Revista Coaching

Líder-tiones... 16

Por Antonio J. Alonso Sampedro @AntonioJAlonso

Líder-tiones... 16

Capítulo III - El relato de Davis

(viene de Líder-tiones... 15)... Otra de las pruebas que había convencido a la mayoría de los presentes en la Sala de Vistas se basaba en el testimonio del anciano vecino del piso inferior, que manifestó haber escuchado al inculpado gritar a su padre que le iba a matar, lo que unido a la declaración de la mujer que aseguró haber visto el crimen a través de las ventanas de un tren circulando en ese momento, me condujo a intentar demostrar que con el intenso ruido producido por el convoy era muy improbable cualquier audición con garantías de fiabilidad. No fue fácil, en especial ante la presión que tuve que soportar por las múltiples interrupciones que los demás se empeñaron en provocar, más por boicotear mi razonamiento que por cualquier deseo constructivo de aportar. De todos, nº3 fue quien menos quiso aceptar mi argumentación, entre otras razones por no encontrar ninguna explicación válida que pudiera justificar el interés del testigo por falsear su declaración ante el Tribunal. Pero fue nº9 quien, desde su empatía con aquel declarante al compartir más o menos su edad, le contestó que las personas mayores a quienes nadie presta atención necesitan del protagonismo que situaciones como esta les pueden proporcionar, sin ser muy conscientes de las peligrosas consecuencias que sus actos lleguen a causar. Pese a que nº3 no lo quiso aceptar, esa prueba testifical quedo tan debilitada que ya no se volvió a mencionar.

En aquel instante, por sorpresa y sin que nadie lo tuviese que solicitar, nº5 cambió su voto a la no culpabilidad, lo que interpreté como una inesperada victoria de la asertividad, esa facultad que lleva a convencer sin confundir ni presionar. Mis reflexiones le habían movido a dudar y con él ya éramos tres, abriéndose las puertas para que otros también se lo quisieran cuestionar. Reconozco que, de nuevo, necesitaba algo como esto para continuar planteando con fuerza mis dudas a los demás, que ahora ya eran nueve, un número que confiaba en poder bajar.

Esta variación de voto y la incómoda perspectiva de que otros la pudieran continuar provocó que nº7 volviera a estallar. Creo recordar que hasta me tildó de embaucador exclamando que… “si nuestro amigo escribiese novelas policiacas se forraría” lo cual, tras dos publicadas y con los datos de mi contabilidad, le podría asegurar que no es verdad... (continuará en Lider-tiones... 17).


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