Revista Cultura y Ocio

Libros encadenados.- julio

Publicado el 31 julio 2012 por Molinos @molinos1282
LIBROS ENCADENADOS.- JULIO
Aprovechando que es el último día de julio, que ya no lee nadie blogs y que me apetece, me voy a cascar un post de libros encadenados de los largos, largos...Solo por el placer de escribirlo.
Empezamos el mes con “Puerto Humano” de John Ajvide Lindquist. Otro regalo de Espasa que me fue entregado con las siguientes palabras “Es un libro raro”. Resulta que el tal Lindquist es el autor de la famosa novela “Déjame entrar” de la que se hizo una peli estupenda danesa (creo) y un remake regulero americano. Ni he leído la novela ni he visto las películas así que no tenía ni idea de qué iba el libro.
Es un libro de terror. Una historia de miedo psicológico con cosas extrañas que suceden en un pequeño pueblo de una isla sueca. El ambiente, los personajes, la tensión y la intriga están muy bien creados y te vas metiendo en la historia tan a gusto...el problema que tienen casi todos estos libros (igual que las pelis de terror) es que al final hay tal follón montando que no hay manera de terminarlo de una manera acorde con el resto. La tensión se palpa, se intuye, se siente, te acojonas...vas subiendo por una espiral de tensión y de ¿qué pasará? ¿Qué pasará? ¿Qué pasará? Y claro…al final llegas y dices...buah...
Es una novela fácil, entretenida, que engancha y con la que se pasa miedo...asi que para la tumbona, la playa, la piscina o el sofá con mantita es ideal.
Pero el mar. El mar es algo completamente distinto. El mar es uno”.
Crónicas marcianas de Ray Bradbury.
Lo primero que voy a decir es: DEJAD DE LEER ESTE POST, COMPRAD ESTE LIBRO Y LEEDLO...y luego ya si os quedan ganas y tiempo volvéis a seguir leyendo.
Con esta recomendación tan entusiasta solo puedo decir lo obvio: me ha encantado, me ha flipado, me ha parecido una pasada y al terminarlo me dejó con esa sensación que sólo las lecturas espectaculares son capaces de provocarte: te sientes huérfano. Cierras el libro en el que has estado atrapada, miras alrededor y dices… ¿y ahora qué? Cualquier cosa que leas después va a ser una desilusión, un chasco...no quieres…te sientes desamparado.
Pues así me ha dejado Crónicas Marcianas, lo que tiene mucho mérito porque es un libro por el que sentía cero interés. Ya lo he dicho miles de veces pero a mí el espacio, el concepto de universo, planetas girando, agujeros negros y cosas de esas, me da pánico, miedo, un vértigo espantoso.
¿Por qué lo he leído? Pues porque un amigo me lo regaló y me dijo: no puede ser que no hayas leído nada de Bradbury y estando en la estantería dijo: ¡¡es mi turno!! ¡¡Es mi turno!!
No tenía ni idea de qué iba aparte de lo obvio: ciencia ficción y Marte. No sabía si era una novela, relatos cortos, no sabía si era de marcianos, de luchitas, si salían naves espaciales...no tenia ni idea. Pero lo cogí y ya no pude dejarlo. Me ha encantado, flipado, estremecido, enganchado. Me ha causado pena, inquietud, vértigo y miedo. Me he relajado y he estado en tensión…y por si todo eso fuera poco, me ha hecho pensar. He escrito mucho en mi cuaderno rojo y he doblado muchas esquinas pero no quiero contar mucho aquí para no destriparlo.
Esa noche había en el aire un olor a tiempo. Tomás sonrío. La idea era divertida. ¿Qué olor tenía el tiempo? El olor del polvo, los relojes, la gente. ¿Y qué sonido tenía el tiempo? Un sonido de agua en una cueva y unas voces que lloraban y una voz muy triste, y unas gotas sucias que caen sobre tapas de cajas vacías, y un sonido de lluvia. Y aún más, ¿a qué se parecía el tiempo? El tiempo se parecía a la nieve que cae calladamente en una habitación negra, a una película muda en un viejo cine, a cien millones de rostros que descienden como globos de año Nuevo, bajando y bajando hacia la nada. Así era como olía el tiempo, como sonaba y qué parecía. Y esta noche (y Tomás sacó una mano al viento fuera de la camioneta), esta noche casi podía tocar el tiempo”
Corred a leerlo.
La Alemania de Weimar. Presagio y tragedia de Eric. D. Weitz. Lo mejor cuando te quedas huérfano después de leer un buen libro, es coger algo que no se parezca ni por el forro y a poder ser de otro género. Y eso hice yo. Había leído sobre este libro en este artículo de Muñoz Molina, lo apunté en mi lista de libros pendientes y me lo regalaron por mi cumpleaños. Y le había llegado el momento.
También me ha gustado muchísimo. Es solo para frikis de la historia europea del siglo XX con querencia por comprender qué llevo al continente a sumirse en dos guerras mundiales en solo 25 años.
A pesar de la guerra y sus desastres, a comienzos de la década de 1920, Alemania podía empezar a mirar con cierto optimismo y alegría de vivir el futuro, los “felices años 20”…sin embargo todo fue un desastre, un desastre que acabó en la IIGM y en la destrucción de la vida de millones de personas, de varios países y de la propia ciudad de Berlín.
Leyendo “La república de Weimar. Presagio y tragedia” uno va sintiendo como los alemanes caminan sin creérselo hacia un abismo…creían que lo peor que les podía haber pasado era la IGM, daban por supuesto su situación, su trabajo, sus ciudades, sus posibilidades, sus esperanzas…
