, y demasiado pesado para leerlo a punto de dormir, acostado en la cama (un par de veces se me cayó sobre en la cara, espantándome). Sin embargo, es poesía, en casi cada línea, para leer con paciencia. Hoy mismo me aplicaré a un capítulo.
20. "Viento del este, viento del oeste"; de Pearl S. Buck: muy aburrido.
21. "El discurso cinematográfico", de Ismael Xavier: demasiado técnico, pero hiperinteresante, me falta un capítulo. También me falta que me explique algunas cosas que se me escapan...
22. "La niña del pelo raro", de David Foster Wallace. Me falta el último cuento, 'Hacia el oeste, el avance del imperio continúa'. Me aburrió en las primeras páginas este cuento, probablemente haya sido una cuestión contextual. Esta semana lo termino, pues los otros cuentos son magistrales.
23. "Diarios", de Fernando Pessoa: no quiero que termine, es brevísimo, por lo que cada 50 páginas lo vuelvo a comenzar. Me sé de memoria las primeras páginas, aunque no hable de nada interesante.
24. "Las palabras", de Jean Paul Sartre: Autobiografía de la infancia del filósofo. Le tengo un poco de manía a este libro, aunque la verdad me gusta bastante. Pero siempre surge algo que me impide continuar su lectura. Lo retomo apenas pueda.
25. "La felicidad, el erotismo y la literatura", de Georges Bataille: Artículos diversos publicados póstumamente. Demasiada batalla en 2012, queda para este año.
26. "El ser y el acontecimiento", de Alain Badiou: no me queda otra que leer y releer capítulo por capítulo. Apasionante, extrañamente apasionante.
27. "La aventura de las doce sillas", de Illya Ilf y E. Petrov: ni idea por qué lo dejé. Lo retomo rápido.
28. "Roberto Zucco suivi de Tabata", de Bernard-Marie Koltès: vi la representación de la obra hace muchos años y me gustó mucho más que el texto original; aun sí, Koltès es el teatro contemporáneo, una especie de reinvención de Pirandello. No intenté leer 'Tabata'. El texto sobre el teatro me gustó más ('Un hangar, à l'ouest'), pero no lo terminé porque no comprendo muchas cosas, cuestión de ignorancia idiomática; me recuerda mucho Peter Brook, un poco más melancólico, y extrañamente a algunos artículos de Sergio Chejfec, quizá por la prosa, aunque K. es más esquemático... Ya lo terminaré, si puedo, alguna vez.
29. "Lo mejor de McSweeney's", edición al cuidado de David Edggers: llevado a Uruguay el verano pasado. Leí algunos cuentos, pero al volver de vacaciones fue tirado a un rincón, como si se hubiera contaminado de mar y sol, incompatible con Buenos Aires.
30. "Antología del cuento polaco contemporáneo", edición y traducción de Sergio Pitol: misma cuestión de el libro número 29.
31. "La felicidad y el suicidio", de Luís Antonio Villena: ensayo sobre la felicidad, desde una perspectiva filosófico-literaria. Para suicidarse, un espanto.
32. "Teoría de la ambición", de Hérault de Séchelles: un manual para escalar socialmente, escrito por un francés del s. XVIII. Asombroso (aunque con partes intrascendentes), lo sigo leyendo; como un libro de aforismos, lo cual es, dicho sea de paso.
33. "Tadeys", de Osvaldo Lamborghini. Segundo intento de lectura. La primera vez me pareció una novela un poco monótona para continuar leyéndola. Esta vez, me reí destornilladamente por 70 páginas, luego lo mismo: monotonía. Igual, la continuaré de a poquito. Con L. se disfruta la frase, no sé por qué es tan gordo este libro, resulta innecesario su tamaño.
34. "Diario secreto", de Ludwig Wittgenstein: son los diarios de W. durante su participación en la primera guerra mundial. Asombrosamente asombroso, así es W. Todo lo que escribió es santo. En rigor, terminé los diarios, pero me faltan unas 20 páginas de las anotaciones de Isidoro Reguera. Lo termino en la semana.
35. Eternamente sigo leyendo a Proust.
Etc.


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