Revista Cocina

Lichi, rambután y ojo de dragón, tres frutas asiáticas

Por Celiaganzano @Cocinista

De Oriente nos llegan frutas y productos que sorprenden a nuestros paladares. Algunos, por suerte, llegaron hace siglos para convertirse en base de nuestra alimentación. Otros han aterrizado más recientemente y aún están luchando por hacerse un pequeño hueco en nuestras despensas. En este post os hablamos de tres frutas exóticas, que poco a poco se han colado en nuestros platos.

Lichi

Lichi
Comencemos con la más conocida. Seguramente la habréis probado en alguna visita a un restaurante chino y en más de una ocasión estaría en almíbar. Hay que decir que en China, una forma de comer el lichi es en crudo (de noviembre a febrero, una vez han madurado). Este fruto viene de un árbol de origen chino, que hoy en día se cultiva en diferentes países de clima tropical. Está cubierto de una piel dura, que no hace pensar que dentro hay una pulpa tan jugosa. ¡Cuidado al comerla! En el centro cuenta con un hueso duro. Una vez lo tengáis en la boca os recordará a otros sabores como la rosa. Es un ingrediente que encaja en las macedonias de frutas.

Ojo de dragón

Ojo dragón
Otro fruto, con menos fama en nuestras latitudes, es el ojo de dragón. Se parece al lichi en forma y en origen, pero disfruta de un sabor ligeramente distinto. Su nombre se debe a que se parece al ojo de dicho animal mitológico. Es pequeño, con una gran potencia de sabor dulce, pero su aroma no es tan parecido a las rosas como el lichi. Se consume crudo y en almíbar e incluso se usa en sopas.

Rambután

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Quizá sea el menos popular, pero el rambután también pertenece a la familia del lichi. Proviene de Asia, del sudeste asiático, más concretamente de Malasya. Su aspecto es feo, ya que está recubierto de pelos. De hecho se le conoce con el nombre de “lichi peludo” por esta característica. Es pequeño y para descubrir su sabor hay que pelarlo con esmero. Su pulpa es traslúcida y es muy jugosa. En este caso su sabor no recuerda a ninguna flor, sino más bien a las uvas, con un toque de acidez muy interesante. Contiene fibra, vitamina C y un gran aporte calórico. Se puede comer crudo, en ensalada o acompañando a algún dulce.


Lichi, rambután y ojo de dragón, tres frutas asiáticas

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