Políticamente la república de Weimar fue un caos. Realmente los conservadores nunca fueron partidarios de la República y básicamente la toleraron, los comunistas tenían que luchar contra la imagen que el comunismo soviético estaba proyectando y lo que llamaríamos centro iba y venía según le convenía. Era un equilibrio inestable de fuerzas políticas, que tuvo que luchar contra una crisis económica provocada por la guerra, una hiperinflación como nunca antes se había conocido y una crisis económica mundial que se cebó principalmente en Alemania que había conseguido salir de la hiperinflación gracias a la inyección de dinero de los bancos americanos. Cuando éstos cayeron con el crack del 29...Alemania entró en una crisis que barrió toda esa seguridad vital y esa creencia en el progreso tanto económico, como social o cultural.
Tengo un post culturetas gafapasta medio escrito sobre este libro...veremos si acabo publicándolo. El libro lo recomiendo, es ameno, entretenido, es riguroso y lo que cuenta se parece tanto a lo que estamos viviendo nosotros que da hasta miedo.
Todos los indicadores económicos positivos del segundo periodo de la R. de Weimar - alta productividad, consumo en alza e innovaciones tecnológicas- sufrieron un grave descalabro durante el invierno de 1929-1930. El hundimiento del mercado de valores en Estados Unidos, en octubre de 1929, provocó una crisis en el sistema bancario que no tardó en dejarse sentir en Alemania, desde el momento en que los bancos estadounidenses reclamaron el pago de los créditos que vencían a corto plazo. La crisis, que comenzó siendo sólo financiera, no tardó en afectar a la producción, y se agravó en cuanto las empresas empezaron a despedir personal, los ingresos estatales disminuyeron y la demanda se vino abajo. A principios de 1932, en Alemania había oficialmente seis millones de parados, aproximadamente un tercio de mano de obra disponible”
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La historia interminable de Michael Ende. Pongo este libro aparte porque realmente ha sido una lectura distinta. En el mes de marzo iba caminando por la calle o conduciendo y estaba en uno de mis bucles cotidianos dedicados a pensar qué podía cocinar para que la cena con laz princezaz no se convirtiera en una tortura diaria de frustración maternal. Recordé que Molimadre nos contaba cuentos, pero deseché la idea porque yo no sirvo para contar cuentos, soy malísima…o a lo mejor es que los cuentos que sé contar no son aptos para menores de edad. Iba sumida en esas frustraciones maternales cuando pensé que si soy buena leyendo, podía intentar leerles un cuento todos los días mientras cenan. Parecía buena idea, algo que les gustara, les entretuviera y las mantuviera comiendo sin casi darse cuenta. ¿Y qué libro escojo? Nada muy infantil, nada de relatos cortos, algo que enganche…y que no sea muy de niños, ni muy de princesas, que haya chicas pero que no sea de amores, que haya batallas y animales, y sitios mágicos…mmm… ¿qué les leo?
La historia interminable.
Era una apuesta arriesgada. Recordaba que a mí me había gustado de canija pero claro, hay cantidad de gente que conozco que se lo mencionas y empieza: pufff que coñazo…no pude pasar de la página 10…puffff...que aburrimiento…
- Niñas...a partir de hoy os voy a leer un libro mientras cenais. - ¿Cómo se llama?- La historia interminable. - Guay...asi nos leerás siempre.
Tenía mis dudas de que funcionara...pero funcionó. Se engancharon desde el primer día, hemos ido leyendo durante estos meses, a veces hemos fallado algunos días porque no cuadraban los planes, otros días hemos leído muchísimo rato porque “mami...acaba el capítulo…” y por fin el otro dia...después de bañarnos en la piscina, tumbadas al sol...lo terminamos.
Ha sido una experiencia increíble. Hemos leído un libro las tres juntas y se acordarán siempre. Y yo he flipado con ellas, con la memoria que tienen, las cosas que preguntan, la capacidad de anticipación para intentar saber qué pasaría a continuación y las dudas existenciales que les ha provocado el libro ( más a M que a C). Ha sido una pasada…veremos qué se me ocurre para seguir con la experiencia.
"Fujur, el dragón blanco de la suerte, cantaba.Muy alto, en el cielo de la noche, describía círculos sobre la Ciudad de Plata y el Lago de las Lágrimas, haciendo resonar su voz de campana. Era una canción sin palabras, la melodía grande y sencilla de la felicidad pura. Y a quien la oía el corazón se le abría de par en par.Eso les paso a Bastian y a Atreyu que, juntos se sentaban en el amplio balcón del. palacio de Querquobad. Era la primera vez que oían cantar a un dragón de la suerte. Sin darse cuenta, se habían dado la mano y escuchaban encantados en silencio. Cada uno de los dos sabía que el.otro sentía lo mismo que él: la alegría de haber encontrado un amigo. Y evitaban estorbarla con palabras"
M por supuesto se ha pedido Atreyu. C se ha pedido ser la Emperatriz Infantil…y quisimos ponerle Fujur o Bastian a uno de los putosperros nuevos pero no coló.
Y con esto y un bizcocho y mis libros me piro de vacaciones.
Norte...allá voy.

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