
Libros malditos, malditos libros sigue la estela del libro de Posteguillo pero se aleja un tanto del populismo de este para dirigirse a un público más bibliófilo y apasionado. No encontraremos así entre sus páginas frecuentes alusiones o referencias a escritores conocidos por el gran público sino que el foco de atención se dirige principalmente al libro, no solo como fuente de entretenimiento y conocimiento sino como objeto de culto y devoción. Con gracia y cierta socarronería haremos un recorrido curioso y muy ameno, de la mano de Juan Carlos Díez Jayo, en el cual los libros malditos, olvidados, fatales, desaparecidos, venerados o inexistentes- de todo hay-, las bibliotecas imposibles, los obsesivos bibliófilos, las encuadernaciones antropodérmicas, los libros indescifrables o indescifrados,... serán nuestro objetivo.
